En ocasiones es necesario sacrificar muchas cosas o hacer esfuerzos especiales por un objetivo en concreto. Gajes del oficio le llaman algunos cuando de trabajo se trata.
Hyung-Bae estaba consiente de eso cuando decidió ser parte de la academia de formación policial en su juventud. Y muchos años después, reafirmaba su vocación al sentirse satisfecho con el operativo que su discípulo estaba llevando a cabo.
Sonrió al ver el reporte de un agente al que le encomendó mantenerle al tanto sobre la captura de aquel homicida en el que el agente Kim estaba a cargo. Haberlo sacado de la investigación sobre el clan Min había sido una decisión difícil, pero estaba seguro que era lo correcto porque solo así podía cumplir con aquella promesa hecha hace poco tiempo.
El informe recalcaba que el operativo había sido un total éxito y el arrestado estaba siendo trasladado a las instalaciones de la cárcel de máxima seguridad. Al tratarse del asesino del hijo de un hombre de alto rango en el mundo de los negocios no podían darse el lujo de darle la oportunidad de planear un escape.
La cosa era simple; el hombre iba a podrirse en la cárcel. Y eso era lo que Hyung-Bae deseaba hacer con el líder del clan Min.
Ojeó el bulto de hojas dentro de un folder azul. Soltó un suspiro y lo cerró de nuevo. Estaba un poco frustrado porque su investigación no avanzaba. Se encontraba en un punto neutro en el que no había información relevante sobre ese líder que solo se burlaba de su poca capacidad para dar con él.
El toque en la puerta de su oficina le hizo volver de sus pensamientos. Su secretaria entró después de otorgarle el permiso para entrar.
-Llegó esto para usted, teniente -la mujer colocó una pequeña caja azul -del mismo tono que el folder que contenía el expediente del líder fantasma-, que era adornado con una cinta negra que terminaba con un moño en el centro de ésta-. Me retiro, señor.
La mujer salió y el teniente tomó la caja con sumo cuidado. No tenía idea de que era y pensaba en no abrirla y lanzarla lejos, pero vio el pequeño papel que decía "eres el mejor. P.J" y todo rastro de duda se evaporó de su ser en cuestión de segundos. El paquete era de su hijo y eso automáticamente le hizo sonreír.
Abrió la pequeña caja y pegó un salto en su silla al ver lo que había dentro. Un escalofrío lo recorrió entero al ver el pequeño cuerpo negro moviéndose dentro de la pequeña caja. El sonido de sus patas y pinzas rasgando la caja queriendo salir le hizo sentirse asqueado.
Era un escorpión.
¿Qué razón había para que su propio hijo le hiciera un envío como ese?
Tomó su chaqueta y salió de la oficina tan rápido como su asombro le permitió. Subió a su auto y manejó a una velocidad más alta de la permitida, pero no importaba; debía llegar cuánto antes con su hijo y hacerle todas las preguntas que rondaban su cabeza. Debía hacerlo frente a frente para examinar la reacción de su hijo.
¿Dudaba? No de Jimin, pero su marcada capacidad para sacar información le hacía necesitar hacer las cosas conforme su trabajo le pedía. Todo eso estaba relacionado con la investigación que tenía como prioridad, y aunque no quería inmiscuir a su hijo, de algún modo estaba involucrado. Quizá ni siquiera el propio Jimin lo sabía, pero eso no importaba mucho en ese momento.
Su desesperación estaba haciéndole olvidar que era su hijo de quién se trataba. A ese punto ya estaba perdiendo la cabeza.
🔸
La vida para Jimin era como un viaje en el que iba a donde quería y gratis. Era joven y realmente no tenía que hacer nada para llevar un buen estilo de vida. Todo para él era distinto cuando tenía ese empleo en aquella cafetería porque cada día era diferente. Mentiría si dijera que no extrañaba el ambiente del lugar y las risas de sus compañeros. Pero su aventura teniendo un empleo y siendo autosuficiente llegó a su fin demasiado pronto por las recomendaciones de su padre. Odiaba esa sensación de peligro que los acechaba desde su regreso a su país, y sabía que no iba a terminar hasta que ese enemigo sin rostro cayera ante su padre.
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Cien Balas (Yoonmin)
FanfictionJimin quiere curar a Yoongi. Yoongi quiere curarse a sí mismo a través de la venganza. «Tengo cien balas especiales para un único destinatario» *Historia 100% original nacida en medio del caos que provoca el bloqueo de escritor. ¡Disfruta!