DIECISIETE

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Cuando llegó el fin de semana Jimin se debatía entre ir o no al bar al que Tae tanto amor le tenía. Si iba, sentía que estaba siendo demasiado regalado, muy fácil, por decirlo de alguna manera. Pero por el contrario, tenía esa chispa de incertidumbre por saber que buscaba ese tipo al que ya había besado en varias ocasiones. Él tenía muy claro su modo de ver las cosas que no había cambiado en lo absoluto desde que decidió que así fuera; no estaba interesado en las relaciones formales, y lo único que él podía ofrecer al chico del bar, y a cualquiera, era solo una amistad, o en su defecto y si ambos estaban de acuerdo, una amistad con beneficios. Así nadie salía herido de ningún modo.

Según él.

—¿Vas a salir hoy? —Hyung-Bae tomó asiento con plato en mano al lado de su hijo donde jugaba con el tenedor en su comida—. Lo digo porque Tae estuvo llamando insistentemente y dijo que no le respondías el teléfono ni los mensajes.

—Esta apagado —respondió—, lo tengo cargando.

—¿Estás bien? —el mayor al ver el semblante serio de su hijo se sintió preocupado. Temía que su trabajo tuviera algo que ver pero a pesar de insistirle que no era necesario, Jimin seguía con su terquedad—.¿Tienes algún problema en la cafetería?

Jimin soltó un suspiro y dejó de picar la comida que apenas había probado. Se sentía nervioso pero no lo suficiente como para contarle a su padre sobre el tipo del bar. De todos modos nunca le hablaba de sus aventuras, y esa no sería la excepción.

—Estoy bien, papá, es solo que me siento agotado.

—Si te sientes cansado no salgas —respondió el padre. Para el señor Park era mucho mejor si su hijo se quedaba confinado en las paredes de su hogar por el resto de su vida, pero sabía que no era posible—. Puedes pedirle a Tae que venga a casa como lo han hecho desde que tengo memoria. Ese diablo es más hijo mío que de los Kim.

Jimin rio y su padre lo hizo también, un poco más tranquilo al ver el semblante relajado de su hijo.

—Quedé con Tae en ir por unos tragos hoy más tarde —dijo—, pero de todos modos no te preocupes, estaré aquí en casa más temprano de lo que te imaginas. Realmente no tengo muchos ánimos de seguirle el ritmo a ese diablo, como tú le llamas.

Ese día en especial, Hyung-Bae estaba haciéndose un espacio para poder ir a comer con su hijo ya que era su día de descanso.

—¿Por qué decidieron salir hoy por la noche y no ayer? Mañana tienes que levantarte temprano, lo ideal era salir anoche así no te preocuparía el desvelarte un poco.

—Tae empezó con la universidad, papá. Esta tomando en cuenta tus consejos y ayer salió tarde de clases así que preferí evadir sus quejas por los horarios y acepté salir hoy —bebió de su jugo de naranja y comió un poco más. Tener a su padre a su lado le ayudaba más de lo que pensaba—. ¿Volverás a la oficina?

—Tengo una reunión con el comandante Kim —movió sus hombros hacia atrás, destensando un poco su espalda—, así que posiblemente llegué una o dos horas más tarde de lo habitual…

—… Pero no por eso vas a llegar tarde hoy —completó Jimin con la voz de su padre detrás. Sonrió al ver lo bien analizado que tenía al hombre—. Lo sé papá, pero también recuerda que no soy un niño pequeño.

—Eso me queda claro —acotó dejando salir un suspiro—. Bien —se levantó y colocó su plato en el fregadero—, me voy hijo. Lleva tu teléfono y no bebas de más. ¡Te amo!

—¡Te amo también! —gritó Jimin viendo como su padre salía por la puerta con su elegante traje de teniente.

[…]

Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora