TREINTA Y SEIS

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—¿Estás seguro de esto? —Yoongi subió al auto donde Jimin le hacía compañía en el asiento de copiloto. El menor asintió y le sonrió—. ¿Completamente seguro?

—Te digo que si —dijo divertido. Le causaba mucha gracia ver a su novio un poco nervioso—. Ya lo conociste antes, no en las mejores circunstancias, pero lo hiciste. No puede ser tan malo si te invitó una taza de café.

Yoongi sonrió al recordar aquella noche en que llevó a un enojado Jimin a casa de su padre para arreglar cualquiera que fuera el problema que había entre ellos. El plan resultó bien y no fue tan malo conocerlo después de todo.

—Oye, esto es distinto —se quejó el mayor—, en aquella ocasión estaba haciéndola de mediador entre tú y tu padre y la atención no estaba enfocada en mi.

—Si lo estaba. ¿Recuerdas todas las preguntas que te hizo mi padre antes de darte la mano y decirte que habías pasado la prueba.


Un mes antes.


Yoongi estaba sentado en el sofá al lado de su novio con la mirada de Hyung-Bae encima, penetrando hasta la profundidad de su oscura alma. Temía que con solo verle a los ojos supiera sobre sus reales planes.

—Entonces, Yoongi, ¿cómo se conocieron tu y mi rebelde hijo?

Yoongi estaba por responder cuando su novio se le adelantó y tomó la palabra antes de cualquier cosa. Una mentira piadosa no iba a dañar a nadie.

—Nos conocimos en la biblioteca —la cara de Yoongi se contrajo en una mueca de extrañeza. ¿Qué estaba haciendo ahora su loco novio?—. ¿Verdad, Yoongi? A él le gusta leer tanto como a mí, seguro que puede recomendarte libros si lo necesitas.

¿Qué?

Yoongi en su vida había tocado un jodido libro por mero gusto, a menos que fuera sobre arte, pero de eso había pasado muchísimo tiempo ya. Solía ser aplicado en su tiempo de escuela, pero tanto como leer, definitivamente no.

—¿En serio? —Hyung-Bae lucía como alguien que definitivamente estaba tragándose el cuento.

—Por supuesto, señor Park. Mi padre tenía también el buen hábito de la lectura y de niño acostumbraba a regalarme libros.

¿Su padre leyendo? ¡Ja!

—Vaya, me gustaría conocerlo en alguna ocasión…

—Está muerto, señor Park, eso será imposible.

Jimin miró el rostro calmado de su novio y sintió horrible de pensar en que había pasado tanto tiempo de la muerte de su padre que ya estaba acostumbrado a hablar de ello sin mostrar alguna emoción negativa. No se imaginaba a él en su lugar.

—Dios, lo siento tanto, no tenía idea de ello, Yoongi. Perdóname, de verdad no era mi intención hablar de un tema delicado pa…

—No se preocupe, usted no sabía nada de ello. Esta bien.

Por un momento imaginó el momento en que haría eso de nuevo; pedirle perdón por la muerte de su padre, pero en la próxima ocasión se encargaría de hacer el escenario distinto; uno donde estuviera de rodillas frente a él, lleno de golpes, posiblemente encadenado de algún lugar y suplicando por morir de una vez.

—Yoongi ha sido muy fuerte —habló Jimin esa vez. Tomó la mano de su novio y le sonrió. Solo ahí Yoongi pudo respirar y tragar el nudo incómodo lleno de ira que tenía en la garganta.

—Mi padre decía que una copa de un buen vino se lleva el mal sabor de boca —Yoongi vio con curiosidad al padre de su novio. Este le sonrió—, yo no voy a ofrecerles alcohol pero si una taza de café, ¿quieres Yoongi?

El mencionado sintió los brazos de su novio rodear su cuello aún estando sentado sobre el sofá, también pudo escuchar su risa y ver sus ojos convertidos en dos lindas y finas líneas por cerrar los ojos al sonreír y no pudo hacer nada más que asentir.

El hombre llegó con tres bonitas tazas de café y antes de dar el primer trago llegó otra pregunta.

—¿A qué te dedicas?

No cometió el mismo error dos veces.

—Soy co-propietario de una cadena de bares.

—Mi bar favorito —dijo Jimin con evidente orgullo para luego beber un trago de su café.

—¿Y están seguros que se conocieron en la biblioteca? —ambos chicos se vieron a los ojos.

—Por supuesto que si, señor Park. De hecho primero peleamos por un libro que los dos tomamos al mismo tiempo.

—Y yo gané —Hyung-Bae sonrió al ver la actitud de su hijo. Realmente ese joven le hacía bien.

—¿Ah si? ¿Y qué libro era?

—Coraline y la puerta secreta —respondió Yoongi de inmediato antes de que su novio abriera la boca.

Época actual.



Jimin abrió la puerta del departamento de su padre y dejó entrar a Yoongi primero. Si a la mera hora se arrepentía y quería huir él podría evitarlo. De todos modos no entendía porque se resistía a ir a la cena que su padre organizó si semanas antes hablaron tan cómodos.

—Siéntate mientras voy por algo de beber.

El mayor asintió y vio como Jimin se perdía detrás de la puerta de la cocina. Iba a sentarse pero una serie de fotografías que reposaban sobre un mueble de madera oscura llamaron su atención. Caminó con sigilo hasta el mueble y apreció cada retrato que adornaba el espacio. Había una de Jimin de algunos siete años sosteniendo un lindo cachorro, otra de Hyung-Bae con un Jimin adolescente en un bote de pesca, otras del matrimonio cuando eran jóvenes y algunas más de Jimin con reconocimientos de aprovechamiento escolar. Se paseó por todo el mueble admirando la belleza de su novio cuando una fotografía al fondo le hizo acercarse; era una mujer muy bella con los ojos de Jimin y supuso que era su madre mucho más joven de lo que las demás fotos mostraban. La miró por unos segundos más antes de que la voz del rubio lo asustara.

—Mi padre dice que está un poco retrasado —su voz se escuchó desde detrás de la puerta pero en cuestión de segundos lo vio atravesar ésta con algo en las manos—, ya sabes, cosas del trabajo.

Para ese entonces Yoongi pudo sentarse sobre el sofá sin evidenciar que estaba hurgando en los recuerdos de los Park.

—Nunca me has dicho en qué trabaja tu padre —aceptó la lata de soda y se permitió relajarse un poco.

—Pregúntaselo esta vez tú —dijo divertido—. Ahora te toca a ti hacer las preguntas si quieres.

—Estoy nervioso, no podría.

—¿Así que estás nervioso? —Yoongi ya conocía muy bien esa mirada. Lo vio dejar la lata en la mesita de al lado y acercarse peligrosamente—. Bien, tratemos de relajarte un poco.

No hizo nada cuando Jimin se subió encima suyo para besarlo como si de eso dependiera su vida, y tampoco puso resistencia cuando empezó a moverse suavemente, con delicadeza casi mortal.

—No hagas eso —pidió el pelinegro inclinándose un poco más para cerrar la poca distancia que había entre sus cuerpos—, no ahora que no podemos terminarlo.

—Yo no estoy haciendo nada —el menor dejó su boca para crear un caliente camino de besos por su cuello. Yoongi escuchó su suave risa burlona y apretó con mas ímpetu su cintura.

—Con solo existir me provocas —lo sostuvo de la mandíbula cerca de su boca y cuando se vieron a los ojos sintió una extraña emoción recorriendo su cuerpo. Se alejó de repente, dejando a Jimin extrañado.

—¿Qué pasa? —se rio pero fue una risa nerviosa. Se sentó a su lado con las piernas cruzadas sin entender nada—. ¿Qué te pasa, Yoongi?

—Nada —respondió—, es solo que tú padre llegará en cualquier momento y no creo que le agrade la vista de su dulce pero rebelde hijo montado sobre su novio.

El rubio soltó una sonora carcajada y el sentimiento extraño invadió a Yoongi de nuevo. ¿Qué malditas le estaba pasando? Sabía que el chico le gustaba porque era jodidamente atractivo, pero solo eso.





💜
Que me acabo de dar cuenta que me salté algunos capítulos 😭
Es que hubo un tiempo que me quedé sin internet y debía escribir en word con el modo sin conexión y no podía cambiarle el nombre al archivo, así que me hice bolas jajsksjs




Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora