QUINCE

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El día tan esperado se llegó más rápido de lo que todos pensaban.

Jimin sostenía dos cambios de ropa en los ganchillos buscando aquel que le hiciera lucir bien como para su primer día de trabajo.

—¿Cuál me pongo? —observó el espejo y sonrió ante su figura. Asintió al ver la combinación de su pantalón negro y camisa blanca—. Algo clásico pero elegante sin duda —se dijo a si mismo, victorioso por el atuendo.

La cafetería llevaba por nombre Amore Mío, y era de las más populares en la zona por ser nueva y muy elegante. Ahí acudían jóvenes universitarios de acaudalados padres y Jimin vio eso como una buena señal, esperaba llevarse buenas propinas.

—Te ves bien —dijo su padre desde la isleta de mármol, dio un trago a su café y le regaló una sonrisa. Estaba nervioso al igual que su hijo, pero por distintas razones de las que no quería hablar—. ¿A qué hora sales?

—Papa todavía no me voy y ¿ya estás preguntando a qué hora es mi salida? —Jimin se acercó hasta su padre y le robó un poco del café que bebía.

—¡Oye, deja de robar mi café!

—Lo siento, es que ya me voy y no me da tiempo de prepararme uno.

—Pero si ni siquiera has desayunado —arremetió Hyung-Bae—. ¡Jimin no te vayas sin nada en el estómago!

El mencionado, que había salido por la puerta de la cocina, se regresó y tomó una manzana.

—¿Feliz? —le mostró la fruta con una sonrisa.

—Eso no es un desayuno pero peor es nada.

—Adiós papá, te quiero.

Amore Mío quedaba a solo seis cuadras del hogar de Jimin. Decidió caminar porque de todos modos tenía tiempo suficiente. Se detuvo frente a un semáforo y escuchó el sonido de su teléfono.

—¿Si?

Hola Jimin, ¿estás yendo?

Si, Tae —el semáforo se puso en rojo y cruzó la calle con teléfono en mano—. Estoy nervioso pero también ansioso por empezar.

Estoy seguro de que te va a ir muy bien —le tranquilizó—. Recuerda lo que dijo la chica, que tienes todo para llevarte las mejores propinas.

Ambos rieron a través de la línea telefónica y colgaron unos minutos después. Con esa llamada Jimin pudo quedarse un poco más tranquilo y tomar algo de seguridad.

Cuando estaba frente al local sonrió genuinamente y entró.

—Jimin, buenos días —la chica de corto cabello negro le saludó sonriéndole animadamente—. ¿Cómo te sientes hoy? ¿Nervioso?

—Un poco —respondió el rubio—, pero estoy dispuesto a poner todo de mi parte para hacer un buen trabajo.

—Me gustan las personas con disponibilidad —asintió la chica—. Sígueme, te mostraré el área de lockers y el que será tu uniforme que podrás usar a partir de mañana.

Jimin siguió a la chica por un pasillo hasta una puerta al fondo. Entraron y vio la hilera de lockers, no eran muchos, solo los suficientes para seis empleados.

—Este será el tuyo de ahora en adelante —dijo señalando el último—, así que aquí puedes dejar tus pertenencias con la tranquilidad de que estarán seguras. Aquí tienes la llave —extendió su mano y Jimin tomó la pequeña llave plateada.

—Gracias.

—Espero de verdad que disfrutes de tu trabajo y también del excelente ambiente laboral —la pelinegra sonrió. Era una chica muy linda—. Somos como una familia… a veces disfuncional pero una familia al fin y al cabo.

Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora