24. Inevitables

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El regresivo conteo mental al que se había encomendado Kanon llegó a su fin, y giró el pomo de la puerta sin siquiera alertar de su intención de acceder.

No se dignó a entrar con cautela, ni con respeto ni mucho menos con discreción. Kanon simplemente entró como si ese espacio fuera el salón de su casa y cerró la puerta a sus espaldas, todo ante la mirada de odio que Saga le mandaba a través del reluciente cristal de sus finas gafas.

- Vete, Kanon.

El menor de los dos hermanos fingió no haber escuchado esa orden masticada por la rabia, y andó desvergonzadamente hacia la zona de trabajo de Shura, huérfana de propietario. Dejó el casco y la chaqueta sobre una de las sillas dispuestas para las visitas, manteniéndose todavía esquivo de la mirada con la que le acuchillaba Saga.

- He dicho que te vayas.- Saga se quitó las gafas y las dejó al lado del papel que contenía el alegato con el que debía inaugurar su intervención. La americana y la corbata colgaban del perchero exclusivo para sus pertenencias y la camisa blanca la lucía con los dos botones superiores desabrochados, dejando entrever sugerentes destellos de su pecho agitado por la furiosa respiración. Kanon seguía obviándole la presencia, experimentando serias dificultades para hacerle frente, puesto que se sabía en gran parte culpable de ese estado de crispación en el que parecía estar adscrito Saga.- ¡Lárgate de aquí! - Exclamó el Fiscal de repente, viéndose obligado a levantarse bruscamente de su asiento para hacer valer su voluntad con sus propias manos si era necesario.- ¡Fuera! ¡No quiero ni verte la cara!

Saga le cogió del brazo para tirar de él y sacarlo de sus dominios a empujones, pero Kanon se zafó del agarre de un tirón, dándose media vuelta hasta quedar sintiendo la agitada respiración de su gemelo contra su rostro.- ¡Lo siento, ¿vale?! - Kanon detuvo los burdos intentos que Saga aún empleó para darle caza y echarlo de ahí, intentando seguir con su sumiso plan.- Ayer fui un gilipollas, lo sé...- admitió cuando Saga dio un par de pasos atrás y se apoyó una mano en la cadera mientras con la otra se sujetaba hacia atrás los mechones que caían en su frente, respirando furia y reteniendo demasiados impulsos que le demandaban reacción.

- En serio te lo digo. Vete Kanon. No quieres estar aquí, así que no estés. Vete donde te plazca.

- ¡Joder, Saga! ¡Me estoy disculpando!

- ¡Como haces siempre! - Gritó Saga otra vez, enfatizando su desazón con bruscos aspavientos.- Primero la cagas, luego te disculpas, pones a cero tus deudas morales y vuelta a empezar. ¡Ya no puedo más contigo, hermano! ¡Me has llevado al límite del hartazgo!

Kanon se mordió un gruñido y negó repetidamente con su cabeza al tiempo que vertía su mirada por las relucientes baldosas del despacho.- Mira quién habla - Contraatacó, observando a Saga de refilón, hallando injusto seguir siendo acusado después de haberse disculpado de corazón.- ¡El empático! ¡El solidario! ¡El agradecido! - Espetó con mordaz ironía.- ¡Aún espero que me des las gracias por haberme tragado un viaje en coche de seis horas que podrías haber hecho tú solito!

- ¡Yo tenía que preparar un juicio! ¡Tal vez no te acuerdes de ésto!

- Ay que joderse...- Masculló para sí mismo, no dando crédito a lo obtuso que se mostraba Saga.- "Gracias, Kanon. Sé que ha sido una putada pedirte ésto. A veces olvido lo suertudo que soy de tener un hermano como tú..." - pronunció con evidente socarronería, acercándose a Saga con el orgullo en alto.- Sólo me bastaba escuchar algo así de tu parte. Sólo éso, y se me olvidaba el no haber casi dormido, el mal rato que pasé e hice pasar a Úrsula y el haber molestado a Rada con algo que no es su problema, todo para no ir solo y matarme de sueño en la carretera.- Saga selló los labios con impotencia, reconociendo en vergonzoso secreto que las palabras de su hermano poseían una gran dosis de razón.- Pero no...- prosiguió Kanon, plantándose ante su gemelo con las manos apoyadas a ambos lados de su cadera.- Tú sólo quisiste "los papeles", "los documentos", "vamos a ver", "vamos a analizar"...- añadió, gestualizando con una mano cada uno de los escarnios despachados.- Ni me preguntaste cómo había ido el viaje, ni cómo había dado con Úrsula ni cómo se encontraba ella...- continuó, enumerando con la ayuda de sus dedos todas y cada una de las faltas de su gemelo.- Nada, Saga...¡Te importó todo una puta mierda!

Duelo Legal V: CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora