Era un mes de Julio completamente tranquilo, eran de hecho los últimos días de vacaciones antes de que los jóvenes volvieran a su prisión de libros y tareas, algunos iban a escuelas normales, donde enseñan historia y matemáticas, pero no en el internado Almawtu, era una escuela que también incluían cursos especialmente dedicados al estudio de lo paranormal y el ocultismo, o eso aparentaba en un simple plano pues ahí asistían jóvenes que querían dedicar su vida a las artes de lo inexplicable.
Suena más a una escuela de verano para chicos con imaginación, pero aquel lugar se encontraba en uno de los rincones más ocultos del mundo, al igual que otros sitios similares y con la misma función que una escuela curricular, lo único que las diferencia de los colegios normales, además de sus clases sobre eventos inexistentes, es que en realidad es un santuario donde los espíritus rondan por sus pasillos sin molestar a los estudiantes. Ningún alumno ha sido capaz de verlos, pero siempre ocurren travesuras por parte de los entes.
Y eso Roxanne lo sabe bien.
Toda su vida había sido criada para poder tratar con ellos, desde su niñez hasta su juventud, toda su familia se había encargado de proteger el islote donde los sellos mantienen a los espectros en su sitio, evitando que dañen a los vivos; toda su vida, desde su padre hasta abuelos y tíos, y ahora ella cargaría con esa responsabilidad.
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Era el penúltimo día de vacaciones, su prima Esther y ella se encontraban practicando artes marciales cuando la joven es derribada por su pariente.
—Necesitas más rapidez, estar más alerta —le reprendía.
—Fui rápida, pero creo que tú hiciste trampa —respondió jadeando en el suelo—. Aún no puedo creer que tenga que hacer todo completamente sola está vez, pensé que al menos Iris me acompañaría durante este ciclo.
—Iris irá al sur del islote, yo estaré en el este, además no es tan preocupante, los sellos han estado guardados desde hace buen tiempo, solo sería otro ciclo académico viendo cómo los niños juegan a las cartas de tarot y fingiendo ser videntes.
—Te recuerdo que uno de los sellos se quebró hace cincuenta años —dijo con pesadez lo último.
Esther guardó silencio pues sabía que su prima se refería a un incidente que había cobrado la vida de su tío, y que a partir de ese momento todo para la joven se desmoronó, pues tomaron control sobre ella y su madre, a tal grado de que el ambiente para ambas era tenso.
—Aún con eso su sacrificio no será en vano, podrás ser la nueva aamusan, algún día serás una líder de la familia, y la paruka puede aparecer en tu ritual de nueva guerrera.
—Sobre eso, ya que lo mencionas... —la chica intentó sincerarse pero se interrumpió.
En ese momento llamaron a la puerta, tras deslizarla entró una mujer alta, esbelta y con la misma cabellera rojiza de las jóvenes, entra mientras sostiene una bandeja con tazas de té.
—Aquí están ustedes dos —dijo la dama—, Roxanne, el abuelo quiere hablar contigo, sobre lo de tu ciclo.
—Ya lo sé, estuvieron diciendo lo mismo todo el fin del verano —suspiró y pensó para sí misma—. Y la semana anterior, y el mes pasado, y el mes anterior a ese.
—Bueno, al menos podrías ir a verlo, realmente quiere darte consejos.
La joven se levantó y se despidió, caminando por la finca para ir a ver a su abuelo, el lugar era lo bastante grande para ser una mansión oriental, toda su familia paterna habían habitado el hogar desde que el sello de los dioses se forjó en el islote, y se levantaron el santuario y su palacio, sus parientes eran seguidores que aceptaron convertirse en guardianes espirituales y habían vivido más que cualquier otra persona; hacía miles de años solo eran sus abuelos y sus hijos (entre ellos su papá), una amiga de ellos y otras dos familias que se encontraban ahora por otras partes del mundo, pero tras años de adaptación y recorrer el mundo estaban sentando cabeza en ese tranquilo lugar.
Llegó a la sala donde sus abuelos la esperaban, miró a la puerta y trató de mantenerse serena antes de llamar, cuando escuchó un sutil "Adelante", entró y cerró la puerta detrás, haciendo una reverencia y descubriendo que su madre estaba con ellos, entonces se hizo silencio.
—Roxanne —habló su abuela—, en dos días regresas al colegio, ¿Tienes preparado todo para el curso?
—Sí, abuela Fai.
—¿Estás lista para el rito de liderazgo?
—Sí, abuelo Sheng —respondió al hombre, no sin pensar en lo contrario.
Su madre no dijo nada, sabía que nunca les dirigía la palabra a sus abuelos (pero desconocía la causa), y siempre que la veía la mujer tenía una expresión de profundo dolor, Neru -el nombre de su mamá- hizo una reverencia a los mayores y se retiró en completo silencio (salvo por una discreta señal a su hija), mientras la familia de su padre eran todos como los cardenales rojos, su madre tenía la belleza de un cuervo, era hermosa y con buen porte, sabía incluso que era una mujer de cultura en sus tiempos, le habían contado cuando su padre la conoció siendo un joven viajero, ella no tenía hogar y se enamoraron, pero tras lo ocurrido se volvió fría y distante con respecto a la familia de su esposo, más no renunciaba al clan y siempre tuvo el presentimiento de que algo le estaba ocultando.
—Esperamos con ansias —prosiguió el caballero—, querida nieta, que salgas igual de habilidosa que tu padre. Él estaría muy orgulloso de verte convertida en su sucesora.
Roxanne se ponía mal internamente, harían falta unos meses para el aniversario de su padre donde se pondría aún peor, lo único que han hecho en aquel día era recalcar su deber a futuro y la tragedia que marcó su infancia, poco le importó a su familia que ella no quería ser la nueva guardiana aamusan (cosa que mantuvo en secreto), que deseaba ser normal como su madre para que estuvieran juntas como alguna vez fue, y acabado el día lloró en silencio en su habitación.
—Otro año de estúpidas lecciones... —meditaba casi apagada y recordando la presión que sentía—. Un año donde esta vez estaré más sola que la luna... Podría no asistir, pero eso llama la atención, necesito un pretexto... Y hablando de mentiras, necesito un remedio para mañana. No quiero ser como mi padre... Pero tampoco quiero defraudarlo...
Se sentó en la cama y miró a la luna desde su ventana, no tenía el valor de desafiar los deseos de su familia, su temor era acabar en el mismo destino que su amado padre y se mantuvo despierta toda la noche ideando una forma de no asistir o no celebrar.
—No quiero recibir el regalo...
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Afterlife Academy
FantasyLos guardianes del mundo de los muertos decidieron adoptar a los vivos como sus hijos, pero aquello significaba que verían las almas de aquellos que se niegan a irse al descanso eterno, por lo que muy pocos decidieron aceptar esa curiosa petición: l...