Capitulo 4 Los Muertos también pueden matar II

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Angel abre la puerta de golpe, con un rostro muy frío, la lluvia estaba azotando fuera de su casa, se notaba algo empapado de Agua y lleno de Sangre por el guardia, sangre que no bebió por cariño y respeto a su amigo, casi familiar, pudo más con él su cariño que su instinto animal. Angel a simple vista se encontró su casa casi totalmente destruida, con ventanas destruidas, cortinas destruidas, sillones destruidos y a lo lejos miraba a las dos personas que hicieron estos horribles actos, que tenían armas blancas en las manos, y una mirada psicópata por parte de ambos, tenían sus manos manchadas de sangre, con sus prendas manchadas, rostro y sus tenis, se trataba de Jaden y Carl.

—Mira quien viene aquí —Menciona Carl con una sonrisa maniática, mientras limpia su cuchillo bruscamente en su suéter.

—Malditos infelices, no se los perdonaré jamás, me las pagarán... —menciona Angel lleno de rabia con una cara muy molesta, mostrando sus colmillos al mostrar su rostro de labia.

—¿Qué pasó?, ¿acaso vas a llorar por un simple trabajador? —menciona Jaden con un tono psicópata.

—Con que maldita cara... voy a decirle a su familia... ¡de que fue asesinado por unos putos estudiantes!, ¡unos putos estudiantes compañeros míos!, ¡que decidieron hacer este maldito acto simplemente por el odio que me tienen! —menciona Angel muy enojado con ellos.

—No te preocupes por eso... ya no tendrás que hacerlo... por que ¡hoy vas a morir a manos de estos putos estudiantes! —dice Carl con un tono muy psicópata, se encontraba sin cordura y fuera de orbita, sí sus amigos lo miran ahora mismo, para nada sería el Carl que conocen.

—Malditos, jamás se los perdonaré —dice Angel mostrando una cara llena de rabia.

Detrás de él estaban las puertas abiertas, la lluvia azotando tan fuerte y las enormes gotas de agua alcanzaban hasta el interior de la propiedad de Angel, mojando el suelo considerablemente, había un enorme viento que movía lo que quedaba de cortinas, el cielo se oscureció completamente por la cantidad de nubes que había, pero seguía viéndose como si fuese de día, cayendo relámpagos en las torres más altas como también en las montañas.

Había un silencio incomodo en los presentes, al parecer Angel estaba lastimado por la muerte de su empleado, que era mucho más que un empleado para él.

—Son unos perros infelices, jamás les hice algo como para que hicieran esta clase de atrocidades —expresó el Monstruo con corazón de humano.

—¿Nunca nos hiciste nada? —pregunta Carl en un tono sarcástico y psicópata.

—Si supieras realmente lo que nos hiciste, nos arruinaste toda la vida —añade Jaden con un tono cabreado.

—Sus acciones provocaron todo eso, yo no hice nada, además... ¡sus putos problemas son una miseria! ¡y no justifica que debieran matar a una persona cercana a mi!, ¡solo... para lastimarme! —grita Angel muy molesto, se encontraba triste por su amigo.

—¡¿Miseria te atreviste a decir!? —grita Jaden muy enojado.

—¡Miseria va a ser tu cuerpo cuando lo descuarticemos! —grita Carl muy fuera de cordura guiado totalmente por sus emociones.

Los dos chicos se lanzaron directamente hacia Angel, empuñando con fuerza sus armas blancas, iban muy bien decididos en matar al chico nuevo, pero sus esfuerzos iban a ser en vano... él ya está muerto.

Angel
Tendré que matarlos —menciona Angel en su interior con un tono muy frío y desanimado.

Jaden ya estando enfrente de él, cara a cara, le clava su enorme cuchillo en la boca de su estómago, haciendo una herida muy profunda, en eso Carl se aproxima y le da un golpe muy fuerte con su bat de beisbol con clavos muy afilados, en la cara de Angel, haciéndole heridas y rasgadas, Angel no hacía nada, simplemente... se quedaba quieto, se movía a la inercia de los golpes.

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