El sabor de su boca era embriagador.
Su cuerpo era apresado entre la fría pared del baño y el cuerpo del pelinegro que lo seguía ahogando en la lujuria de sus besos. Sus manos seguían hechas un puño sobre la tela de la chaqueta del contrario, dejándose llevar por el sendero del desenfreno solo esperando no arrepentirse después.
Sintió como de a poco el beso fue perdiendo fuerza, dejando libre sus labios y pudiendo volver a respirar tranquilo.
—Dios… —un brazo cayó sobre su cuerpo haciéndole regresar a la realidad, dándose cuenta que ya el sol había salido y que tenía una resaca endemoniada—. ¡Tae, me estás aplastando! —quitó el brazo de su mejor amigo de su cuerpo y se giró para empezar a moverlo con brusquedad, buscando despertarlo y obligarlo a hacerle el desayuno.
Un adormilado y despeinado Taehyung abrió apenas un ojo. Se sostuvo sobre su brazo derecho con una mueca en el rostro por los rayos del sol que se abrían paso entre las cortinas guindas de la recámara.
—¿Por qué estás gritando? —se talló los ojos en un bostezo—. Apenas son las… —observó la hora en su móvil—… nueve de la mañana, Jimin, ¿por qué estás gritándome a las nueve de la mañana? Tengo resaca.
—Yo tenía tu brazo encima de mí —se defendió Jimin. Sostuvo su cabeza, arrepintiéndose en el instante por haber abandonado una regla de oro impuesta por el mismo—. ¿Avisaste en tu casa que estarías acá? Si no es así, mi padre se encargará de darte un sermón de una hora sobre las responsabilidades que un joven con universidad trunca debería de tener.
Taehyung rodó los ojos, sabiendo de ante mano que el sermón aburrido lo tendría de una manera u otra; de la boca de su padre postizo o del de sangre. Cualquiera que fuera, no había escapatoria.
—De todos modos ya estoy viendo las opciones para regresar a la universidad —bostezó de nuevo—, y sé que lo haré al menos en este ciclo. Mi año sabático se fue a la mierda.
—Y si no quieres ser tu quien se vaya a la mierda en este instante, más vale que muevas el culo a la cocina porque te toca hacer el desayuno.
—¿De que malditas hablas? —se quejó con la frente arrugada—, yo soy el invitado aquí, no puedes ponerme a cocinar.
—En la última borrachera fui yo quien te hizo el desayuno. ¿Ya no recuerdas el majestuoso menú picante que te preparé para combatir la resaca? —Jimin se puso de pie para dirigirse a la ducha—. Lo menos que espero es una taza de café bien cargado.
A Taehyung no le quedó más remedio que pararse de la cama cuando su amigo se perdió tras la puerta del baño. Caminó hasta la recámara vacía del padre de su amigo para darse una ducha ahí. Por la ropa no había preocupación; le robaría algunas prendas a Jimin.
—Maldita sea —susurró. Las marcas rojas en su cuello delataban la noche loca—. Nota mental; no permitir que me marquen el cuello como si fuera pared de baño público.
Minutos después ambos estaban aseados y medianamente decentes sobre la barra de la cocina, donde ambos degustaban un cargado café obra de Taehyung.
—No puedo creer que aún recuerdes quien hizo el desayuno en nuestra última noche de alcohol —Tae dio un sorbo a su café, haciendo una mueca instantánea al sentir lo caliente sobre su lengua, causando una risa en Jimin.
—Fue la última vez que salimos juntos, Tae. ¿Cómo no recordar?
—Cierto… —el castaño suspiró—… ¿Cómo es que pasaron dos años? Sentí como si hubieran sido diez.
—Me pasó exactamente igual —Jimin observaba el líquido oscuro dentro de su taza, como si la danza circular dentro del objeto fuese una especie de espiral que estaba trayendo sus recuerdos de manera automática—. Todavía recuerdo la primer noche que pasamos allá; lejos de nuestro hogar pero cerca de las posibilidades de sobrevivir a las arriesgadas decisiones de mi padre.
ESTÁS LEYENDO
Cien Balas (Yoonmin)
FanfictionJimin quiere curar a Yoongi. Yoongi quiere curarse a sí mismo a través de la venganza. «Tengo cien balas especiales para un único destinatario» *Historia 100% original nacida en medio del caos que provoca el bloqueo de escritor. ¡Disfruta!