70. Cronología negra

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─Ya sabemos que miente, pero ¿cómo lo vas a demostrar? ─.Kanon se acercó todavía más a la oreja de su gemelo─. Años noventa, no me jodas, Saga. No había internet ni teléfonos móviles. Y aunque se pidiera un registro de llamadas, se trata de otro país. No es tan fácil...

─DM ha venido, ¿cierto? ─Saga susurró cubriéndose la boca con una mano mientras radiografiaba por encima a toda la concurrencia.

─Creo que sí... Sí, está ahí en el fondo, junto al inspector Camus.

─Pues ve y dile que pida este registro de llamadas.

─No has escuchado una mierda de lo que te acabo de decir, ¿no?

Kanon había arrugado el ceño sin darse cuenta. El timbre de su voz contenida tampoco había sonado amable

─Sí te he escuchado. Y sí, estoy de acuerdo contigo. Pero ahora ve hacia DeathMask y pídele este trabajito. Sin disimular. Y sin que disimule él tampoco. Déjale que nos maldiga y vocifere si le apetece. Mientras acabe abandonando la sala por un rato, que se haga notar la sangre italiana que corre por sus venas.

Kanon observó a DM. Luego devolvió la atención hacia Saga y lo miró por debajo de sus cejas fruncidas. A su vez, Saga lo estudió por el rabillo del ojo y entonces las nubes de la incomprensión comenzaron a disgregarse en la mente del gemelo menor.

─Quieres que monte un pollo...─reflexionó─. Pretendes que toda la sala, incluido Hypnos, se fije en él...

Saga dejó escapar un sonido de asentimiento y una media sonrisa estiró un poco sus labios cerrados.

─Sí. Y en su supuesto cometido ─susurró como colofón.

Ahí Kanon también sonrió, arrastró la silla hacia atrás y se levantó con todo el descaro del que fue capaz.

En el centro del tribunal, Lune seguía avanzando en un interrogatorio que permitía a Hypnos ir dibujándose como la víctima que siempre había sido.

─¿Mantuvo una relación sentimental con Elsa?

─Mantuve una relación de mecenazgo artístico.

─¿Y sentimental? ─insistió el abogado.

─No.

─Afirma pues que su relación se limitó siempre al trato de temas artísticos y nada más.

─Así es ─respondió Hypnos, respingando la nariz al tiempo que alzaba el mentón con aires de superioridad ─Nunca me propuse seducirla. Jamás le prometí ningún tipo de relación sentimental, pero como ya he mencionado, fue ella quien se enganchó a una idea que únicamente existía en su cabeza.

─Le agobiaba...

─Día y noche.

─¿Recuerda qué ocurrió el verano de 1994? ─preguntó Lune, girando el tapón del bolígrafo con el nervio de sus dedos.

─Creo que fue cuando la chavalita se suicidó.

Un tenue murmullo se esparció por la sala cuando Hypnos despachó esas palabras un tanto desdeñosas.

─¿Podría decirnos dónde estaba usted esa noche?

─¡¿Qué importa eso?! ¡La chica se quitó la vida ella solita! ¡Nadie la mató!

─¿Puede responder o no? Es importante alejar cualquier tipo de duda que pueda recaer sobre usted ─Balrog se obligó usar un tono cómplice y salvador.

─Estaba en una convención de Bellas Artes. Hubo una fiesta y estuve ahí hasta altas horas de la madrugada, como siempre que acudo a eventos de este tipo. Que son bastantes a lo largo del año ─matizó, orgulloso─. Recuerdo que ella acudió, y lo hizo en un estado lamentable: bebida y esgrimiendo un comportamiento totalmente inadecuado. Yo traté de hacerla entrar en razón. Aconsejé que regresara a casa y se calmara. Le llamé un taxi, di la dirección del loft, lo pagué por adelantado y regresé a la fiesta una vez me hube asegurado que la muchacha se dirigía hacia su domicilio.

Duelo Legal V: CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora