TREINTA Y TRES

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Dos semanas después.

Yoongi caminaba serenamente por las calles de la conocida ciudad. Llevaba ya quince días siendo “novio” de Jimin. Su plan iba viento en popa y de paso estaba pasando un buen momento con un tipo bastante atractivo a su vista. Pensaba que debía darle prisa a su plan, llegar a la siguiente fase y para ello necesitaba la ayuda de John y su gente.

—John, te veo por la noche en mi despacho. Tengo cosas que hablar contigo.

—Claro, jefe.

La llamada fue finalizada y Yoongi entró al restaurante donde estaba por encontrarse con Jimin. Avanzó hasta divisarlo en una mesa al fondo, pareciendo algo aburrido mientras jugaba con una servilleta de papel haciendo dobleces al azar. Cuando el menor lo vio sonrió y Yoongi devolvió el gesto.

—Hola, amor de mi vida —el pelinegro se sentó frente a Jimin observando la radiante sonrisa que este le ofrecía por la forma de referirse a él.

—Hola.

Para Min era extraño ver a Jimin en una faceta distinta a la que le ofrecía en cada encuentro casual que tenían en el bar. Había llegado a la conclusión de que él también tenía cosas escondidas; asuntos del pasado que quizá le hicieron adoptar esa forma de buscar contacto, sin tener un lazo profundo realmente. Con su nueva relación lo veía siendo un hombre más serio y hasta un poco tímido en algunas -muy pocas- ocasiones y bajo algunas situaciones. Eso le divertía un poco.

—¿Llevas mucho tiempo esperándome?

—No mucho —respondió el menor. Se notaba nervioso y eso ponía a Yoongi del mismo modo.

—¿Estás bien? ¿Esta todo en orden?

Temprano ese día, Min recibió la llamada de su novio para pedirle que se reunieran para comer algo. Yoongi sintió que había algo que él quería decirle pero no preguntó nada. Teniéndolo frente a él solo pudo confirmar que su ahora novio, estaba siendo preso del nerviosismo por alguna razón desconocida para él.

—¿Crees que es muy pronto para hablarle de ti a mi padre?

Yoongi se quedó quieto en su lugar; sin saber en realidad que decir o como actuar. Tenían dos semanas juntos, ¿cómo podía pensar en hablarle a su padre sobre ellos? Sin duda era algo que él jamás haría, pero le convenía adoptar el papel del novio formal que está desesperado por conocer al padre de su novio.

—Pienso que está bien si tu quieres hacerlo —dijo recobrando su usual seguridad. Se acomodó en su lugar y le sonrió un poco—. ¿Has pensado en hacerlo? ¿Te ha dicho algo?

Y en ese momento Jimin dudó de si hablar con sinceridad con su novio. ¿Era ridículo decirle que en efecto le habló de su relación? Se sentía extraño después de haber tenido esa etapa de rebeldía y enojo desmedido contra su padre por todo eso que le escondía, pero también sabía que Hyung-Bae era lo único que tenía como apoyo y nunca podría estar separado de él mucho tiempo.

De algún modo el sentirse pleno al lado de Yoongi le hizo recobrar el sentido de su vida, y eso le asustaba un poco.

O quizá mucho.

🔸


Horas después.

Yoongi entró a su despacho dentro de aquella gran residencia. Después de su comida con Jimin se sintió más motivado a seguir con especial esmero su retorcido plan. Todo estaba a su favor y eso le daba tranquilidad.

—Pasa, John.

El hombre entró casi después de Yoongi. Estaba esperando su llegada y verlo de buen humor le dio un poco de paz, pues el tema que iba a traer a colación no era uno muy agradable.

—Tengo algo de que hablarle, jefe..

—Yoongi, John, dime Yoongi —le interrumpió. Ese hombre era como un hermano mayor para él.

—Bueno, Yoongi, tengo que hablarte de algo delicado.

—¿Qué tan delicado? —preguntó. El hombre frente a él vio su expresión y esa ceja arqueada le daba una idea de lo que venía.

—Necesitas enfocar algo de tu atención de nuevo en los negocios —le dijo John. Min miró hacia otro lugar y soltó el aire retenido—. Hay cosas de las que puedo hacerme cargo, pero hay asuntos que necesitan de ti y tu autoridad, Yoongi. Desde que estás con ese chico has dejado de lado la organización.

—La dejado en tus manos de forma temporal —aclaró.

—Claro, y he hecho todo como debe hacerse pero hay cosas que necesitan ser decididas por ti. Tu eres el jefe y actual responsable de todo lo que a la organización se refiere. Hay clientes que piden tener los tratos especialmente contigo, en tu presencia.

—Diles que en estos momentos no puedo estar presente y listo. Inventa algo, hombre.

—Esa venganza puede jugarte en contra, Yoongi.

—No hay nada que tenga más importancia en estos momentos como el vengar la muerte de mi padre. Pensé que lo tenías claro, John.

—Lo tengo claro, es solo que para llevar a cabo esa preciada venganza, para llegar al último escalón que te dé por fin la satisfacción de ver a Park en el suelo arrastrándose pidiendo piedad, necesitas también tener la organización estable.

—Dame un informe de todos los negocios y tratos pendientes que requieran de mi atención. Mañana temprano quiero ese informe aquí mismo y nos pondremos manos a la obra.

—Estaré aquí mañana temprano —observó como Yoongi asentía mientras jugaba con un bolígrafo en su mano, golpeándolo levemente en la madera del escritorio y se levantó después de despedirse con un leve movimiento de cabeza.

Cuando su mano derecha salió del despacho, Yoongi se dedicó a pensar de nuevo en las palabras del hombre, recapitulando lo que era su vida desde que conoció a Jimin.

Quizá era verdad. Tal vez Yoongi estaba más enfocado en su relación falsa que en los asuntos de la organización, pero estando todo en manos de John era imposible que algo saliera mal. Por algo fue la mano derecha de su padre.

Por otro lado, todo lo que hacía para tener a Jimin a su lado era necesario.

Recargó su cabeza sobre el espaldar de la silla y cerró los ojos por un momento, pensando en su venganza y los motivos detrás de ella, pero segundos después, apareció Jimin en sus pensamientos.

El momento fue un poco shockeante. De forma repentina se vio pensando en Jimin y su rostro; en la forma de mirarlo cuando se acercaba a saludarlo, en la forma y color de su boca, el sabor de sus labios, el color de sus ojos y los gestos que hacía cuando comía cosas picantes o dulces…

Y sonrió.

Y como señal divina, su teléfono sonó anunciando un mensaje. Uno de Jimin.

Y sonrió de nuevo...





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Hoy es cumpleaños de mi papá. Vi la forma en que mi cuñada y sus hijos lo abrazaron al felicitarlo y sentí envidia.
A veces quisiera tener una buena relación con él.



Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora