Sensaciones y presentimientos

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Creyó que todo estaría en caos cuando regresó al internado.

Al cruzar la puerta y ver a los fantasmas, notó de inmediato que todo transcurría al igual que cualquier otro día, su sombra regresó a ella y le explicó a detalle su labor, todo con resultados satisfactorios. El profesor Salazar ni siquiera había notado su "verdadera" ausencia, mas no fue motivo para bajar la guardia, faltaba que la paruka no se hubiera dado cuenta.

🌹📿📿🌹

El lunes durante el almuerzo estaba usando un gorro de pesca para evitar las duchas por parte del colegio, mientras Simon le conversaba de las clases de clarividencia y jugaba con una baraja.

—Leer hojas de té realmente me pone loco, solo veo hojas mal molidas y semillas en trozos.

—Solo debes buscar alguna forma y relacionarla a algo.

—Mi abuela las lee mejor.

—Tú también podrás leerlas algún día.

—Ugh, es tedioso, y lo peor es que me falta ver las estrellas. Ya tengo suficientes con las que me rodean cuando estoy en la luna a media clase.

Aquel comentario le dio risa a Rox.

—Intenta de poco en poco.

—Pero es realmente aburrido, esperaba aprender limpias o algo sanatorio, no a... "De tín, marín".

—Tómalo con calma, ¿Cuál es la parte que se te dificulta?

—¿Por dónde empiezo? Ah, ya sé, por todo. Esa cosa huele horrible, la pasta sobrante está deforme, y no sé qué significado debe tener si sale una figura de charco.

—¿Pasta sobrante? ¿De verdad lo tomas en serio?

La joven reía mientras el chico hacía muecas, en eso llega Seamus con una caja pequeña.

—Oye, rojita, te tengo un regalo.

—No, gracias, viniendo de ti o tu compañía, seguro tiene algo muerto dentro.

—Me ofendes —dijo mientras la abría y revelaba varias paletas de caramelo.

—¿Tienen veneno? ¿Laxantes? ¿Un amarre? —siseó Simon desconfiado.

—Ugh, solo tú puedes fijarte en semejante bruja. Solo era una muestra de disculpa por la lluvia de la biblioteca.

—Con ese vocabulario dudo que alguien te perdone.

—¿A caso importa? No, y no me importa si tú también te las tragas.

—¡Basta, Seamus! —intervino Roxanne molesta—. Ya es suficiente con aguantar tus "bromas", pero este acoso va demasiado lejos.

—Dile gracias a tu padre...

—A él no lo puedes meter en esto.

—¿Crees que era un santo? Es hora de que vayas despertando...

En eso, alguien lo había golpeado y derribado al suelo, pero no fue Simon; una joven alta y de cabellera corta platinada se había interpuesto entre los dos, miraba a Seamus con desagrado y pronto temblaba por haberle dado el puñetazo.

—Ya me tienes harta, maldito malcriado —expresó con pocas trabas.

—¿Quién rayos eres y por qué te metes en donde no te llaman?

—Me meto porque no voy a permitir que los sigas molestando. Desde que llegaste a este lugar solo has sido una hiedra venenosa.

—Eso no te da derecho a meter la nariz en asuntos ajenos, mocosa.

Afterlife AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora