YOONGI
Su reflejo frente al espejo le regalaba la apariencia de un veinteañero común y corriente. Podría hacerse pasar por un universitario cualquiera, uno que va y busca distracción a un bar después de haber aprobado de manera exitosa todos y cada uno de los exámenes evaluadores del fin de semestre.
Pero Yoongi estaba lejos de ser un tipo normal, con una vida de universitario o cualquier otra cosa que se le parezca. Su motivo de llegada al bar de su amigo tenía nombre y apellido; Park Jimin.
No era la primera vez que iba en esa semana. Hoseok le llevaba la cuenta y era la tercera vez que se aparecía en el lugar, siendo el centro de atención -como siempre- pero rechazando todas las insinuaciones que le caían como abejas a la miel.
—Ya no voy a preguntar el motivo de tu visita porque sé de sobra cual es —Yoongi se giró buscando a la persona que le hablaba. Su amigo lo veía con seriedad, haciendo su mayor esfuerzo para no meter las narices donde no debía.
—Haces bien, Hoseok.
El mencionado suspiró con resignación. No era partidario de las decisiones que Yoongi estaba tomando, pero tampoco estaba en sus planes alejarse de su amigo. Él sabía que no tenía a nadie más. Nadie además de John, pero ese hombre estaba metido en su mismo mundo, y Hoseok pensaba que su amigo a veces necesitaba a alguien ajeno a esa podredumbre que le hiciera mantener los pies en la tierra, y que le hiciera recordar a ese joven que muy en el fondo todavía luchaba por no morir ahogado en medio del poder, venganza y muerte.
El dueño del bar se sintió observado, como si su amigo esperara alguna palabra suya de vuelta.
—No te preocupes, no voy a cuestionar nada —el pelinegro formó una sonrisa leve, apenas perceptible—, pero eso no quiere decir que esté de acuerdo. Solo respeto tus decisiones.
—Si, si. Lo sé.
Cuando menos lo esperó, Yoongi se encontraba solo en aquel sofá de piel donde siempre lo recibía su amigo, y donde también él había cerrado muchos negocios importantes. De pronto se sintió asfixiado en aquella soledad, en medio de la tenue luz que le recordaba lo solitaria que era su vida desde hace poco más de dos años.
—Esto está de la mierda —un suspiro cansado abandonó su cuerpo. Se puso de pie dispuesto a ir a su hogar y encerrarse en su estudio hasta el amanecer. Su plan era llenar su cabeza con las estrategias de mercado para aumentar las ganancias que todas esas sustancias ilícitas le dejaban.
Bajó las escaleras con pereza. Sentía su cuerpo repentinamente cansado y tenía la sensación de que ni mil tragos lo ayudarían a relajarse; el estrés por no ver avances en su plan estaba causando estragos en él.
—¿Te vas? —la voz de Hoseok tras él le hizo girar—. Acabas de llegar, pensé que esperarías por él más tiempo.
—Tengo sueño —respondió el pelinegro dispuesto a irse.
—Si miras hacia la entrada te aseguro que todo rastro de sueño o pereza van a abandonarte de inmediato.
Yoongi volteó por inercia. Jimin atravesaba la puerta, con una sonrisa plasmada en el rostro. Una sonrisa tan cautivadora como aquella que mantenía en las fotografías que John le había mostrado antes. Detrás del rubio estaba su fiel acompañante, con una sonrisa también en su rostro y luciendo divertido ante algún hecho que era desconocido para Yoongi.
—Esto se pone interesante —una sonrisa ladina decoró el pálido rostro de Yoongi, quién se abrió paso hasta la barra, esperando el momento oportuno para acercarse a su presa.
—Hoy voy a hacerte compañía, amigo.
—¿Por qué tan de repente? ¿Tienes miedo de perder mi amor?
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Cien Balas (Yoonmin)
FanfictionJimin quiere curar a Yoongi. Yoongi quiere curarse a sí mismo a través de la venganza. «Tengo cien balas especiales para un único destinatario» *Historia 100% original nacida en medio del caos que provoca el bloqueo de escritor. ¡Disfruta!