6. Amigos

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Él sábado llega, la noche se presenta y yo me encuentro afuera de la casa de Taeyong, admirando lo grande que es. Abarca más de la mitad de la cuadra en donde se encuentra. Es de un estilo muy particular; tradicional, casi victoriano, lo que es inusual tratándose de rumbos como estos. Probablemente se haya construido después de la guerra.

   La música, los gritos y las risas se escuchan desde media calle de distancia. Creí que organizaría algo tranquilo para pasar el rato, pero al parecer se ha decidido por dar una de esas fiestas a las que comúnmente asistía en el Instituto; en donde la mitad de mis compañeros terminaban en el piso y las botellas de alcohol no alcanzaban para el vicio colectivo.

  Afianzo el agarre sobre la bolsa del modesto regalo que le he traído y que no es más que una playera de súper héroes (porque vamos ¿a quién no le gustan los súper héroes?) y espero fervientemente no haber errado con mi decisión de traerle un presente. No pretendo parecer soso, pero la idea de llegar con las manos vacías en su cumpleaños no terminaba de convencerme del todo.

  Tuve que estacionar el auto a una calle de distancia, principalmente por si las cosas se salen de control y el vandalismo se desata entre los invitados. No creo necesario ponerme la chaqueta porque el clima es agradable, así que camino sin ella y me dirijo sin más preámbulos hacia la puerta, teniendo altas expectativas para la noche.

   Tal y como lo ha sugerido Taeyong, veo este momento como el indicado para hacer amigos. Soy de los profesores más jóvenes que hay en la escuela y albergo la esperanza de que ese sea motivo suficiente para darme ventaja. Me gustaría tener a alguien con quien pasar el rato en lugar de encerrarme como un perdedor en la sala de maestros.

   Las carcajadas, la música y los gritos se vuelven más nítidos a medida que avanzo. No estoy seguro de con qué tipo de invitados voy a tener que tratar. No considero que Taeyong sea tan aburrido como para solo tener amigos en la escuela. A puesto a que habrá un montón de personas provenientes de diferentes lugares.

   Recorro la franja del estacionamiento que está frente a su casa y la puerta abierta me indica que no es necesario tocar el timbre. El primer contacto con sus invitados lo vivo por dos chicas que se encuentran en la entrada, charlando mientras una se fuma un cigarrillo. Trato de recordar si las he visto en la escuela dando clase, pero es difícil que relacione sus caras con algo. La verdad aún no los ubico a todos y no soy bueno recordando esas cosas.

   De todas formas no olvido mis modales y las saludo con cordialidad. Responden mi gesto con agrado y continúo caminando por el recibidor hasta que llego a la sala y les sonrío a todos los que se me cruzan por el camino, sin ser lo suficientemente valiente para iniciar algún tipo de conversación o al menos preguntar por Taeyong. Mi mejor amigo era el que usualmente se encargaba de hacer estás cosas. A Jungwoo no le cuesta hablar en absoluto. Él parece haber nacido para ser carismático y agradar a todos. Gracias a él no pasé desapercibido ni por un minuto en la universidad.

   Indeciso sobre qué hacer, me quedo por algunos segundos de pie, visualizando el interior de la casa. La música proviene de unas bocinas enormes que tienen a lado un celular que es el responsable de las selecciones; hay un par de mesas que tienen latas de cerveza y botanas en grandes bol; los sillones y la mesa de centro fueron acomodados estratégicamente contra las paredes para hacer más espacio y todas las luces del piso inferior se encuentran encendidas, incluyendo las de las lámparas que no hacen ningún tipo de diferencia y que por amor al bolsillo del anfitrión deberían de apagar.

   Divago en trivialidades por un rato más y poco después me arrepiento de no haber traído un cigarrillo. Al menos de esa forma tendría algo con lo cual entretenerme.

   Continuo buscando a Taeyong, para no quedarme sin hacer nada, pero al entender que no voy a tener éxito, o al menos no de manera pronta, camino hacia la mesa en donde están las botanas y tomo una cerveza, haciendo una mueca al sentirla tibia. Busco alrededor hielo o una hielera que tenga más frías pero al ver que son las únicas disponibles, me resigno y la destapo, dándole un sorbo.

Come my way「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora