Capítulo 23: Atrapado en el bosque

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Escenas anteriores a este capítulo:

Para intentar capturar a Robin, el principe Juan contrata a Edward, un misterioso chico hábil con las trampas que, a pesar de tener encantadas a las chicas guarda un secreto.

En la actualidad:

¿Por qué duele tanto que una persona mire a alguien más? Muchos de nosotros nos enojamos cuando esto pasa porque tenemos miedo, no podemos controlarlo, ¿Nunca has tenido miedo de ser abandonado? ¿Nunca te has sentido menos importante que otra persona? Realmente no importa nada de esto su no ha pasado con alguien que, a pesar de todo te hizo ver que eras importante y luego de repente te deja con las ilusiones rotas sin más remedio que recomponerte por tu cuenta.

En el camino a la guarida Robin no quiso hablar con nadie, evidentemente enojado por lo que acababa de pasar, al menos en parte, porque aunque Marian negándose a recibir un regalo dado por él dolía, lo que realmente le había lastimado a profundidad fue ver a su princesa embelesada en otro rostro, como si lo reemplazara de pronto, como si lo reemplazara para siempre y él no tuviera más remedio que bajar su cabeza y aceptar su destino.

Marian hablaba con los demás con la mayor normalidad, con indiferencia a lo que él sentía, eso solo lo deprimía más porque lo alejaba de la princesa.

No admitiría nunca que tenía celos, que lo deseaba lejos de Marian y que no confiaba en él únicamente porque lo asustaba dejar de ser importante estando a su lado.

El aire se escapaba de sus pulmones y aunque abría de forma exagerada la boca no lograba hacer que su respiración se normalizara, un zumbido se instaló en sus oídos como nublándole la audición, desorientádolo aún más.

Finalmente pudo dar una bocanada que lo regresó a la realidad, a la tranquilidad del bosque. Nadie había notado que estuvo en problemas y que necesitó ayuda, ni siquiera Marian, entonces algo dentro de él dolió, dolió un poco más de lo que ya dolía.

Simplemente le damos a los demás la capacidad de lastimarnos, las oportunidades se dan solas.

Llegaron a la guarida, Robin reteniendo sus lágrimas y escuchando la conversación de sus amigos como un programa de radio entrecortado o un mensajero con poca elocuencia al cual debemos esperar mientras organiza sus ideas.

Se sirvió inmediatamente a su habitación y buscó sus flechas, las cuales parecían ocultarse expresamente de él, cosa que lo sacaba más de sus casillas y sin querer le hacía recordar a Edward. No podía explicarse la atracción que sentía Marian por él, tan tramposo como era, y así, mientras cargaba su carcaj se encontró pensando en si una cara bonita era suficiente para apartar a alguien que quieres mucho de tu lado.

Regresó a la sala de estar. Scarlett y Tuck cocinaban intercambiando en su animada conversación una increíble cantidad de conocimientos culinarios que sorprenderían a cualquiera, mientras que Pequeño Juan y Marian hablaban más tranquilamente de lo que parecía ser lo mismo que había intentado evitar durante toda la misión: sentimientos. Con el rostro serio se sentó a escucharlos atentamente.

- Yo creo que no puedes querer a alguien y pedirle que cambie para que sea como tú quieres - dijo la princesa, sin dar señales de estar enterada de la compañía que tenían por su absoluta concentración en su interlocutor.

- Entonces qué hago si alguien que quiero me quiere cambiar a mi - preguntó Pequeño Juan.

- Pregúntate si merece tu cariño - la conversación siguió para ellos, pero Robin deseaba hacerse notar, deseaba que supieran que estaba escuchando.

- Sabes mucho del tema, me parece que te entregas mucho cuando quieres a alguien.

- No sé querer poco, ni despacio, ni a medias - en ese momento escucharon la risa burlona y fría de Robin Hood.

Juntos en Sherwood - Una Promesa para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora