TREINTA Y CINCO

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Jimin estaba furioso.

Su padre estaba desconfiando de él y nada le jodía tanto como ver a su propio padre dudando de la única persona que le quedaba en el mundo. ¿Cómo podía creer eso?

Siempre fue un poco impulsivo, pero con el coraje encima todo era peor.

—Es una mierda.

Su cuerpo recostado sobre el cofre del auto de Yoongi se sentía rígido, estaba empezando a refrescar y ni siquiera pensó en tomar una chaqueta antes de salir furioso de la casa. Lo único que llevaba en mente era salir de ahí y pensar sobre la poca confianza de su padre.

—Ven acá —demandó Yoongi, quien se mantenía recargado sobre la puerta del copiloto cruzado de brazos y analizando la situación para ver si podía sacar provecho de ello.

—Que se joda —replicó con molestia—. ¿Cómo se le ocurre pensar algo así?

—Jimin, baja de ahí y explícame que es lo que te tiene tan molesto, no entiendo nada de lo que dices.

Y era verdad. Jimin solo se subió al auto de su novio sin decir palabra alguna, ni un saludo apropiado siquiera pero Yoongi no dijo nada, solo guardó silencio ante el evidente enojo del menor.

—Perdón —saltó del auto y se acercó a su novio con mirada de disculpa. El mayor le sonrió y estiró su mano para tomar la de él—. Discutí con mi papá y me fui de casa.

—¿Te fuiste de casa?

—Si, bueno no, no de la forma que estás pensando, solo dejé a mi padre gritando mi nombre antes de salir —exhaló fuertemente y cerró los ojos mientras recargaba su cuerpo en el auto al lado de Yoongi—. Tuvimos una fuerte discusión y solo quería salir de ahí.

—¿Y por qué pelearon?

—Por su poca confianza hacia mi —el rubio se paró frente a Yoongi y rodeó su cuerpo por la cintura pegándose a él buscando un poco de consuelo en los brazos de su novio—. Hay un tema delicado rondando entre nosotros y con su desconfianza solo me lastima. Es como si de manera repentina me viera como su enemigo y no lo soy.

Yoongi acariciaba su cabello mientras afianzaba su agarre con la otra mano sobre los hombros del menor. El rubio no hacía otra cosa mas que esconder su rostro en el pecho de su novio, sintiéndose en su lugar seguro donde nadie le juzgaba ni desconfiaba de él.

—Amor debes entender un poco a tu padre. No puedo opinar respecto a nada porque en realidad no se cuales sean sus problemas, pero no puedes salirte de casa a estás horas y no esperar que tu padre esté preocupado por ti —acomodó su barbilla sobre la cabeza de Jimin—. ¿Haz pensado cómo se siente él?

Jimin se separó de repente de la comodidad del cuerpo ajeno y lo vio con ojos acusadores.

—¿Estás poniéndote de su parte? —el mayor guardó silencio—. Jung Yoongi, ¿estás poniéndote de parte de mi padre?

—No estoy de parte de nadie —dijo sonriendo por el berrinche—, no puedo estarlo si no conozco la historia de la pelea, pero si yo fuera tu padre estaría muy preocupado de verte salir furioso en medio de la noche sin saber dónde estás.

—¡Cállate! —negó varias veces con la cabeza—. No digas eso, es raro pensarte como mi padre, iugh, no.

—Bueno, pero sabes a lo que voy, ¿no?

Cien Balas (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora