44. De puertas para adentro

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The Wyvern's Cave

─Así que el abogado de la defensa había ejercido de enfermero en el mismo psiquiátrico donde estuvo Thane...

Rhadamanthys estaba fregona en mano, dando un último repaso al suelo tras la barra. Había decidido acudir al pub por la tarde y abrirle la persiana durante unas horas en las que apenas tuvo trabajo. Kanon se hallaba sentado en un taburete, al otro lado, con unas profundas ojeras de cansancio delineándole la achicada mirada. Ni fuerzas le quedaban para entrar en detalles de cómo había transcurrido su largo día y, por primera vez en la vida sabiéndose en plena consciencia de ello, lo único que deseaba era irse a casa.

Sí.

Irse a casa, meterse en la cama y dormir. Dormir largo y tendido hasta que el dolor de espalda le arrancara del colchón al día siguiente.

─Te juro que haber descifrado que tras Dou Garbellen yace el jodido Lune de Balrog no me ha dado la satisfacción que creía...─ Kanon se frotó el rostro con ambas manos, despejándolo únicamente para mostrar sus ojos enrojecidos de agotamiento.

─Porque no concibes como alguien que de joven batalló a su manera para defender una causa perdida como lo era Thane ahora ejerza de abogado, y que lo haga para defender a Hypnos ─. Rhadamanthys sumergió el mocho en el cubo de agua con olor a lejía jabonosa y dio otro fregado en la zona de los tiradores de cerveza.

─Pues no. No me entra en la puta cabeza. Lo único que sé del cierto es que ese tío es un zorro y no creo que se acojone ni un milímetro, aunque que le restreguemos por la jeta que hemos dado con su pasado.

─Bien que él os lanza puyitas, Kanon...─ Rhadamanthys agarró un trapo húmedo y lo pasó por encima de toda la barra ─. Os deja claro que sabe sobre la defensa que Saga hizo de tu causa, se preocupa mucho en referirse a Aspros en términos descalificantes cada vez que puede. Él se está dando todas estas libertades con vosotros.

─Porque nos lleva ventaja. En todo. Nos tiene agarrados de los huevos, literalmente.

Kanon suspiró con desánimo. Volvió a frotarse la cara y acabó arrastrándose los cabellos hacia atrás hasta dejar las manos en la nuca y presionar las cervicales contra ellas.

─Tengo varias llamadas de mi tío, pero no se las he devuelto...─ dijo, cambiando de tema mientras Rhadamanthys se hacía con el cubo y la fregona y se lo llevaba hacia el almacén ─ Luego le he mandado un whastapp y no me lo ha contestado...ni siquiera me sale como leído...¿sabes algo de él? ¿le has visto?

─Sí. Se me había olvidado ya...─ admitió el Wyvern, emergiendo de las profundidades de la trastienda ─ Ha pasado por casa durante el receso del juicio; ha recogido sus cosas y me ha dicho que se iba a un hotel, que no deseaba causarnos más molestias.

─¿Y tú le has dejado?

─¿Y qué querías que hiciera? ─ se defendió Rhadamanthys.

─No sé...¿retenerle, por ejemplo? ─ contraatacó Kanon con tono sarcástico.

─¿Para qué? Si desde que llegó bajo el pretexto de pasar tiempo contigo tú no has estado en casa para nada...

─También es verdad...─asumió Kanon, no sin sentir un poco de vergüenza hacia el egoísmo que le llevó a pedirle el viaje ─ Aún no he podido estar con él del modo en que lo había planeado. En serio, qué mierda de días...

─Además ─prosiguió Rhadamanthys, inclinándose sobre la barra para apoyar los brazos en ella ─, reconozco que me ha pillado todavía en la cama y...digamos que...mi capacidad de reacción no estaba activa.

Duelo Legal V: CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora