93. Paid in full

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"It's hard for me to love myself right now
I waited, hated, blamed it all on you
Needed to be strong, yet I was always too weak
So again only blamed myself for this state we are in
I will take what you have for me now, it's not too late"

(...)

"I need you less and less
And every day leads us farther away
From that moment

It's hard for me to hate myself right now
Finally I'm understanding me
One day we may have whole new me's and you's
But first I need to learn to love me too"


***

Hacía un par de horas que ambos hermanos estaban trabajando en silencio. Kanon apenas había abierto la boca y se había concentrado en la pintura de la habitación que le había asignado Saga sin emitir ni una sola queja. Ante la propuesta de poner la radio y escuchar música o algún programa matinal, su respuesta había sido un simple encogimiento de hombros subrayado por un desganado «me da igual».

Saga se lo había mirado de reojo, extrañado, y había acabado eligiendo una emisora de música actual. Kanon no se había presentado hasta esa misma mañana, y lo había hecho arrastrando un ánimo taciturno que aún parecía adherido a su aura, limitando su actividad a mojar el rodillo, pintar, beber café y fumar.

Fumar mucho.

Saga no dijo nada cuando vio que su gemelo se acercaba otra vez a la cafetera que él mismo había conectado en un enchufe del salón, pero cuando por el rabillo del ojo reparó en que Kanon se llevaba otro cigarrillo a los labios, dejó el rodillo en el escurridor y se abalanzó hacia él para arrebatárselo de la boca.

—Ya basta de fumar por ahora.

—¿Qué haces? Devuélvemelo —Kanon quiso recuperarlo, pero Saga se escondió la mano—. Saga, joder...

—Es el séptimo desde que has llegado.

—Ah, ¿ahora me los cuentas? —preguntó, irónico y cabreado.

—Frena un poco, sólo te pido esto.

—¿Pero a ti qué cojones te importa?

Kanon arrugó el ceño, alcanzó el paquetillo que había tirado sobre un bote de pintura por estrenar y agarró otro cigarro.

—¡Que ya vale, Kanon!

Saga arremetió contra él y esta vez se lo sustrajo todo, viéndose repelido de inmediato por un empujón bastante mal medido.

—¡¿Estás imbécil o qué?! ¡No soy un puto crío! —Kanon le miró furibundo. La fuerte respiración se apreciaba incluso en el movimiento de los hombros tensos y las ojeras que subrayaban sus ojos delataban una evidente falta de descanso—. No eres papá para controlarme así, y ya soy mayorcito —agregó, acercándose un paso con la mano tendida hacia arriba—. Devuélvemelo.

Saga negó con la cabeza, manteniendo el material lejos de cualquier intento de alcance.

—Soy tu hermano, y me preocupas.

Kanon chasqueó la lengua y miró a cualquier parte, apoyando las manos en la cadera.

—Hay que joderse...

—A ti te pasa algo —Saga se aproximó hasta quedar a un palmo distancia y se fijó en la enrojecida mirada que lucía su hermano—. No te he visto hasta hoy y desde el sábado que hablamos ya han pasado unos cuantos días.

Kanon le contempló con altivez, encogiéndose de hombros.

—¿Y? Tenía cosas que hacer.

—No tenías nada que hacer.

Duelo Legal V: CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora