Afterlife Academy

Una deuda de madre y los ecos ocultos

Aquella visita había sido un momento de dicha para ambos quienes le comentaron a Olive (quien había ido al local para comprobarlo), y regresaron a sus casas después de presenciar ese milagro. Cuando Roxanne estaba entrando a su habitación por la ventana, sus primos la estaban esperando, con una mueca de preocupación.

—El abuelo quiere hablar contigo.

Aquello fue sin duda de mala espina.

🥀🥀

Estaba sumamente nerviosa entre sus abuelos y tíos, quienes la miraban con decepción y ni siquiera le dieron la oportunidad de hablar, le hicieron notar que uno de sus parientes la había visto fuera del santuario cuando debía estar en el lugar, por lo que le esperaba una charla poco agradable y una gran reprimenda severa de su familia.

—¿Hace cuánto que sales sin permiso señorita?

—Solo fui a visitar a un fantasma encarnado...

—¡Esa no es una respuesta!

—Solo fue esta vez.

—¿Quieres que te ponga las gliphas de veracidad?

La joven no respondió, recibiendo un azote en la palma de las manos, y se vio en la necesidad de reprimir el dolor.

—Sombra nos ha dicho que no cumples con tus deberes como lo hacía tu padre —replicó su abuela—. Te tomas demasiado tiempo.

—De verdad que los ayudo, lo he hecho desde que me convirtieron en aamusan.

—¿Acusas a Sombra de mentiroso?

—Eso no fue lo que dije...

—¿Hace cuánto que nos estás mintiendo?

—No les estoy mintiendo...

—Y ahora sales con que Likht también se escapa de su santuario.

—Pero es la verdad, va al internado y hasta casi me convierte en un vampiro...

—¡Eso es imposible!

El hombre había dado un puñetazo en el suelo, señal de que estaba realmente enfadado.

—Se te dio un deber, se te entrenó toda tu vida para que cumplieras con él, has vivido mucho tiempo en el internado para conocer dónde están los fantasmas.

—¿Y ahora salen con que tienes novio y solo te importa él y tu amiga?

—Eso no es cierto, en absoluto.

—No volverás a ese instituto hasta que se hayan graduado, y olvídate de que visiten este lugar.

—¡Pero eso no es justo!

Se tapó la boca pero era tarde, sintió la bofetada de su abuela y las miradas cargadas de enojo del resto de su familia, para cuando terminaron con ella, sus primos la escoltaron a su habitación, solamente para descubrir que estaba completamente sellada: las ventanas estaban bloqueadas con rejas y tablones, y estaba lleno de zapisi de bloqueo por si intentaba escapar. El sentimiento de ira regresó y lloró en silencio y amargamente, temiendo que la delaten por sus lágrimas, además de sentir un picor ardiente en su muñeca izquierda al que no pudo poner atención debido a sus emociones, creyendo que era una lesión de los azotes.

—Realmente odio que se comporten así —pensó con profundo sentimiento.

Deseo que el cuarto fantasma estuviera ahí, y hablar con su padre para aliviar esa sensación de tristeza, se sintió derrumbada, su sangre hervía con enojo y estuvo por gritar cuando llamaron a la puerta con una sutil voz familiar, una que la pudo apaciguar.

—¿Pua?

Aquella era su madre, quien le llamaba por el apodo que tenía de pequeña, se sintió nerviosa pero decidió abrirle para evitarse más problemas en su clan, su madre traía una taza con té la cuál le ofreció y la invitó a pasar.

—Gracias por el té —dijo con poca voz y sin poder verla, hablando con ella en su lengua natal.

—Lo siento mucho por lo que te hicieron.

—No es nada. Solo es mi castigo, estaré bien.

Ninguna se movió de su lugar, y la dama siguió la conversación con una voz quebrada.

—Tu padre tenía razón en decir que te estaban lastimando... Y yo nunca pude negarme... No merezco ser tu madre.

Su mamá rompió a llorar en silencio y se acercó para consolarla, odiaba verla con lágrimas en su rostro.

—¿Hablaste con mi padre?

—Solo en un sueño, pero me doy cuenta demasiado tarde que he sido la peor madre...

—Nunca me abandonaste.

—Pero no pude criarte. No merezco ni llamarme madre si no te cuido yo misma... Dejé que te hicieran su arma, y yo solo podía callarme... Es lo único que sé hacer, soy una inútil.

—Madre... Perdóname tú, creía que te causaba mucho dolor, por recordarte el pasado.

—No... Perdóname tú, hija mía... Creí que al recibir su hospitalidad debía cumplir una deuda... Pero la que pagó por ello eras tú.

La joven se quedó impresionada con esas palabras.

—Cuando me dijeron que debía seguir la labor de mi padre tenía miedo... Quería seguir intentando ser normal para poder estar contigo.

—Me duele ver que solo te vean como a una espada, y me duele no haber sido una madre para ti cuando lo necesitaste.

Se abrazaron en silencio un rato, una hora, después dos, Roxanne sintió el calor de su madre, y la dejó desahogarse de su silencio.

🥀🥀

Todo lo que creyó de ella lo dejó de lado, aún le costaba comprenderla pero le dio la oportunidad, fue entonces que descubrió algunos detalles ocultos; después de que conoció a su padre su vida había cambiado de repente, sin embargo aún tenía sus costumbres, una de ellas era ser obediente y callada, por lo que después de meditarlo en los días que llevaba castigada pudo entender algunas incógnitas: después del incidente del Limbo, su madre recurrió a la familia de su padre con la ilusión de que podría darle una buena vida, por el contrario sus familiares sabían de su origen y no estuvieron muy dispuestos al principio.

Con el temor de que se volviera a los "malos pasos", decidieron darles refugio, pero todo cambió cuando la eligieron para reemplazar a su padre en su misión. Su madre había protestado varias veces, y ellos la habían mandado a callar si es que quería seguir al pendiente de su hija, habían amenazado a Neru con la custodia si se negaba o le hablaba del tema a su pequeña (de ahí que siempre las tuvieran separadas). Aún dolía, y la versión de su madre era aún más fuerte, ya que ella no es de mentir, y eso lo recordaba bien.

Los días siguientes le permitieron salir de su habitación para seguir su entrenamiento, si bien había mejorado, ahora era derribada fácilmente debido a que no quería seguir luchando, y le habían despojado del brazalete hasta que el otro ciclo iniciara y se olvidara de sus amigos, con ello y con ese ardor en la muñeca, algo más estaba creciendo, algo que no era absolutamente bueno.