Voces que arrancan la piel

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Para mantenerse cuerda pensó en sus amigos y su madre, todos conviviendo en la habitación fantasma.

Los entrenamientos seguían siendo los mismos, peleaba con sus primos y tíos con los mismos resultados deficientes (aunque habían muy pocas ocasiones en las que sí los derrotaba, cuando estaba extremadamente enojada), la exprimieron por otras semanas y le exigían superar a sus parientes en la lucha y en las armas, Sombra solo aparecía para ver su avance, y ella no le miraba en absoluto, le había agarrado desprecio.

—Error mío creer que podría ser un amigo —pensó.

🌑🌑🌑

Era un sábado nublado, su madre la peinaba mientras le cantaba una canción que solía escuchar en su niñez, volver a tener su cercanía era como atravesar un zarzal para obtener una fruta del otro lado, pero con el tiempo iría sanando hasta que pudieran estar unidas; cuando tocaron a la puerta para que se retirara, su madre le dio un beso, y asegurándose de no ser detenida dejó la puerta sin su seguro. La joven aprovechó y juntó algunas pocas pertenencias, así como sustento para buscar un nuevo hogar, así fue que esperó hasta la noche para salir y tratar de localizar a sus amigos, planeando esquivar a su familia hasta llegar al bosque en modo fantasma.

El tiempo se hacía bastante eterno con el pasar de las horas, pero se mantuvo paciente y callada hasta que el reloj de la casa se escuchó, para entonces dieron las dos de la mañana y jaló la puerta sin hacer sonido, salió de la habitación al no escuchar ruido alguno, creyendo que estaban profundamente dormidos, buscó la habitación de su madre y en un descuido de los suyos vio el brazalete de sellos, el cual tomó pero no se lo puso, y llamó a la puerta de Neru mientras susurraba de que la esperaría abajo.

Viendo que no habría de otra, terminó usando las cuentas y se apresuró, por lo que bajó las escaleras y cruzaba la sala en modo fantasma de forma rápida, cuando una frase le llamó la atención y la hizo frenar.

—Pero Roxanne nunca estará a la altura de Leónidas.

Aquella sensación que la había atormentado en esos días la impulsó a detenerse y escuchar, a la vez que no quería seguir oyendo las mismas quejas que la habían perseguido toda su vida, un picor volvió a recorrer sus venas y se sujetó la muñeca, aguantando las ganas de soltar un quejido doloroso; asomándose sin dejarse notar, observó que todos sus familiares paternos estaban reunidos, mientras la conversación seguía notó que su madre aún no salía de su cuarto, y rogó porque se estuviera apresurando.

—De verdad que fue mala idea hacer que volviera a tener contacto con Neru, sus entrenamientos siguen siendo deficientes.

—Fue tu culpa, tú no aceptaste que solo se quedara la niña.

—¿Y cómo quitarle la vida a la mujer? Además había posibilidad de que nuestro hijo volviera.

—Y no lo ha hecho. Ya no tenemos motivos para mantenerla, una boca que solo estorba.

—Podríamos decirle a la niña que huyó por vergüenza...

—¿De verdad es lo único que les preocupa? —interrumpió uno de sus primos en su defensa.

—Esther...

—La maldición cayó sobre los aamusan —siguió Gustav—, eso los incluye a ella y al hijo de Lillian. Estuvimos ahí cuando se estuvo convirtiendo en vampiro por culpa de Seamus...

—Los aamusan rompieron la restricción —lo ignoró su padre—. Por eso le advertimos que no debía salir del santuario, aún si podía caminar en toda la isla y más allá.

—Pero ella no lo debe saber... 

—¡Cállense!

El abuelo Sheng estaba más que molesto con sus nietos, pues fueron ellos los que encubrieron a Roxanne cuando se convirtió en vampiro.

—"Y el hijo de las sombras soportará en tormento silencio" —siguió una de sus tías—. Han pasado cincuenta años desde que cambió su estilo de vida, entrenar otros cien más no hará la diferencia y tampoco impedirá la maldición.

—No me lo parece —interrumpió otra—, nunca se ha quejado hasta ahora, solo por alejarla de distracciones efímeras como los vivos.

—Pero estamos hablando de una maldición que le cayó encima.

—Además, hablamos de una niña...

—¿Y eso qué? Leónidas a su edad era un excelente guerrero.

Aquellas palabras movían algo dentro de Roxanne, quería huir, correr, pero no podía ni respirar, el dolor la cegaba y su sed de sangre quería atacarlos, acabar con el sufrimiento.

—Es lenta, muy emocional, despistada. Si dejó que la convirtieran fue por descuidada.

—Es una pena —aquella voz era la de Sombra—, trabajar con ella es como estar en una guardería. Entiendo que no es precisamente Leo, pero también podría dar su máximo esfuerzo.

Hubo silencio después de eso, entonces el abuelo Sheng tomó una decisión.

—Que le quiten el don a la niña, su prima Victoria tomará su lugar en lo que consigue mejorar. Tendrá un mes o ella y su madre serán errantes, independientemente de cualquier moral.

Aquello fue la gota que derramó un vaso, comenzó a jadear llena de enojo y se alejó de la habitación, provocando un poco de ruido y rompiendo objetos por culpa de su energía; algunos de sus familiares lo notaron y salieron a investigar, fue entonces que la vieron salir de la casa por la puerta principal y corría afuera. Roxanne tenía los ojos llenos de lágrimas, corría demasiado rápido cuando sintió que algo la derribó al suelo.

—¿A dónde crees que vas?

—¡Suéltame!

—No debes salir...

—¡Pero ya tienen a mi reemplazo!

—Aún puedes cumplir el deseo de tu padre...

—¡CÁLLENSE!

Se soltó del agarre y lanzó a su primo por los aires, entonces toda la familia y la paruka la rodeaban.

—¡Todo este tiempo su hospitalidad fue una gran farsa! Nos separaron a mi madre y a mi, creen saber lo que mi padre hubiera querido, ¡PERO NO ES ASÍ! ¡USTEDES ESTÁN LOCOS!

—¡Ya fue suficiente! —gritaba su abuela.

La paruka tomó su forma dragona.

—Deshonraste la memoria de tu padre cuando permitiste los errores —le reclamaba uno de sus tíos.

—¡Noticias de última hora! ¡Mi padre también es humano, y también se cansaba de ser el hijo perfecto! Oh, pero su familia aún era apreciada por él y decidió guardarse todo, ¡porque no quería que ustedes se sintieran mal!

—Eres una ingrata, de no ser por nosotros, acabarías con tu madre en un burdel...

—¡NO SE METAN CON MI MADRE, NI CON MIS AMIGOS, NI EN MI VIDA! ¡NO LOS QUIERO VOLVER A VER NUNCA!

De pronto una nube negra la cubrió por completo, lo único que escuchaba en su cabeza eran las voces que la habían lastimado, así como los rostros oscurecidos de sus familiares, y cayó al suelo arrodillada, nadie se movió por la confusión hasta que la paruka les dio una advertencia.

—Hay que quitarle el mapa, algo anda mal...

Fue demasiado tarde, la joven se reincorporó y permaneció inmóvil, para luego volverse invisible, la buscaron con la mirada y el dragón probó suerte en la dimensión espectro, sin embargo su esencia se había esfumado por completo, siguieron su búsqueda cuando notaron un par de destellos en medio del bosque, se ponían en defensa temiendo un ataque y la figura se mostró, parecía que Alzul se cubría en color negro y su melena flameante ahora era un conjunto de plumas oscuras.

Uno de sus primos, temeroso, intentó acercarse, no puso un pie al frente cuando yacía en el suelo herido y derrotado, uno a uno, sus familiares caían con heridas por todas partes, además de que les había robado sangre para alimentarse, la velocidad a la que iba era vertiginosa, cuando terminó con su clan se puso frente a la paruka.

—Quítame el don si te atreves.

Aquella voz sonaba distorsionada. Sombra no pudo ni reaccionar cuando sintió una apuñalada en el hombro, aquella ya no era la aamusan con la que había trabajado.

Era un demonio.

Afterlife AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora