VEINTITRÉS (2da parte)

56 8 0
                                    

Su cuerpo estaba en llamas.

Yoongi le besaba como si fuera a ser el último beso; con pasión y deseo desmedido que solo provocaba una extensa ola de calor por cada rincón del rubio.

—Yoongi, espera…

Estaban en un baño y aunque a Jimin le importaba un carajo el lugar, tenía que admitir que empezaba a fantasear con algo más delicado, por no decir romántico. Porque aún no estaba listo para asumirlo, era muy terco.

El mayor guio al rubio hasta el área de lavamanos. Con sumo cuidado le ayudo a sentarse en un espacio sin dejar de lado sus labios. La oportunidad estaba ahí y no pensaba desaprovecharla. Ya no podía.

—¿Qué pasa? —preguntó curioso. Jimin le rodeó la cintura con sus piernas y afianzó el agarre en su negro cabello, disfrutando los suaves besos que daba entre palabras—. ¿Estás dudando? Si es así, solo dímelo —dio un último beso y mordió el labio inferior enviando al menor una ola de excitación que le recorrió el cuerpo entero en un solo segundo.

En Jimin no había espacio para dudas. Para ese punto se preguntaba la razón por la que no habían llegado al punto de los encuentros sexuales si su relación sin etiqueta nació precisamente por la tensión sexual entre ambos. Resultaba algo extraño e inquietante hasta que llegaban a su mente las palabras de Yoongi diciéndole que realmente estaba interesado en él y buscaba algo serio. Desde esa ocasión en que acordaron tener algo libre no tocaron el tema de nuevo y era algo que Jimin agradecía en el fondo.

—Jimin —le llamó el pelinegro al ver que guardaba silencio—, dime qué pasa. Dímelo ahora porque quizá después no quiera detenerme.

—No… —susurró contra su boca. Yoongi detuvo sus expertos movimientos y miró al menor—. No quiero que te detengas.

Yoongi no atinó en evitar esa sonrisa triunfal que decoró su rostro. Jimin lo observó y prefirió ignorar esa molesta sensación dentro de él. Sexo, eso era. Solo sexo.

Entraron al cubículo del fondo que también era el más espacioso. Sus cuerpos ardían ante el mínimo roce y esa sensación tenía a Jimin al límite. Debía aceptar que nunca nadie le provocó eso antes a pesar de que era alguien con experiencia sexual. Sus encuentros se basaban en eso; encuentros casuales y solo eso. No había segundas oportunidades y mucho menos algo formal.

El cuerpo del menor fue acorralado contra la pared del baño y no luchó por guardar esa sonrisa lasciva que solo dejaba ver lo caliente que se encontraba. Yoongi le comía la boca y el no ponía resistencia alguna.

¿Quién lo haría?

Las manos del mayor viajaron hasta sus glúteos apretando hasta acercar sus cuerpos en su totalidad, haciendo a Jimin liberar un gemido que tenía tiempo luchando por salir. Mientras la boca de Yoongi recorría su cuello con besos húmedos, sus manos se dirigieron hasta el borde de su pantalón, abriendo el cinturón para después liberar el botón y darle a Yoongi la señal que quizá estaba esperando. El mayor imitó la acción del rubio y desabrochó también su pantalón, tomándose la libertad de acariciar la entrepierna de Jimin sobre su ropa. Los gemidos en su oído solo servían para provocarlo, y Yoongi no quería esperar más.

—Ven —lo llevó hasta el inodoro con una sola idea en la mente. Su boca en ningún momento abandonó la del menor. Deslizó sus pantalones hasta los tobillos y se sentó sobre la tapa jalando a Jimin sobre él.

El cuerpo del rubio empezó a moverse sobre él con especial delicadeza. Sus bocas estaban unidas en un beso sin fin en el que sus lenguas jugaban e incendiaban sus cuerpos al mínimo roce. Yoongi tomó el miembro de su víctima en su mano para empezar a moverla de arriba hacia abajo con un ritmo marcado por lo caliente del momento, y Jimin se separó de su boca para llevar sus labios cerca de su oreja dejando libres esos gemidos que tornaban el ambiente aún más caliente.

Buscando por fin sentirse unidos Yoongi sacó de su chaqueta un preservativo y con movimientos casi imperceptibles lo colocó rápidamente. Seguido de eso Jimin tomó el miembro alineándolo y haciéndolo entrar poco a poco. Dolía, si, pero era tanta la excitación que no deseaba perder más tiempo. Gimió gustoso cuando entró por completo y aún más cuando sintió las pálidas manos sostenerle de la cintura mientras se unían en un salvaje beso en lo que el dolor pasaba un poco.

—Sigue —pidió el menor en un susurro, mismo que fue sustituido por un gemido cuando Yoongi le impulsó para de nuevo meter por completo su miembro.

Cuando el dolor fue reemplazado por olas de placer Jimin era quien llevaba el ritmo de las estocadas. Se movía de una manera experta y le regalaba Yoongi la imagen más erótica jamás observada al verlo frente a él sosteniéndose de sus hombros con los ojos cerrados y la boca entre abierta, siendo llevado al mismo infierno envuelto en placer.

Dentro de ese cubículo no habían más sonidos que los gemidos eróticos de Jimin y los jadeos bajos de Yoongi. Chasquidos de labios y roces de lenguas que elevaban la temperatura y llevaban al límite ambos cuerpos que con unos certeros movimientos, estaban llegando al clímax del orgasmo más profundo experimentado en mucho tiempo.

Yoongi quedó enteramente satisfecho.

Jimin quería más, y eso le asustaba.





💜
Mientras tanto, Nam en algún lugar privado de la libertad mientras su captor se anda coshando al nene de su jefe👁️👄👁️

Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora