Cuatro días después del reclutamiento de Otto, y tras una cena familiar que incluía a mi cada vez más retraído abuelo, quien estaba dedicado al cien por ciento a su trabajo, comenzamos a escuchar las primeras campanas de alerta en la aldea. Figurativamente, claro está. Al parecer algunos miembros de la compañía mercenaria de Geffen habían ocasionado problemas en una taberna concurrida habitualmente por los verdaderos soldados del reino, lo que derivó en un gran enfrentamiento armado en las calles. Mi abuelo, quién había oído todo en la reunión semanal de los ciudadanos más importantes de la aldea, contó con lujo de detalle lo ocurrido, poniendo especial énfasis en lo horrenda que era aquella compañía mercenaria, sin importarle que Otto el menor perteneciera a ella. El asunto había terminado con una decena de heridos, un muerto por bando, un par de establecimientos rotos, y una sensación de fastidio que comenzaba a hincharse entre los habitantes de la aldea. En esa cena fue Otto quien vociferó lo que todos parecían estar pensando en la ciudad.
―¿Por qué Swaney está obsesionado con mantener tantos soldados en esta aldea? ¿Por qué no los lleva a la ciudad capital?
―Porque en la ciudad hay decenas de compañías mercenarias tan feroces como la de aquí, además de que hay muchísimos más soldados del ejército― contestó Winne, acariciándole el brazo con cariño―. Swaney es un buen rey, pero en este aspecto tiene que ser egoísta.
―Sigo sin entender por qué necesita tantos soldados― insistió Otto, negando con la cabeza, su puño fuertemente apretado sobre el tablón de la mesa todavía llena de platos, cuencos y copas usadas en la cena. Desde la partida de su hijo habíamos comenzado a notar cierto resentimiento para con las fuerzas armadas, incluidas las realistas―. Telros ya no quiere guerra, están demasiado concentrados en su economía devastada; Rovat todavía está recomponiéndose de sus tragedias, y los sureños solo piensan en matarse los unos a los otros. Alacadia es completamente intrascendente, no somos el blanco de ningún reino.
―No lo somos solo porque Swaney se ha reforzado bien― apuntó con voz seca mi abuelo―. El ejército de Alacadia es pequeño pero está bien comandado, y los demás reinos respetan demasiado a Saeven, pero sin estos mercenarios seguiríamos siendo un blanco tentador. ¿Sabes de dónde está sacando Swaney a los mercenarios, Otto?― el herrero se encogió de hombros, y mi abuelo suspiró con una sonrisa cómplice―. De Telros y de Rovat.
―¿De Telros y de Rovat?― repetí sorprendido.
―Sí, exactamente. La paz de ambos reinos no es del agrado de todos sus habitantes, así que muchísimos se vieron tentados por la posibilidad de convertirse en mercenarios. Sé que Geffen tiene algunos soldados profesionales en sus filas, pero en su mayoría son criminales o campesinos empobrecidos que quieren desquitar sus fracasos con el cráneo de algún pobre diablo que se cruce en su camino.
―El rey es verdaderamente sabio― murmuró Winne.
―Pero si van a desquitar sus fracasos con nuestros cráneos, entonces permítanme dudar de su sabiduría― protestó Otto―. Está bien, nadie nos está atacando, y probablemente se lo piensen antes de hacerlo, pero el costo que estamos pagando es elevado. No quiero imaginarme el desastre que están haciendo las compañías mercenarias en las aldeas fronterizas al sur, donde debe haber más guarniciones. ¿Swaney planea encerrarse en su fortaleza y esperar que nadie nos ataque mientras los sabios de las aldeas lidian con los problemas de conducta de sus espadas compradas?
―Alto ahí, viejo amigo, porque tus palabras están cercanas a la más alta traición― carraspeó mi abuelo, sonriendo burlón, divertido por el mal humor de Otto. Probablemente disfrutaba no ser el gruñón para variar―. La situación no durará mucho más tiempo así, pronto las tropas se moverán hacia el norte, hacia el oeste o hacia el sur, así que no tendrás que seguir aguantando su pestilencia.
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Stormbringers I: Los Colores de la Guerra
FantasyUn hombre atrapado entre el pasado y el presente, atrapado en un mundo que cambia y avanza mientras espera que llegue lo único que necesita. La aventura de un niño que soñó con ser guerrero, y que tuvo la desgracia de ver su sueño cumplido en el mo...