1. Marcharse

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Reviso la hora en mi celular y me horrorizo por lo tarde que es. He pasado más de dos horas calificando exámenes y siento que el trasero me grita; ¡hombre ponte de pie y estira las malditas piernas!

   Busco la tapa del rotulador celeste con el que estaba calificando y la encuentro a pocos centímetros de la pila de exámenes que ya están listos para ser entregados a sus respectivos dueños. Contemplé la posibilidad de llevarme las evaluaciones a casa, principalmente para no tener que regresar a la sala de maestros a dejarlos y así evitarme una caminata nocturna, pero la verdad sea dicha, nunca he sido bueno recordando las cosas. Seguro mañana las dejo sobre el comedor y los estudiantes van a querer matarme en cuanto les diga que su sufrimiento se va a alargar un día más al no decirles que tal salieron en su primer parcial.

   Sinceramente no entiendo porque se preocupan tanto. No considero que la literatura sea una materia difícil de cursar; o al menos no como las matemáticas o física en donde hay que tener cabeza para hacer operaciones y aprender fórmulas. Pero tal parece que ellos no lo conciben de la misma manera, pues el índice de reprobación de mi materia en este instituto es bastante alto.

   Hay muchos maestros que califican en base a extensos reportes de lectura, elaborados ensayos o exámenes en los que se piden datos específicos que el alumno debe captar al momento de comprender un libro y es ahí donde creo yo, radica el verdadero problema. Desde muy temprana edad se vuelve costumbre aborrecer la lectura y con el tiempo es difícil que se cambie de opinión. Por suerte o por desgracia, dependiendo del punto de vista de donde se mire, con mis métodos de aprendizaje pretendo cambiar eso. Leer no debe ser un castigo mucho menos una actividad que represente una carga. Al contrario, la lectura debe disfrutarse, saborearse y analizarse desde todo los aspectos, invitar a la imaginación a volar y a crear un mundo nuevo y diferente donde podamos hacer todas esas cosas que nunca pensamos lograr en la vida real. Y para eso no es necesario escoger un libro complejo que trate sobre temas incompresibles o aburridos. La literatura tiene la ventaja de contar con un montón de géneros que se acoplan a ti y tus gustos.

   Es por eso que durante las clases me encargo de darles a los estudiantes pequeños fragmentos de variados textos en fotocopias para que los analicemos y en base a ello, decidan cuál es su favorito. Una vez que lo tienen, procedemos a entender lo que el autor de esa corriente hubiera querido decirnos y si surge alguna duda la desglosamos y tratamos entre todos con una lluvia de ideas, de darle una solución. Debo admitir que no siempre los libros que analizamos son "interesantes" porque hay un temario que debo seguir y autores específicos que son imprescindibles de enseñar, pero al menos intento que no tropiecen con palabras rebuscadas o se desesperen por no entender a la primera. De esa manera me evito pedirles que lean libros enormes de los que sé muy bien, terminaran ignorando y buscando resúmenes en internet.

  No tengo mucho tiempo dando clases en este instituto, apenas voy a cumplir un año. Pero tengo experiencia con mi método gracias a que en mi antiguo empleo donde era tutor particular, mis estudiantes presentaban resultados excelentes. Además de tomarle un gusto a la lectura que me sonaba más como la verdadera ganancia. Siempre es gratificante saber que ayudaste a una persona a generarse un buen hábito.

   Lo único negativo en todo este asunto, es que como me encuentro en una institución que está apegada a ciertas normas, me veo en la forzosa necesidad de elaborar exámenes para justificar calificaciones y de esa forma dejar una evidencia ante la academia. Al principio me supuso un dolor de cabeza, pero siendo esta mi tercera vez haciendo reactivos considero que ya lo tengo casi dominado.

   Cierro el marcador y lo guardo dentro del bolsillo del saco para no perderlo. Esta es otra de las pequeñas cosas que detesto de mi nuevo empleo. El hecho de que deba vestir con formalidad, el instituto es privado y a veces eso es sinónimo de "elegante" y un poco "pretensioso"; los alumnos pagan una exuberante cantidad de dinero y a cambio esperan buenas calificaciones y docentes presentables. Evidentemente, la mayoría de ellos están acostumbrados, pero para mí todavía es un poco difícil hacerme a la idea de que debo planchar una camisa todas las noches y evitar estropearme el saco durante la tarde para tener algo limpio que usar al día siguiente. Aun así la paga es muy buena. Gano lo doble que como profesor particular.

Come my way「NoMin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora