43. Anagrama

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─¿No los ves iguales?

Kanon puso los dos móviles sobre la mesa; el suyo mostrando una de las fotos que había tomado de la revista y el de Saga con una imagen de Balrog.

Saga fue hacia su maletín para hacerse con sus gafas y una vez las tuvo a sitio se acercó a los dispositivos, arrastrando con él ese aroma a recién duchado que todavía desprendían sus cabellos húmedos.

─¿Qué quieres que te diga, Kanon?

─Piensa que han pasado veinte años. Hay personas que cambian bastante con el tiempo.

─Y dices que Thane está reticente a hablar de este muchacho.

─Le molesta hablar de él, y este simple detalle cuenta mucho, ¿no te parece? Además...─ Kanon apoyó medio trasero sobre la mesa circular del salón, mientras observaba cómo Saga seguía comparando ambas pantallas ─ todavía no ha acudido al juicio, alegando que "no le apetece respirar el mismo aire que su hermano". Y una mierda. Esta chorrada de excusa no se la cree ni él mismo. Y está raro...

─No sé, Kanon...─ Saga se irguió, cruzándose de brazos mientras parecía estar sumido en pensamientos cansados ─. En internet no encuentro información de Balrog y tampoco no he dado con nada tras ese nombre que me has pasado. Físicamente no yo veo parecido alguno entre este joven enfermero y Balrog y...si aceptáramos que son la misma persona...¿por qué hace dos décadas se habría esmerado en hacerle llegar a papá sus dudas sobre el ingreso de Thane y ahora aparece convertido en abogado defensor de Hyppolitos?

─¡¿Ves?! ─ exclamó Kanon, acompañándose de una sonora palmada que sobresaltó a Saga.

─No, hermano, no veo...─ respondió el fiscal, encogiéndose de hombros.

─Ahí...ahí es donde Thane está descolocado también. Y cabreado. O decepcionado. Porque le conoce...Le conoce y tampoco le entra en la cabeza cómo es posible todo esto mismo que acabas de decir tú.

─Pero a ver si nos entendemos, Kanon...

─Jodeeeeer Saga, ¿estamos con el cerebro carcomido o qué?

─¡Estoy cansado! ¡¿Acaso es un crimen?! ─ exclamó de sopetón, mirándose a Kanon casi con hastío.

─¡¿Y te crees que yo no lo estoy?! ¡Llevo en pie desde las cinco, me he metido seis horas de coche entre pecho y espalda y encima he pasado un frío de cojones!

─¡Porque tú lo has querido! ─ zanjó Saga, con las manos apoyadas en su cadera y el ánimo agotado.

Ahí cualquier réplica que Kanon pudiese tener quemándole la lengua se congeló al instante. La decepción se inscribió en su mirada y las ganas de perder de vista a su gemelo por una larga temporada acuciaron más que nunca.

Bajó su trasero de la mesa, pasó al lado de Saga chocándole con el hombro sin querer evitarlo y se dirigió al sofá para recuperar su anorak.

─Lo siento, Kanon...─musitó Saga dándose media vuelta.

─No...no lo sientes. Eres un jodido egocéntrico de mierda y siempre lo serás. Tú, tú, tú y solo tú ─ dijo, dándole la espalda mientras se enfundaba el anorak revoleándolo al aire.

─Llevo dos días de juicio nefastos...

─"Llevas", claro...tú solo...cómo no... ─ Kanon sacó el paquete de cigarrillos y extrajo uno mordiéndolo por la boquilla. Acto seguido lo prendió y aspiró el humo con toda la mala intención de la que fue capaz, girándose hacia Saga para soltárselo todo en la cara. Los ojos de Saga se achicaron de rabia ante la afrenta que estaba recibiendo, pero no añadió nada más, limitándose a bajar el rostro y ladearlo con un pequeño atisbo de vergüenza ─. Aquí dejo las llaves del coche de Shaka. Lo he aparcado en la calle que sube, próximo a la esquina ─ Kanon se acercó a Saga para depositarlas sobre la mesa, obligando al fiscal a dar un paso al costado para no verse arrollado ─. Te diría que te vaya bien mañana, pero la verdad hermano...ya me la suda del todo.

Duelo Legal V: CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora