Muy dulce y amargo como la sangre

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Aquella noche parecía tranquila, llovía fuera, leía una historia de misterio escrita por Elieh y, a su pesar, tenía bocadillos para pasar el rato, dudó mucho antes de siquiera probar una paleta, cuando lo hizo estaba demasiado empalagosa.

—Ugh, Mariel seguro intentó cubrir un amarre con esto.

Bien podría librarse de uno, tenía años de experiencia de sobra para deshacerlos ya que había tratado con cosas así por al menos cuatro décadas, siguió leyendo cuando el centro de la golosina se puso demasiado amarga, más que un café cargado y le daba náuseas.

—Agh, que fuerte... Ugh.

Pero curiosamente siguió consumiendo.

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En la clase del día, iban a leer las leyendas favoritas de cada uno acerca de la escuela o de la isla, para calificar la que tuviera más eventos paranormales. Olive traía la de la dama de las arenas (donde ella vivía), Simon la de las brujas de Zolomm (contada por su abuela -y basada en una aventura con la aamusan Zabluda-), por su parte Roxanne leía el diario de Elieh en busca de alguna historia, comiendo una golosina y evitando la mirada de la profesora.

—Roxxy —susurró su amiga—, ¿ese es algún diario de tu familia? Tiene algo inquietante. Y guarda ese dulce, la maestra te lo va a quitar.

—No es un diario, es una antología de leyendas —mintió para calmarla.

En ese momento, un estudiante estaba contando el incidente de la explosión de las calderas, hace treinta años, donde el profesor Salazar había fallecido, y la joven pelirroja lo veía sonriendo mientras contaban la historia.

—Hasta la fecha nadie supo si fue verdaderamente un accidente o un atentado de los estudiantes, pero hoy en día su retrato en la biblioteca sigue siendo el único que nunca se llena de polvo.

—En realidad —confesó el profesor—, sí fue un accidente, el plomero que había estado ahí la última vez no había asegurado la instalación, y fuimos ahí por un reporte de fuga.

—Eso sigue siendo ridículo —dijo la maestra seriamente—, cualquier persona puede limpiar la foto, y dudo que el profesor no se haya ido por ello.

Como broma, el profesor tiró los libros del escritorio, y dado que nadie lo veía, todos gritaron y la chica tuvo que contener su risa, transcurrió un rato y varios alumnos habían contado narraciones que a penas involucraban fantasmas, hasta que fue turno de Seamus y sacó un pergamino rojo, uno de la dimensión espiritual.

—Esta leyenda urbana pertenece a mi hogar, es sobre Lord Gelod. Vivió en 1746, o se sospecha que ese fue su año de nacimiento pues falleció en 1891, más sigue siendo un misterio debido a que da un período de vida mayor al promedio de aquella época. Era un personaje aficionado en el mundo del vampirismo, adquiriendo su estilo de vida así como sus costumbres, convirtiéndose en el asesino serial de la isla de Coronn. Después de su captura fue condenado a una muerte igual de tormentosa, pues se le extrajo hasta la última gota de sangre de su cuerpo, tiempo después de su ejecución y enterrarse en una cruz con ajo, una serie de sucesos ocurrieron después, las víctimas que caminaban a la mitad de la noche en la plaza donde fue ejecutado aparecían con marcas de colmillos y sin una sola gota de sangre, rumoreando así que jamás fue asesinado como se debe.

Muchos estudiantes murmuraron nerviosos, dudaron un poco de la historia ya que el joven la contó con escalofriante naturaleza, pero al tratarse de una narración extranjera no pudieron asumir nada. Olive y Simon miraron a Seamus con sospecha, la chica platinada había presentido algo en el relato del joven así como su emoción a la hora de presentarla, cuando miraron a Roxanne, la pelirroja miraba con vacío, como si todo en ella se hubiera quedado en blanco, algo diferente a quedarse dormida con los ojos abiertos.

Afterlife AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora