Sangre

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Mientras Simon y su nueva amiga Olive estaban en clase de adivinación, Roxanne fue a la biblioteca y cruzó la línea fantasma, ahí dentro y en medio del mar de espíritus, Alzul buscó al profesor para consultar unas cosas en el escritorio.

—¡Maestro Salazar! ¡Profesor!

—¿Alzul?.

Al voltear, Sombra estaba en el escritorio, un poco despistado y bastante nervioso, así que corrió a abrazarlo y saludarlo pues tenía un mal presagio.

—¡Sombra! ¿Cómo estás?

—Un tanto preocupado, los aamusan han viajado fuera de sus santuarios pero no sé quién ha sido el primero en romper la restricción. Todo se puso de cabeza con mis hermanos, sobre todo con Pensamiento.

—¿Qué? Oh, no...

—Zabluda fue al teatro Castle, Likht estuvo por aquí y Gedank en la academia Irokuro, las demás paruka sospechan de ti porque has sido la única que no ha dejado su santuario.

—Sombra... Eso... No es cierto...

—Lo sé, fuiste con la Sehrgar, pero aún así nunca saliste de la isla, y su casa ni siquiera está lejos.

—¿Cómo lo...?

Se arrodilló cómo disculpa mientras se ponía muy nerviosa, cosa que al dragón sólo le hizo desesperar más.

—Alzul, no te asustes.

—¡Pero el santuario pudo quedar en peligro! Fue mi culpa, no debí salir...

—Oye —dijo mientras la consolaba y confesaba una verdad—, lo que hiciste ni siquiera fue una escapada de verdad, tu mapa marca todos los sellos de la isla y unos más alrededor, no solo del santuario, es como si hubieras ido a tu casa en fin de semana.

—Pero Likht pudo haber hecho algo, él fue el primero en romper la regla, en vida se llama Seamus Holloway, se la pasa molestándome...

—¿Seamus? —preguntó incrédulo y sospechando al mismo tiempo—. ¿Pero cómo? ¿Luz está con él?

—No. Siempre va a su habitación después de clases.

—Debió usar el conjuro de los yansakhi. Así puede ir y regresar sin ser descubierto, debió ser bastante cauteloso hasta a penas una noche.

—¿Qué no solo se usa para hacer un doble?

—No para ti o para él, tocar un espejo o estar bajo la sombra te pueden llevar a donde dejaste tu yansakhi... Me supongo que eso no lo leíste bien.

—Tomé un tren para regresar —admitió con una sonrisa torpe, que después borró.

—En fin, y entonces él debió ser el estudiante que me dijiste, y seguramente evita entrar aquí por si me encuentra, además de que, para evitar su ausencia, regresa al teatro el resto del día.

Su expresión era de notable preocupación, algo había detrás de todo aquello, más que una simple ruptura de reglas y Azul lo presentía de alguna forma desde que lo vio.

—A veces, luego está cerca de unas compañeras, molestando a otros, actuando arrogante y presumido —luego preguntó con algo de vergüenza—. Y por cierto, ¿Cómo supiste que fui con una Sehrgar?

—Ella pidió una reunión con los paruka, justo después de descubrir que los aamusan salieron, lo que ocurrió hace cincuenta años no fue mera coincidencia, todas las familias de los aamusan fueron maldecidos.

—¿Qué?

—Cada familia, a parte de los aamusan, sufrieron un ataque, aún no sabemos cómo va el desenlace —se quedó en silencio y la observó a detalle, al no notar algo fuera de lugar prosiguió—. Me temo que es todo lo que sabemos, y en cuanto a Seamus, no podemos hacer nada hasta que tengamos pruebas de verdad.

—¿Ni siquiera una fotografía?

—Ni siquiera con una cámara antigua, en las reuniones nunca se aparecen los aparatos actuales ni nada relacionado a la tecnología.

—¿Y cómo le hacían en un juicio para saber quién era el culpable?

—Esa es una gran pregunta, la respuesta no te gustaría.

—Supongo que algún día lo sabré... ¡Ah! Se me olvidaba, hace un momento apareció está perla —dijo mostrando su brazalete—, pero nunca había estado ahí.

—No es un sello nuevo... Este sello es de otro lugar, alguien debió moverlo y traerlo acá.

—¿Habrá sido...?

—Es posible, pero no entiendo porqué... —de repente se quedó callado.

—Seamus cree que mi padre le hizo daño, y quiere lastimarme.

—Imposible, tu padre fue casi el suyo también.

—¡¿Es mi medio hermano?!

—¡¿Cómo crees eso?! ¡No!

—¿Entonces?

—Leónidas ayudó a Lillian a cuidarlo, después se fue y te tuvo a ti.

—Ufff... Creí que... Espera, ¿seguro que por eso le tiene rencor, porque se fue e hizo su vida?

—Ni idea —dijo cortante, quería terminar la conversación cuanto antes—. Pero esa perla es una perla demonio, el alma de un criminal está encerrada bajo ese sello.

—¿Qué clase de criminal? —preguntó Alzul preocupada.

—Vampiros, brujas, hombres lobo.

—Sombra...

—De verdad. Bueno, casi, eran humanos antes de sus respectivas tragedias, pero algunos actuaron como esas criaturas a la hora de cometer crímenes, y sus habilidades fantasma les daba el poder de las mismas en las que se convirtieron, por lo que son de extremo peligro a diferencia de una piedra grande de color. Una mordida o transfusión de sangre, y te pierdes.

—Ahora falta saber qué rayos está en este sello y detenerlo.

—Lo bueno es que por lo menos es una, malo que fueran dos o más.

—¿Y dónde está lo bueno?

—Vamos, sabes la debilidad de cada uno.

—¿Una estaca de madera? ¿Plata? ¿Una hoguera?

—Alzul...

—Me estoy aguantando la risa de pensar que realmente existan esas criaturas... Sé que hay talleres al respecto, pero realmente lo encuentro increíble.

—Felicidades, ahora tienes en cuenta que son posibles.

—Y yo pensaba que las clases de vampiros eran estúpidas.

—Bueno, al menos podrías repasar para atraparlo.

—Fácil, ahora lo difícil es encontrarlo.

—Está cerca, eso es seguro.

Alzul notó que su tutor estaba perdido en sus asuntos, sospechó que las demás paruka debían ser incluso más serias que Sombra y que era por ello que se encontraba nervioso, así que lo dejó y se puso a indagar sobre qué espíritu podría haber traído Seamus al internado. Hablando del muchacho, se preguntó también cómo podría hacerlo confesarse ante los demás, tenía la preocupación de que la convirtieran en una errante y no volver a ver a su madre y a sus amigos nunca más.

—Amigos —pensó—, ahora tengo dos amigos... Se supone que es algo bueno, ¿por qué no me siento muy feliz?

Miró hacia el edificio de clases especiales, preguntándose si perder a ambos le dolería inmensamente, tal y como le dolía en años anteriores.

Afterlife AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora