Capítulo LXVI: El juicio

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-Señora Malfoy, por aquí. -Indicó una bruja del Ministerio de la Magia. Narcisa había acudido ante una citación acerca de la custodia de Lyra. La niña iba a su lado, tomándola de la mano y observando a su alrededor con una mezcla de temor y curiosidad. Hacía unas pocas horas, su tía le había explicado que su madre había tenido un inconveniente en el trabajo que había ido a realizar con los tíos y su padre. Tanto su mamá como su papá habían sido apresados injustamente y ella se quedaría con Narcisa hasta que consiguieran que los liberaran.

-Tú, preciosa, ven por esta sala. -Le mostró la mujer señalándole una habitación con decoración infantil y algunos juguetes. Lyra miró temerosa a su tía y cuando Narcisa sonrió y asintió con la cabeza, ella obedeció. En el centro de la sala había una mesita. Una nena dibujaba allí con crayones de colores. El cabello negro cubría el rostro de la otra niña, que no levantó la vista hasta que la bruja del Ministerio volvió a hablarles, esta ves a ambas -Aguarden las dos aquí un momento, ya vendrán a buscarlas. -Le dijo la bruja y dejó a las dos chicas solas.

Lyra se acercó temerosamente a la otra niña. Había algo en ella que le producía una sensación extraña. Observó el dibujo y reconoció a la mujer en el pergamino: era su madre. Estaba retratada a la perfección. Su padre no le había salido tan bien, tenía un aire, pero no era tan parecido. La nena dejó de dibujar y levantó la cabeza para mirarla.

-Hola, ¿te dijeron que somos hermanas? -Le preguntó la otra niña y ella retrocedió dos pasos horrorizada por lo que acababa de escuchar.

-Soy hija única. -Repitió con decisión. Aquel lugar, en el que habían tomado prisioneros a sus padres de manera injusta y donde había una niña diciendo aquellas cosas, le parecía un sitio espantoso. Quería volver cuanto antes con su tía Narcisa a la Mansión Malfoy.

-Ahí hay un espejo. Somos iguales. -Replicó la otra chica con un tono de autosuficiencia que a Lyra le cayó muy mal. -Me llamo Amber.

-Mi cabello es más largo. No somos iguales. Y en mi familia, todos tienen nombres de constelaciones y cuerpos celestes. Amber no es ningún astro. Tú no vas a venir a vivir con mi tía Narcisa.

-Ni loca. -Replicó Amber. -Nunca viviré con magos tenebrosos. Tú vendrás a vivir con Lily y Harry.

-¡Mi tía no es una bruja tenebrosa! Mi madre y mi padre estás presos injustamente. -Exclamó Lyra enfurecida. -No sé quién es esa Lily...

-¡Lily Potter! Es la madre de Harry Potter, todos la conocen. Vive en el Londres muggle. -Explicó Amber mientras su hermana torcía el gesto espantada.

La puerta de la sala volvió a abrirse y por ella entraron dos brujas. Una, era la que les había indicado a las niñas dónde esperar. La otra, era Lily, que miraba a las gemelas con una sonrisa.

-Veo que ya se conocieron. -Exclamó acercándose a ellas.

-Mi hermana es una idiota. -Dijo Amber decepcionada.

-No pienso ir a vivir con una sangre sucia. -Espetó Lyra indignada alejándose de la mujer.

***

Eileen temblaba de pies a cabeza. Abrió los ojos desconcertada. No estaba en el sucio suelo de tierra de Azkaban. Se encontraba en una cama dura con un colchón casi inexistente. Se incorporó, todavía sintiendo el cuerpo congelado, y observó a su alrededor. Estaba en una celda, en lo que parecía un sótano o una mazmorra. Afortunadamente, estaba sola en aquella prisión. O, al menos, no había otros prisioneros. Enfundada en su túnica de auror, Alice Longbottom la observaba con una sonrisa.

-Toma, te hará bien. -Le dijo ofreciéndole una taza de chocolate humeante.

-Gracias. -Murmuró tomándola torpemente en sus manos temblorosas. La rubia se sentó a su lado y la ayudó a beber a sorbos pequeños.

La alianza impensada para cambiar el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora