Cuando las almas se nutren...

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Si ver fantasmas antes era lo que menos preocupaba a Roxanne, escucharlos ahora era completamente diferente.

Tuvo que quedarse el fin de semana en el internado, se sintió enferma y debilitada, Simon le hizo compañía pese a poder ser libre los sábados y domingos, a penas y pudo recuperarse un poco después de su encuentro con la paruka, pero nada volvió a ser lo mismo desde entonces. Cada que se encontraba con alguna ánima, su voz sonaba como un eco lejano, y en sus sueños aún se aparecía el ente preguntando si aceptaba su destino como aamusan, a lo cual despertaba sudando frío. Habían llamado a su casa varias veces pero tampoco era de gran ayuda, mientras a los maestros les daban una excusa, sus abuelos y tíos la forzaban a aceptar el trato con Sombra (nombre con el cuál identifican a la entidad).

🌕🌕🌕

La siguiente semana fue aún más difícil, gritaba en sueños y se quedaba inconsciente ante la primera queja fantasmal que salía "de la nada". Simon dedujo que alguien le había hecho brujería, tomando en cuenta que las acosadoras asistían al curso de hechicería, pero por mucho que buscara qué la tenía en ese estado no encontró nada, ningún amarre, ningún hechizo, absolutamente nada, y cuando le leyó el tarot, sacó una carta con la figura parca, y atrás de él estaba un fantasma esqueletal, casi matándola del susto (aunque realmente se trataba de un bromista que aprovechó la situación).

Era mitad de semana cuando la paruka se le apareció en sueños nuevamente, Roxanne estaba llorando a todo pulmón y se sentía sofocada de la insistencia.

—¿Por qué tengo que hacerlo? ¿Acaso debo pagar por algún pecado? ¿No les basta con haber tomado el alma de mi padre? Nunca pedí ver fantasmas, nunca pedí nacer en esta familia donde solo soy un ave enjaulada, no hice nada malo a nadie... ¡¿Por qué debería aceptar un trato contigo si te llevaste a mi papá?!

Y cayó un rayo.

Tanto en el sueño como en la realidad, y eso los había despertado a todos, había caído de una magnitud sobrenatural y había destruido el suelo del santuario; tras ese susto, todos los estudiantes y algunos profesores comenzaron a rumorear: "aquello era una señal", "el rayo se sintió atraído por el internado", "era el fin del mundo", Roxanne sabía que había hecho enojar a la entidad y trató de enmendarlo, o al menos lo pensó, no tenía la intención de ceder a la petición y menos si no le respondían primero sus incógnitas, pero no obtuvo nada, el resto de la semana Sombra se había desaparecido.

Roxanne ya no podía reconciliar el sueño, aún escuchaba a los fantasmas, pero no podía dormir como solía hacerlo, quería hablar de todo con alguien, o al menos preguntar a un maestro con indirectas, pero sabía que debía mantenerlo en secreto o tendría peores consecuencias, más la culpa la estaba consumiendo, y por mucho que buscara a Sombra no podía verlo de nuevo.

Y todo empeoró.

Las almas en el instituto se comportaban de una forma extraña, y ahora podían mover objetos con mayor facilidad, o hacerse visibles para todos cuando les diera en gana, y la joven no podía hacer nada pues no tenía cómo hacerlo.

—¿Rox? —preguntó Simon preocupado por su amiga.

—Lo siento —repetía la chica, con la salud casi por los suelos—, no he podido dormir bien últimamente, y esto de que las cosas se salen de control... Me tiene muy mal.

—Aún no entiendo qué sucede contigo, pero lo que sea, te está haciendo mucho daño.

—He estado más enferma —dijo pensando en pruebas que repitió en su infancia.

—¿Qué fue lo último que hiciste antes de que te empezara todo esto?

—¿Gritarle a una persona importante?

—Rox...

—Sé que suena fuera del tema, pero lo último que hice fue gritarle a alguien que era muy importante para mi familia. Ahora seguro me odia.

—Mmm... ¿Y antes de eso?

—Quedarme inconsciente frente a él.

—No le encuentro mucho sentido. ¿Segura que eso es todo?

—Literalmente. Se supone que ha sido amigo de mi familia, y toda mi familia lo respeta, pero no sé, no me trae nada a mi, no veo qué quiere que haga...

—¿Sospechas que él te hizo esa brujería?

—Me atrevo a decir que sí. Digo, me pidió un favor y le grité que no quería nada con él, pero estuvo insistiendo tanto que me hartó.

—Sonará muy estúpido de mi parte —dijo tras meditar la situación—, pero seguramente también quiere tu cooperativa.

—No veo qué gano con eso.

—Ese es el detalle, AÚN no ves lo que te ofrece. Es como... Bueno, mi abuela suele decir que tanto en la vida como en los hechizos, todo lo que desees viene con un precio. Pero en tu caso, él quiere algo de ti, y a cambio te dará algo de igual valor.

—¿Y si no quiero dárselo? Nunca pedí nada de él, y no me trae nada en absoluto.

—Aún. Pero al menos debiste escucharlo por completo. ¿Lo dejaste hablar siquiera?

—Ese es otro detalle, no ha pedido nada más que eso. Todas las veces que me he visto con él solo me pide ser de ayuda.

—Uff... Ahora sí me he perdido. Hablaré con mi abuela, ella sabe de estas cosas.

⚡🌑🌑🌑⚡

La siguiente semana seguía buscando a la paruka en sueños, aún queriendo disculparse y tratar de razonar, pero todo fue en vano, no solo eso, en el Almawtu todos los estudiantes estaban decaídos, poco animados y algunos casi enfermos debido a que las almas les robaban vitalidad; cuando sintió que nada podría empeorar, una de las cuentas del brazalete se había agrietado, y considerando que se trataba de una reliquia familiar, se sintió peor pensando en las reprimendas de sus familiares.

—Mis abuelos van a matarme.

—¿Puedo ver? —preguntó tomando su mano con delicadeza—. Mmm... He visto este símbolo antes, en casa de mi abuela, pero no sé qué significa.

Al verlo, Roxanne se lo tradujo como "pozo", aquellos glifos eran desconocidos para otros, pero la familia de la chica los conocía a la perfección.

—¿Por qué tu brazalete tiene palabras así de escritas?

—No estoy segura.

Mientras, afuera del internado, en las jardineras, un grupo de chicos estaban cerca de un agujero en el suelo, escupiendo y tirando piedras y basura debido a un sonido que de ahí salía; como si fuera poco, dado que no era posible ver el fondo, se escuchaba la voz de un niño.

—¡Ayuda! ¡Por favor!

—Vaya niño más idiota.

—¿A caso no sabes nadar?

—¡Por favor ayúdenme!

—¡Aprende a flotar!

Los jóvenes creían que se trataba de un niño que había caído por error, confundiéndolo con el hermano menor de otro estudiante al que molestaban...

Sin saber que el agua comenzaba a cambiar en el santuario.

Afterlife AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora