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CAPÍTULO 22: CAMBIÉ DE OPINIÓN

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CAPÍTULO 22: CAMBIÉ DE OPINIÓN

Aspen

Extraño seguir en la temporada, solo han pasado algunos días y sigo sin tener pareja. Se supone que hoy es el día más esperado, hoy decidiremos qué chica será mi nueva pareja. Aunque tengo miedo porque en algunos entrenamientos no nos ha ido tan bien.

Por lo que estos últimos días he estado frustrado, tanto que mi hermana ya me ha regañado por no convivir con Eira, pero es que nuestra relación ahorita no está en su mejor momento y no quiero que empeore con mi mal humor.

Me encuentro practicando otra vez la rutina, cuando veo a Eira entrar a la pista.

¿Qué hace aquí? ¿Volverá a patinar?

Ignorar su presencia es lo más difícil —siempre lo ha sido— que me ha tocado hacer. Y lo compruebo cuando Tina me llama la atención varias veces por estar distraído.

—Lo siento—comento.

—Siento que Aspen no me está sosteniendo fuerte—comenta Elsa, la chica con la que mejor han salido los entrenamientos.

—Perdón.

Volvemos a repasar la rutina, pero al igual que las veces anteriores, no sale bien.

¿Por que su simple presencia me distrae? Nunca me había pasado esto, siempre que entro a la pista y realizo mis rutinas me olvido de las demás personas y me concentro. Pero en esta ocasión no es así, porque aunque le estoy dando la espalda siento su presencia. No necesito verla para saber en qué parte de la pista se encuentra.

—Chicos, mejor tómense un descanso.

Asentimos y voy por agua. Tina me sigue.

—Haz como si no estuviera—comenta.

—No se de que hablas.

Eso ni yo mismo me lo creo.

—Aspen, los dos sabemos que desde que Eira ha entrado a la pista tu concentración se fue—dice sonriendo.

Es algo que me niego a aceptar en voz alta. No porque me diera vergüenza, sino porque no puedo creer que a pesar de los años sigo preocupándome por ella. Desde que le he pedido su número a mi hermana he estado indeciso en enviarle mensaje, no se como empezar nuestra conversación. No se si reclamarle por haberme olvidado —cosa que mis principios no me dejan, por más que eso me moleste no voy a ser irrespetuoso con ella— o preguntarle sobre cómo ha estado últimamente.

—Eso no me tiene distraído.

—Aspen te conozco como si hubieras nacido de mi vientre, lo peor que puedes hacer no es engañar a los demás sino, engañarte a ti mismo.

Asiento.

—Anda, obsérvala. Sigue siendo la misma niña que no se rinde.

Juntos empezamos a observar a Eira. Tina tiene razón. La Eira que estoy viendo ahora intentar e intentar una y otra vez, es la misma Eira que conocí cuando tenía cinco años. Caída tras caída, se levanta con una sonrisa. Que en lo profundo de mi ser, se que esa sonrisa no es de verdad.

SO: sobre hielo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora