CAPÍTULO 32

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Rose


Yo estaba más cerca de mi casa que Nathan. Sabía que podía vencerlo si él no empezaba a correr también. Pero por supuesto que lo hizo. Aceleré el paso y corrí hacia mi casa, casi resbalándome en el césped mientras atajé por el patio delantero de mis vecinos. Ignorando el dolor de mis manos, agarré la pequeña cerca y la salté antes de aterrizar en mi patio trasero. Mi plan era entrar por la puerta de atrás para estar más cerca del teléfono que está sobre la encimera de la cocina. Estúpida, ¿por qué hoy de todos los días, olvidaste tu celular en casa, Rose?

Pero escalar la valla me había hecho más lenta y antes de que pudiera llegar a la puerta, Nathan me agarró por el cuello y empezó a tirar de mí hacia el frente de la casa.

– Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? – Dijo desdeñoso – ¿Pensaste que podías escapar de mí, pequeña perra?

– ¡Déjame ir! – Chillé, clavando mis talones en la hierba para tratar de evitar que me arrastrara lejos. Mierda, ¿no había vecinos en sus casas? ¿No podían oír mis gritos? Tal vez todos estaban todavía en el trabajo. Una vez más, la suerte estaba en mi contra – Déjame ir ahora o yo...

– ¡Deja de gritar! – Siseó, tirando de mi cabello – ¿O quieres que te golpeé? Podría hacerlo, ya sabes, para ser honesto, me gusta cuando luchas. Es muy... excitante.

– ¡Enfermo hijo de puta! – Grité.

Él solo se rió y siguió arrastrándome a... ¿dónde? ¿Su coche? ¿Me iba a secuestrar? ¿A plena luz del día? ¿¡Era estúpido!? Alguien iba a vernos. Tienen que hacerlo, pensé desesperada. Alguien mire por la ventana. Por favor.

– No has causado más que problemas – Susurró en mi oído – Realmente no debiste haberle dicho a tu novio. Él fue con mi papá a quejarse. A decir verdad, me costó mucho convencer a mi viejo de que el tipo estaba mintiendo.

Apreté los dientes y seguí luchando. Pero me tenía tan agarrada que apenas podía mover los brazos. Lo único que podía hacer era clavar los talones en la hierba y esperar que esta vez pudiera quedarme quieta – ¡No le dije nada a mi novio! ¡Él vio que casi me atropellas!

– Me pregunto... ¿hace cuánto tiempo que tienes novio? – Continuó ignorándome por completo – ¿Y quién es él? No puede ser André. Es demasiado marica. Después de todo, te gustan los chicos malos. Los chicos malos como... yo ¿Verdad, Rose? – Una de sus manos comenzó a vagar hacia mi pecho. Quería llorar, gritar y patearlo, todo al mismo tiempo. Pero mis piernas seguían agitándose mientras me arrastraba por la hierba. De repente, se detuvo y aflojó su agarre sobre mí. Estaba demasiado sorprendida por esto para hacer algo, como huir – Está bien – Dijo. Nos paramos en mi patio delantero, sus manos todavía sujetaban mis brazos – Vas a caminar conmigo hasta mi auto. No pedirás ayuda y no intentarás escapar. Si lo haces, te atraparé y te daré esto – Soltó uno de mis brazos y sacó algo de su bolsillo. Era un pañuelo y estaba mojado con algún líquido. Hasta ahora me di cuenta de que llevaba guantes – Esto está empapado en cloroformo. Solo una inhalación y te desmayarás.

– Realmente eres estúpido – Siseé – ¿Crees que puedes arrastrarme a tu auto estando inconsciente, y nadie se dará cuenta?

– Haré que funcione, no te preocupes por eso – Dijo, dándome una sonrisa espeluznante – Y hasta ahora, esta calle ha estado bastante vacía. No hay nadie alrededor. Entonces, ¿qué vas a hacer, Rose? Vas a ir bien y tranquila o...

Se detuvo abruptamente y sus ojos se abrieron con sorpresa. Ni siquiera tuve tiempo de darme la vuelta y ver qué lo tenía tan estupefacto. Alguien se estrelló contra él, empujándolo lejos de mí. Dejé escapar un grito y me tambaleé hacia atrás. Cuando miré hacia arriba, vi a Dimitri sujetando a Nathan contra la pared.

SAFE HAVEN (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora