CINCO

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Jimin

Tenía una semana de haber aterrizado de nuevo en su país. Después de dos años tras una apresurada mudanza al otro lado del mundo, de nuevo estaba en su amada ciudad natal, de la que nunca deseó irse.

El motivo de la repentina decisión de su padre para irse al continente americano, fue el temor a un ajuste de cuentas por parte del cártel más peligroso del país. Mismo al que el gran Park Hyung-Bae, logró adentrar en crisis al quitarle la vida al líder.

El apellido Min tenía gran peso en el bajo mundo en todo el país, y su padre lo sabía, así como también sabía que si se quedaban, corrían el riesgo de que la venganza los alcanzara y no quería perder de nuevo a nadie valioso.

Ya no puedo permitirlo.

Fue así como salieron casi huyendo dos años atrás, en cuanto su padre recobró el sentido y pudo tomar la mejor decisión que sentía, en ese entonces, que era la correcta. Poco le importó si todos pensaban que estaba huyendo, con tener el apoyo de la corporación al buscarle un traspaso al otro lado del mundo buscando su integridad física y la de su hijo, tenía suficiente.

—¿En qué tanto piensas, Jimin? No parece que es tu primera noche de reventón después de estar dos años fuera. ¡Despierta! —el mencionado reaccionó al escuchar los dedos de su mejor amigo tronando frente a sus ojos. Esa noche estaba bastante nostálgico y extraño.

—Me gusta estar aquí —aseguró con un leve sonrisa. Su amigo lo observó dudoso; no lo convencía para nada—, es solo que me resulta extraño que después de habernos ido por el temor de mi padre, tomara la decisión de volver así de la nada. Volvimos así como nos fuimos; de manera repentina e inesperada.

Jimin decidió no decir nada de la noche de copas que había tenido apenas al aterrizar en la ciudad. Al llegar se sintió libre y solo ansiaba una copa de vino tinto, en soledad y libre de los cuidados a veces asfixiantes de su padre. Se ganó un gran regaño de parte de su padre por haber salido sin avisarle, pero valió la pena por la noche que había pasado.

—Cuando me llamaste para decir que estabas a punto de abordar un vuelo hacia acá también me tomó desprevenido —dijo Taehyung, recordando la emoción que sintió al saber que vería a su mejor amigo luego de dos años de verse la cara a través de una pantalla—, pero me puse feliz de saber que te vería de nuevo. Es una pena que en tu rostro no haya esa emoción.

—No seas imbécil —Jimin, con una sonrisa, lanzó una pequeña almohada al rostro de su amigo que no tardó en devolverla con más fuerza—. Estoy feliz de haber vuelto… de verte de nuevo, es solo que me siento raro.

—Tengo el remedio perfecto para lo síntomas de rareza —aseguró el castaño con una risa socarrona—, y no acepto una negativa como respuesta. No pienso quedarme aquí encerrado en una noche como ésta.

—¿De que malditas estás hablando, Kim? —el rubio ya sabía por dónde iba el asunto. Observó como su amigo se perdió en su clóset.

—¡Levanta tu perezoso trasero y ponte algo decente! —sacó medio cuerpo del interior causando gracia en el rubio—. Tendremos una noche loca con el alcohol como compañero.

Habemus peda con el VMin razaaaaa

¡Cambio y fuera!

 

Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora