Capítulo XLVII: La urgencia

145 13 2
                                    

Eileen tosió agua y le costaba respirar. Abrió los ojos aturdida y comprendió que Wilbur había cumplido su orden. El elfo la miraba preocupado y a su lado estaba Regulus inconsciente... o muerto. Intentó incorporarse, pero la derribó un profundo mareo. Su cabeza golpeó contra el suelo cuando volvió a caer. Le faltaba el aire y le dolía terriblemente la garganta y el pecho.

–Wilbur... mi espejo –susurró con voz ronca. Volvió a toser ahogándose y el esfuerzo hizo que sintiera como si miles de agujas se clavaran en su garganta y pecho. El elfo desapareció y ella volvió a cerrar los ojos.

–Ama Eileen, Wilbur ha traído su espejo –la voz chillona de la criatura le llegaba como si estuviera a mucha distancia–. Ama, abra los ojos. Wilbur ha traído su espejo.

–Sirius –susurró ella con un hilo de voz y casi sin aire. Incapaz de pronunciar ninguna otra palabra, volvió a derrumbarse desfallecida.

–¿¡Hola?! –a pesar de que se estaba quedando dormido, Sirius Black estaba seguro de haber escuchado a la muchacha susurrar su nombre. Le llamó la atención el volumen bajo de su voz. Pensó que tal vez se lo había imaginado o estaba comenzando a soñar. Sin embargo, cuando miró su espejo en la mesa de luz vio que estaba activado. Extrañamente, la imagen no era el rostro de la muchacha sino un techo en el que se veía un enorme candelabro antiguo. Aquel adorno le sonaba extrañamente familiar, pero no recordaba de dónde–. ¿Eileen? ¿Estás bien? –preguntó preocupado. Eran casi las dos de la madrugada–. ¿Qué sucede? ¡Eileen!

El rostro de un elfo doméstico apareció en su campo de visión y él frunció el ceño extrañado.

–La ama le pidió a Wilbur el espejo, pero se ha desmayado –respondió la criatura. Sirius se sintió palidecer.

–¿Ha sido herida? ¿Hay alguien más en la casa? ¿Está en Prestbury? –preguntó incorporándose rápidamente.

–La ama Eileen y el amo Regulus fueron atacados por los inferis y Wilbur la trajo junto al amo Regulus como la ama le ordenó a Wilbur. No hay nadie más en la casa. Ambos están en su hogar, en la Mansión Black de Prestbury.

Sirius no escuchó otra explicación y apareció inmediatamente en el living de la casa. Observó extrañado a los dos jóvenes desplomados en el piso. Los dos estaban pálidos, inmóviles y totalmente empapados. Corrió hacia Eileen e intentó hacerla reaccionar, pero no lo consiguió. Ni siquiera podría asegurar que la chica estuviera respirando. Entonces, tomó el espejo y se comunicó con James para pedirle ayuda. Lily estudiaba Sanación, tal vez ella podría hacer algo.

Un minuto más tarde, Lily estaba revisando a Eileen. Le explicó a Sirius que no reaccionaba porque tenía los pulmones llenos de líquido. Realizó rápidamente un encantamiento y la chica comenzó a respirar muy lentamente. Luego, lo repitió con Regulus. Además, hizo otro encantamiento sobre el muchacho.

–Lo voy a mantener inconsciente, por las dudas –les explicó a Sirius y James–. Podemos trasladarlos a una cama –añadió luego.

–Vámonos de aquí antes de que venga alguien –dijo James y los otros dos asintieron.


***


Eileen abrió los ojos lentamente. Se sentía terriblemente cansada y débil. Miró desconcertada a su alrededor. No conocía el lugar en el que estaba. Se encontraba en una habitación pequeña, recostada sobre una cama de una plaza y cubierta por unas gruesas mantas. A través de unas cortinas rojas, distinguió que afuera había amanecido un nuevo día soleado. Junto a la mesa de luz, había una silla y en ella se encontraba Sirius, que estaba completamente dormido. Sin embargo, no estaban en su departamento. Se incorporó en la cama a pesar del agotamiento.

–Sirius... –susurró ella e inmediatamente él abrió los ojos y se incorporó.

–¿Estás bien? –inquirió preocupado–. ¿Cómo te sientes?

–Estoy bien, tranquilo –le aseguró ella, aunque él no se tranquilizó de inmediato. Por el contrario, fue hacia la puerta del dormitorio y Eileen escuchó cómo le avisaba a Lily que ella se había despertado. La pelirroja entró apresuradamente a la habitación y se acercó a revisarla–. ¿Regulus está vivo? –preguntón mientras su amiga comprobaba el nivel de oxígeno y demás signos vitales de ella– ¿Dónde estamos? 

–Tranquila, todo está bien –la calmó Lily–. Estamos en mi casa. Regulus está vivo, se va a poner bien. Aunque lo tengo dormido por encantamientos, pero eso no es por su estado de salud, sino por precaución, para que no despierte aquí. Te traeré algo para que desayunes.

–Está bien, ahora me levanto –le dijo a la pelirroja. A pesar de estar agotada, necesitaba ponerse en acción cuanto antes. Lily salió de la habitación y ella se sentó en el borde de la cama. Notó que llevaba un pantalón de jogging y una remera de los Beatles–. ¿Esto es de Lily? –le preguntó a Sirius y él asintió con la cabeza–. ¿Cómo me encontraste?

El muchacho le relató que la había escuchado de casualidad y cómo el elfo doméstico le había indicado el lugar en el que estaba y que se encontraba herida. Eileen se levantó con dificultad, sentía todo su cuerpo pesado y débil. Sirius la acompañó hasta la cocina, en donde Lily terminaba de preparar el desayuno junto a James. Al pasar por el living, la chica vio a Regulus acostado en el sofá. Se acercó a él y comprobó que todavía llevaba el horrocrux colgado al cuello. Suspiró de alivio al notar que no lo habían perdido bajo el lago. Se lo quitó y lo guardó en un bolsillo del pantalón. Pasó todo el desayuno explicándoles a Sirius y los Potter lo que había ocurrido la noche anterior.

–Hay que avisarle a Dumbledore –propuso Lily y todos asintieron con la cabeza. 

La alianza impensada para cambiar el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora