44. Navidad

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Sabes, no pido nada más

Que estar entre tus brazos

Y huir de todo el mal

Que a todo he renunciado

Por estar junto a ti

Cuando llegaste tú

Te metiste en mi ser

Encendiste la luz

Me llenaste de fe

Tanto tiempo busqué

Pero al fin te encontré

Tan perfecto como te imaginé...

Sabes, Reik.

🎄 🎁 ❤️

Es difícil decir adiós. Ninguno de los dos está preparado para hacerlo. Casi dos semanas de amanecer y dormir juntos nos han ajustado a una nueva rutina que nos negamos a soltar. 

   Llevamos más de quince minutos en la puerta del departamento, jugueteando con nuestras manos para no soltarnos. Mi mochila con la ropa que traje está en el suelo, aún no he pedido el taxi que me llevará a casa. Cada vez que me dispongo a irme Jaemin me aprieta la mano y me besa, envolviéndome con el calor de sus labios. Caigo ante sus encantos y me distraigo con la dulzura de sus besos, incapaz de saciarme de ellos.

   Si continuamos así no voy a irme nunca. 

   —Te veré después de navidad —sonrío contra su boca, aun con los ojos cerrados después del último beso. Saboreo de ellos hasta el último instante.

   —Es mucho tiempo —protesta y me vuelve a besar, distrayéndome otra vez.

   Paso mis brazos tras su espalda y lo abrazo con fuerza. Jaemin suspira y me abraza también, apoyando la barbilla en mi hombro.

   —Lo sé. Pero confío que el tiempo pase volando.

   Se separa de mí y hace un mohín.

   —Ay no, mira en lo que nos hemos convertido.

   Suelto una carcajada. En efecto, estamos convirtiéndonos en unos ridículos.

   —Sobreviviremos.

   —Mas te vale que si —desaparece toda sensación de tranquilidad al picarme el pecho con el dedo índice y mirarme de manera acusatoria—. Prométeme que no vas a fumar como loco, Lee Jeno.

   Me llevo una mano al cuello y frunzo los labios.

   — ¿No podría hacerte una promesa más fácil?

   —No estoy bromeando.

   Yo tampoco.

   —Está bien, tranquilo, no lo haré —y para que vea que soy sincero le doy la cajetilla que llevo encima. Él me la arrebata en cuanto la ve y la esconde tras su espalda. Creo que no entendió que iba a entregársela voluntariamente—. Dale a Luhan un abrazo de mi parte.

   —A tu madre también —esconde la cajetilla en el bolsillo trasero de sus jeans y se balancea sobre sus talones—. Pásenla bien. Si cambian de opinión y quieren acompañarnos no dudes en enviarme un mensaje.

Come my way「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora