46

1.3K 107 38
                                    

CAPÍTULO 46: SI INSISTES TANTO, ENTONCES SI

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 46: SI INSISTES TANTO, ENTONCES SI.

Aspen

Al fin regresamos a nuestro hogar. Y no regresamos con las manos vacías, hemos regresado con algunas medallas y buenos lugares en varias competencias. Eso me hace feliz, porque ese era el propósito que nos hemos puesto al inicio de la temporada.

—¿Ya leíste el grupo de la familia?—pregunta Camelia.

Si, somos cuatro y tenemos un chat de los cuatro. Que casi ni usamos, pero ahí está por si las dudas.

—Si, nos iremos a casa de Eira.

Asiente.

Y es que nuestras madres nos mandaron mensajes avisándonos que nos esperan con ansias en la casa de Eira.

El viaje ha sido un poco largo, aunque no pesado puesto que hemos cogido el avión ayer en la noche —también hemos tomado unas pastillas para descansar—, por lo que hemos llegado de día. Aunque eso no me quita las ganas de llegar a mi casa y acostarme en la cama todo el día hasta que mi cuerpo aguante.

Cuando terminamos de recoger las maletas, nos despedimos de nuestros compañeros y entrenadores para después dirigirnos —Eira, Camelia y yo— al área donde podemos tomar un taxi para irnos juntos.

—Espero con ansias llegar a mi casa y dormir como oso perezoso—exclama Eira mientras nos subimos al taxi.

—Yo igual, ni siquiera voy a desempacar la maleta. Lo haré hasta mañana—murmura Camelia.

Sonrio al ver que los tres coincidimos en algo: dormir hasta mañana.

El camino del Aeropuerto a la casa de Eira es un poco largo. El chófer nos ha estado preguntando sobre nosotros y como mi hermana y Eira no ven la gravedad de contarle tu vida a un desconocido, empiezan a contarles toda su vida —literalmente, bueno solo las cosas buenas—.

Una vez llegamos a la casa de Eira, vemos que todo está oscuro.

—¿Seguros que les dijeron que iban a estar aquí?—pregunta insegura Eira.

—Eso han dicho en el mensaje—meciono.

—Y yo que no quería desempacar, ahora tendré que buscar la llave de la casa.

Empieza a abrir el cierre de su maleta pero se detiene en la acción.

—Que tenemos una llave de repuesto en una de las macetas—menciona mientras baja del porche y busca la dichosa maceta—, aquí está.

Le quita la tierra y abre la puerta. Todo sigue oscuro una vez entramos por lo que Eira se tropieza conmigo y al terminar en el piso Camelia se ha tropezado con nosotros. Se empezaron a reír mientras me siguen aplastando.

—¿Podían mover sus cuerpos?. Por favor.

Entre risas, Camelia y Eira se quitan.

—Dejen prender de una vez la luz, no vaya a ser que nos caigamos de nuevo.

SO: sobre hielo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora