—Cállate imbécil —el susurro de Jimin causó gracia en Tae quien reía de manera disimulada, observando como las miradas aún estaban sobre ellos—. Te lo contaré todo pero en otro lugar.
—No me voy a mover de aquí sin saber que malditas hiciste, Jimin —la expresión del castaño cambió a una de falso dolor—. ¿Cómo es posible que no me hayas dicho nada? Me siento ofendido —colocó su mano en su pecho—, muy, muy dolido.
—Ya —chasqueó la boca—, deja de lado tus ridiculeces, Tae. Tampoco es como que haya significado mucho para mí.
—Pues tu nerviosismo de hace unos momentos no dice lo mismo.
Jimin observó el rostro de burla de su amigo y sintió ganas de golpearlo de repente. ¿Cómo podía ser tan malditamente obvio? Se pasó la mano sobre el cabello, molesto consigo mismo por tener ese defecto de no controlar sus emociones en situaciones inesperadas.
—Sigue de idiota y no te voy a contar nada, ¿oíste?
La -para nada suave- risa de Tae retumbó en el lugar, llamando la atención de quienes disfrutaban de sus bebidas y ganándose una mirada feroz de quién estaba frente a él.
—Ya, perdón —sus hombros se sacudían levemente por la risa que trataba de esconder pero es que le parecía de lo más gracioso que Jimin se empeñara en hacerle creer que su encuentro con el tipo del bar no era importante cuando su rostro demostraba lo contrario—. Es solo que a mí no puedes engañarme.
—Bueno —Jimin se cruzó de brazos—, ¿quieres saber que pasó o no?
[…]
—¿Entonces ya tienes empleo?
Jimin y su padre estaban sobre el amplio sofá de la sala. Éste último con una cara de sorpresa y un poco de inconformidad al saber que su hijo estaba realmente empeñado en trabajar aún sabiendo que él no estaba del todo de acuerdo en eso.
Y no era por ser egoísta. Hyung-Bae quería mantener a su hijo a salvo de cualquier peligro, y sentía que al Jimin tomar su independencia le haría imposible esa misión auto-impuesta. Además, ¿cómo decirle a su hijo que las amenazas estaban de nuevo ahí, pisándole los talones? ¿Cómo confesarle que estaba pensando en regresar a América de nuevo para tratar de mantenerlo a salvo?
Su hijo se lo había dicho ya; el no tenía miedo de volver.
Pero Hyung-Bae estaba cagado de miedo ante la posibilidad de perder también a su hijo en manos de ese maldito parásito que le había quitado a su esposa.
Pero no solo a ella.
Ese hombre le había arrancado también las ganas de vivir y la confianza de pasear por las calles sin miedo. Solo pensar en salir por ahí con su hijo le daba pavor, y lo único en que pensaba era en la paranoia de ver a su hijo sin vida por culpa de la venganza.
Algo que llenaba de ira a Hyung-Bae era el hecho de que estaba luchando contra un fantasma. No conocer el rostro de la persona que estaba pisándole los talones amenazando su vida y la de su hijo era lo más jodidamente ridículo; no sabía de quién cuidarse. Eso le jodía todos los días porque, por más que investigaba, no lograba dar con pistas que le indicaran a ciencia cierta quién estaba detrás de él.
Pero todo estaba por cambiar.
Una vez en su puesto, lo primero sería iniciar una ardua investigación para dar con el rostro de su peor pesadilla. Esa era su meta inicial y más importante.
—Voy a trabajar en una elegante cafetería a la que fui con Tae hoy —dijo el rubio con emoción—. Conseguir el empleo fue algo fácil, la tipa dijo que tenía el perfil necesario para atraer a las abejas a la miel.
Hyung-Bae fijó la mirada en su hijo quién parecía bastante emocionado por su nuevo empleo, aunque algo inocente por las palabras de aquella mujer que lo contrató. Los comentarios sobre lo apuesto de su hijo era algo que a menudo escuchaba, y más en su tiempo en América que le insistían tanto para que audicionara para firmar contrato con una agencia de modelaje.
Hyung-Bae siempre se negó.
No fue por egoísmo; el miedo abundaba en él aún sabiéndose lejos del peligro.
—Entonces supongo que no hay nada más que hacer.
—Por supuesto que sí hay algo que hacer, papá —los dos se vieron a los ojos; Jimin rogando que su padre no se opusiera y Hyung-Bae inundado en miedo—, que me apoyes. Es lo único que te pido.
—Tienes mi apoyo, chaparro. Siempre lo tendrás.
Después de eso, Hyung-Bae regresó a la oficina y Jimin se quedó organizando sus pensamientos. El día siguiente era su debut como mesero y no había nada en el mundo que le llenara de tanta emoción como eso. En el fondo sentía que era una prueba, pues desde el fallecimiento de su madre se había vuelto un poco retraído, y en ocasiones le costaba trabajo hablar hasta con su padre. Todo eso estaba cambiando poco a poco, aunque las pesadillas aún lo atacaban en las noches, sentía que lentamente estaba ganando terreno contra su pasado oscuro.
—¡Jimin, abre la puerta! —la voz bastante conocida le hizo ir hacia la puerta. ¿Por qué estaba ahí de nuevo?
Abrió la puerta y estalló en risas al ver a Taehyung con un mandil estampado de uvas y naranjas.
—¿Por qué traes eso puesto? —indagó aún entre risas—. Y sobre todo, ¿por que estás aquí si hace poco menos de tres horas nos vimos?
Tae puso su típica mueca de falsa ofensa y empujó con dramatismo a su amigo para entrar a la casa. No quería que los vecinos lo vieran hacer el ridículo, aunque había fallado en el intento pues la vecina veinteañera se había reído un poquito de él segundos antes.
—¿Por qué te ríes? Así vas a andar mañana llevando café a las mesas de los niños de papi de la cafetería.
—Pero me van a dejar jugosas propinas —se defendió Jimin con una sonrisa triunfal—. Se perfectamente bien que debo ser atento y tendré segura una propina decente.
—¿Por qué suenas como un sinvergüenza y descarado?
—¿Qué?
—Si —se rascó la nuca—, es qué suenas como si fueras a usar tus encantos para conseguir buenas propinas.
—¿Eso sería como prostituirme o algo así?
—¿Por qué te vas a los extremos? —se quejó Taehyung—. Pero si —asintió—, si sería como eso.
—Va a ser muy entretenido trabajar ahí.
💜
Jimin mesero, mi debilidad, comodequeno.
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Cien Balas (Yoonmin)
FanfictionJimin quiere curar a Yoongi. Yoongi quiere curarse a sí mismo a través de la venganza. «Tengo cien balas especiales para un único destinatario» *Historia 100% original nacida en medio del caos que provoca el bloqueo de escritor. ¡Disfruta!