Lunes 5 de junio de 1989
La caída de Voldemort en la Masacre del Valle de Godric significó un cese de las actividades para muchos mortífagos. La mayoría de ellos había decidido fingir que nunca habían tenido nada que ver con el Señor Tenebroso. Otros, en cambio, intentaron disimular sus actividades, pero no dejaron de buscarlo. Ese último grupo era más reducido, pero se trataba principalmente de Rodolphus, Bellatrix y Barty Crouch. Ninguno de los tres dejó en ningún momento de seguir señales e indicios para ayudar a Voldemort a recuperar su poder y por ese motivo, Eileen y Regulus decidieron que lo mejor era continuar con el trabajo de espías.
El padre de Barty había encarado desde el Departamento de Seguridad Mágica una feroz cacería contra todos los que alguna vez fueron acusados de instaurar el terror. La misma Eileen tuvo que afrontar un juicio en el que fue absuelta por falta de pruebas. Un auror declaró haberla apresado en Cokeworth la noche del ataque, pero no llegó a verla atacando a nadie. Ella adujo que solamente había estado en el lugar y momento equivocado, pero que no formaba parte de ninguna organización para aniquilar muggles y no hubo elementos para inculparla.
Esa misma lucha encarnizada contra todos los acusados de pertenecer a las artes oscuras o de haber colaborado con Voldemort fue lo que le granjeó al señor Crouch la elección como ministro de la magia. Un par de años después de la caída de Voldemort, Eileen obtuvo -por recomendación en secreto de Ojoloco Moody- un puesto de inefable en el Departamento de Misterios. Por ese entonces, Bellatrix consiguió el dato de que había aurores que tenían información acerca del paradero del Señor de las Tinieblas. Le encargó a Barty y a Eileen que averiguaran en el Ministerio de la Magia quiénes podían ser. Así que ella iba siguiéndole los pasos a él y cuando el muchacho obtuvo el dato, ella le modificó la memoria para que estuviera convencido de que era un rumor falso y que nadie en el Departamento de Aurores tenía la menor idea dónde estaba Voldemort.
Seguir como espía tenía un precio altísimo, pero Eileen estaba dispuesta a pagarlo porque el de la deserción era aún más caro. En el momento en que Lyra aprendió a hablar, ella tuvo que dejar de llevarla a casa de su padre. No podía arriesgarse a que la niña, en un descuido, delatara toda la verdad. A sus ocho años, la nena no tenía la menor idea que Regulus no era su padre, que tenía una hermana gemela ni que su madre en realidad trabajaba una hora menos de lo que ella creía, porque la otra era el tiempo que pasaba visitando a Amber y Sirius. Por su parte, Amber creció viviendo con su padre y sabiendo que su mamá tenía un trabajo súper secreto por lo que podía ir poco a la casa. Además, la niña sabía que no debía decirle a nadie quién era su madre. Si alguien se lo preguntaba, se trataba de una muggle que murió cuando ella nació. Hasta le habían inventado un nombre a la supuesta madre muggle de Amber: Helen Philips.
La mentira tenía una fecha de caducidad y Eileen y Sirius lo sabían perfectamente. El 1° de septiembre de 1992, Amber y Lyra comenzarían el primer curso en Hogwarts. Las niñas se conocerían y, además, Draco las vería a las dos. Con sus hijas a salvo en el castillo, Eileen permitiría que los Lestrange y los Black -Bellatrix y Narcisa, en realidad, porque Walburga y Orion habían muerto ya- descubrieran la verdad. Mientras tanto, guardaba el secreto celosamente.
-¿Hoy vas a trabajar? -Inquirió Lyra con el ceño fruncido al ver a su madre durante el desayuno.
-Claro, hija. Es lunes. -Contestó ella mientras se tomaba el café.
-¡Pero es el cumpleaños de Draco! -Exclamó extrañada.
-¿Y tú piensas que es feriado porque tu primo cumpla años? -Le preguntó ella sonriendo.
-Estamos invitados a su casa. Tenemos que ir. -Apuntó la nena.
-Tú irás ahora con Regulus. Yo iré más tarde, ¿sí?
Eileen se despidió de su hija y fue al Ministerio de la Magia. La jornada de trabajo era extremadamente tranquila e incluso pudo salir un rato antes. Aprovechó para almorzar con Sirius y Amber. Era increíble cómo sus dos hijas eran tan parecidas en su aspecto físico, como diferentes en su forma de ser. Lyra era inquieta y adoraba jugar afuera, principalmente al quidditch. Amber era amante de la lectura y amaba dibujar, realizar actividades relajadas. Lyra era un desastre en el orden y si no fuera por el elfo doméstico, tendría todo en cualquier lugar. Amber era extremadamente ordenada y jamás dejaba algo fuera de su lugar. Lyra tenía un carácter que parecía un torbellino y el de Amber era como las aguas calmas de un lago. Y Eileen estaba convencida de que esas diferencias eran propias de la personalidad de cada una de las niñas, más allá de cómo las habían criado.
-Me tengo que ir. -Anunció al ver la hora.
-¡Espera! -Le dijo repentinamente Amber y corrió hacia su dormitorio. Regresó a los pocos minutos. -Para ti. -Murmuró extendiéndole un dibujo: era una representación de ellas dos en un prado lleno de flores.
-Te adoro, mi cielo. -Exclamó Eileen sonriendo y abrazando a la niña. -Gracias. -Le dijo y guardó cuidadosamente el dibujo entre sus pertenencias.
Eileen salió de la casa en las afueras de Londres donde estaba viviendo Sirius y desapareció rumbo a Whiltshire. Atravesó la verja de la Mansión Malfoy y una mancha se aproximó a ella a toda prisa. La mujer ahogó un grito cuando su hija aterrizó justo frente a ella.
-¡Más despacio, Lyra! -La reprendió.
-¡Eso, Lyra! ¿No ves que si no, te pareces demasiado a tu madre? -Le señaló Regulus saliendo de la casa. Eileen lo fulminó con la mirada.
-¡Feliz cumpleaños, cariño! -Le dijo a Draco, que se acercaba a saludarla. Le dio un abrazo y le entregó un regalo.
-¡¿Tú aterrizabas así?! ¡Te juego una carrera! -La desafió la chica entusiasmada.
-Olvídalo. No quiero que te partas la cabeza. -La rechazó entrando a la sala de la mansión.
-O no quieres partirte tu cabeza, porque perderás. -Se rio la niña y volvió al parque con Draco y los demás niños.
Eileen entró a la sala, en donde los adultos celebraban. Saludó a Narcisa, a su hermano, a sus padres, los Nott, los Crabbe, Goyle. Aceptó una copa de vino de parte de la anfitriona y se sirvió algunos bocaditos.
-¿Y Bella? -Le preguntó extrañada a la rubia.
-Está ocupada con algo, le dijo a Rodolphus que venía más tarde. -Contestó Narcisa. Eileen miró la hora. Eran las cinco de la tarde. Pasó un rato charlando con los demás, preguntándose en dónde se habría metido su cuñada.
Bellatrix apareció finalmente alrededor de las seis y media de muy buen humor. Felicitó a Draco por su cumpleaños y se unió a los adultos para conversar. Luego, cuando ya caía la noche, llamó aparte a Eileen, Regulus y Rodolphus. El resto de los invitados comenzaba a retirarse.
-Los aurores que saben dónde encontrar a nuestro amo son Alice y Frank Longbottom. Ya le he avisado a Barty. Yo los guio y nos encontramos allí en quince minutos.
Las locuras pueden llegar a pagarse caro... y esa división de las niñas que hicieron Sirius y Eileen ha sido una enorme complicación de la que ni ellos mismos saben cómo salir sin problemas.
Alice y Frank, finalmente descubiertos, aunque el hecho de que Bellatrix y los demás vayan tras ellos varios años después cambiará algunas cosas.
Gracias a quienes leen y comentan. Ya estamos a pasitos del final de esta historia.
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La alianza impensada para cambiar el pasado
FanfictionPetunia Dursley se entera de la muerte de su hermana y quiere revertir ese hecho. Para eso, acude a la última persona que hubiera pensado: Severus Snape. ¿En qué consistirá el plan de ellos dos para cambiar el pasado y evitar la muerte de Lily?