Habían transcurrido los días en calma, Roxanne tenía planeado pasar el fin de semana leyendo las historias de Elieh, con quien ya estaba formando una amistad; Simon le había prestado libros de ciencia ficción, aventuras y cómics, algo que al joven escritor no parecía gustarle mucho.
—Entiendo que es otra rama de fantasía, pero encuentro muy absurdo que los héroes aparezcan nuevamente en otra historia cuando murieron en una anterior, me confunde demasiado. O muere y se acaba, o se vuelve extenso y aburrido.
Era viernes por la tarde, estaba en la biblioteca cuando Simon se le acerca muy alegre.
—Te invito a comer.
—Pero ya pasó la hora del almuerzo.
—No, no es eso, me refiero a que te invito a comer pero a mi casa.
Aquel comentario fue una sorpresa.
—No voy a poder ir.
—Rox, por favor.
—Mi familia es muy estricta con eso, o me quedo aquí, o voy directo a casa.
—¿Por qué? ¿Qué tan militar es tu familia?
Si Simon supiera, pensaba la joven, no creería que su abuelo tenía más de mil quinientos años, que toda su familia había estado en una guerra invisible, que todas sus tíos y primos habían sido guerreros de toda clase, o que su propia madre era una geisha de hace cien años.
—Mi bisabuelo era comandante de un ejército —mintió—, creo que eso explica muchas cosas.
—¿Ni siquiera una hora?
—No, en absoluto.
—¿Y si te pudiera visitar?
Salir y dejar el santuario sin supervisión era de por sí un gran riesgo (y dado en cuenta que Likht había dejado el suyo desde otra parte de la tierra), permitir que Simon la visitara a su casa en lo más oculto de la isla y con una numerosa familia llena de algunas costumbres antiguas, la idea daba mala espina.
—No creo que quieras volver después de ello.
—¿Hablas de los Makoto?
Aquella voz, notablemente fastidiada, era de Seamus.
—¿Conoces a su familia? —pregunta Simon confuso.
—Mi madre era amiga de ellos —dijo con cierta desilusión, y mirando a Roxanne dijo—. Necesito hablar contigo en privado, si no te molesto.
—¿No podrías decirlo frente a él?
—¿Le contaste del trato de Make y Nayim? Eso es seriamente contra la ley.
—¿Make y Nayim? —preguntó el joven de rastas confundido.
Roxanne le pidió a su amigo que la esperara, y fue con Seamus hasta la entrada de la biblioteca.
—¿Por qué dejaste tu instituto? —susurró ella—. Eso sí va contra la ley.
—Es una ley nueva, romperla no hará tanto daño y los aamusan estarán haciendo lo mismo en algún momento. Además, no lo dejé desprotegido, y con un buen truco podrías ir a dónde te guste fuera de tu santuario.
—¿Luz sabe de esto? Porque literalmente tu visita no fue en absoluto bien aceptada.
—Quería ponerte a prueba. ¡FUEGO!
En ese instante, una lluvia de globos de agua cayó sobre ella y las risas no se hicieron esperar.
—¡Esto es el colmo de colmos!
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Afterlife Academy
FantasyLos guardianes del mundo de los muertos decidieron adoptar a los vivos como sus hijos, pero aquello significaba que verían las almas de aquellos que se niegan a irse al descanso eterno, por lo que muy pocos decidieron aceptar esa curiosa petición: l...