Hay una frase popular que cita: si piensas en venganza, siempre cava dos tumbas.
Yoongi escuchó esa frase en algún momento de su vida pero nunca le tomó importancia. La veía sin sentido, hasta ese momento.
—Tengo que enfocarme —susurró. Se levantó y caminó hasta esa caja fuerte que se encontraba detrás de un hermoso cuadro que adornaba su pared. Tecleó el código y abrió la puerta para sacar ese regalo de su padre que aún guardaba—. Aquí estás —lo puso sobre su escritorio y lo acarició.
Al hacerlo sentía a su padre cerca. Ese maletín y lo que guardaba dentro representaba la cercanía de su padre, y también una promesa sin fecha de vencimiento.
Habían pasado pocos días desde que se vio con su novio. No hablaron porque se dedicaron a tener sexo, después de todo era algo lógico si llevaban una relación oficial y encima él se había ido por algún tiempo, así que decidió complacer a su pareja y así no despertar alguna sospecha por su parte.
—Este maletín representa la misión más importante que tengo en la vida, papá —lo abrió y acarició el arma que descansaba en el estuche junto a las cien balas expansivas—. Voy a cumplir lo que te prometí aquel día, no importa qué, lo haré aunque me cueste la vida —su teléfono anunció una llamada entrante y respondió—. Hola, bebé —la nerviosa voz de Jimin llamó su atención y escuchó atento—. ¿Hablar? —jimin le respondió y asintió—. Yo estoy dispuesto a esperar a que estés listo, amor, no debes preocuparte por eso… está bien. Te veo en un rato.
Siguió acariciando el arma y sonrió victorioso. Las cosas estaban mejor de lo que pensaba.
—Parece que voy a conocer otra parte de la historia hoy, papá.
Yoongi ingresó a su departamento una hora antes de que se llegara la hora pactada para su encuentro con su novio. El menor no conocía la mansión de los Min, y no estaba en los planes del pelinegro porque si eso pasaba, solo podría significar dos cosas; haber sido descubierto o haber llegado a la culminación de su plan.
Lo primero no iba a pasar jamás.
Entró con pereza con la idea de limpiar el lugar, llegando a la conclusión de que no sería necesario puesto que el lugar estaba impecable. Siempre se mantenía así al estar prácticamente abandonado, siendo ocupado solo cuando Yoongi se encontraba con su novio. Suspiró y se tiró sobre el sofá, analizando ese tema que Jimin deseaba tratar con él y que no podía esperar. Decidió entrar a su recámara para darse una ducha y cuando menos pensó, el timbre fue tocado. Revisó su teléfono para ver si Jimin le avisaba que llegaría más temprano, y fue grande su sorpresa al ver que llegaba justo a tiempo, tan puntual como era siempre.
—Que puntual —mencionó Yoongi revolviendo su húmedo cabello. Sonrió para su novio y este le regresó el gesto—. Pasa por favor.
—¿Estabas ocupado? —preguntó el rubio observando que recién salía de la regadera, acercándose a darle un beso en los labios. Su aspecto relajado le hizo sonreír.
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Cien Balas (Yoonmin)
FanfictionJimin quiere curar a Yoongi. Yoongi quiere curarse a sí mismo a través de la venganza. «Tengo cien balas especiales para un único destinatario» *Historia 100% original nacida en medio del caos que provoca el bloqueo de escritor. ¡Disfruta!