SAFE HAVEN (Traducción)

CAPÍTULO 31

Nathan

Había estado esperando durante casi una hora en su habitación cuando finalmente llegó. Pero tan pronto como me vio, se regresó bruscamente y volvió a bajar. Apreté la mandíbula y fui tras él.

– ¡André, espera! – Llamé.

Se detuvo en la salida y se dio la vuelta para mirarme – Ya te lo dije antes, no quiero hablar contigo – Espetó. Me sorprendió su hostilidad, pero solo por un momento. Antes de que pudiera decir algo, él ya había salido por la puerta. Lo seguí y lo agarré del brazo, deteniéndolo – ¡Déjame ir! – Gruñó.

– ¡Oye, cálmate! – Dije, levantando mis manos en señal de rendición y fingiendo una sonrisa – Solo quiero hablar contigo. Comenzó a moverse de nuevo, pero lo detuve una vez más – ¡Deja de alejarte de mí! – Casi grité – ¡Desde que Rose estuvo aquí me has evitado como la peste! Lo dejé pasar durante toda una semana, pero ahora estoy harto y quiero saber qué te dijo esa perra que te hizo enojar conmigo.

– ¡No te atrevas a insultar a Rose! – Exclamó enojado.

– ¡Bien, lo siento! – Dije esperando que lo calmara para que pudiéramos tener una conversación civilizada – Pero no lo entiendo, André ¿Qué te dijo ella? Apuesto a que mintió en todo lo que te dijo sobre mí.

– Ella no me dijo nada – Dijo bruscamente.

Sabía que estaba mintiendo. La perra le había dicho algo, simplemente lo sabía. Él había estado actuando de manera extraña desde su visita, pero ahora era hostil. Me pregunté si ella le había contado a pesar de la advertencia que le había dado hace un par de días. Sonreí ante la idea de verla tirada en el suelo, asustada como el infierno cuando vio que era yo en el auto.

Sí, ella debe haber hablado con él. Pero, ¿cuánto le había dicho? No podía ser todo. Porque entonces André probablemente habría comenzado una pelea al verme. Estaba tan enamorado de esa chica que haría cualquier cosa que ella le dijera. Y aparentemente le pidió que me evitara, así que ahora él estaba haciendo precisamente eso. Perra.

– ¿Por qué no creo eso? – Desafié. Él solo me miró – André, eres mi amigo – Le dije, tratando de jugar bien – ¿Por qué te pones de su lado?

Vaciló – Bien, ¿quieres saber por qué estoy enojado contigo?

– Sí, por favor.

– ¡Porque sigues coqueteando con Rose! – Dijo – ¡Sabes lo que siento por ella y lo haces de todos modos! ¡Los amigos no hacen ese tipo de cosas!

Me reí – ¡No estoy coqueteando con ella! Solo estoy siendo amable.

– ¡No, no lo eres! Deberías dejarla en paz. No le gustas.

Me crucé de brazos y levanté una ceja – ¿Ella te dijo eso?

– No tuvo que hacerlo. Puedo leerlo en su rosto – Espetó – Te lo juro, déjala en paz o de lo contrario...

Me burlé – ¿Te pidió que me dijeras que la dejara en paz?

André apretó los puños con ira – ¡No, yo quiero que la dejes en paz!

Rodé los ojos – Si crees que ser el tipo galante hará que ella también te ame, entonces estás equivocado. Ella solo te está usando.

La ira brilló en sus ojos y pude ver su puño contraerse. Oh, lo había cabreado ahora. Tanto que quería golpearme. Di un paso atrás, por si acaso. No quería que me rompieran la nariz dos veces en dos semanas.

Nunca hubiera pensado que esa pequeña perra fuera capaz de infligir dolor. Siempre me había tenido miedo, lo cual me parecía divertido, pero no esa vez. Me había sorprendido cuando se defendió, pero ahora que le había dado un pequeño recordatorio sobre quién tenía la ventaja aquí, estaba seguro de que lo pensaría dos veces antes de hacerlo de nuevo.