Capítulo 17 El Gimnasio

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Una alarma comienza a sonar y se nota una Naomi completamente dormida levantándose de sus sueños, con su cabello completamente desacomodado —, ¿Qué hora es? —decía con la voz dormida intentando regresar a la vida después de un largo sueño —, ¿dónde estoy? —dice intentando abrir los ojos.

—Buenos días amor, ¿descansaste bien? —pregunta Angel que ya estaba preparado para salir.

—¿Qué? —mira la ropa que tiene —, ¿se me hizo tarde? —Naomi se alarmó por verlo ya listo ya con ropa diferente —, ¿que hora es?, ¿no dormiste? —se talla los ojos y se levanta rápido de la cama.

—Si, me desperté hace rato —le sonríe —, de hecho estás a tiempo —miró la hora —, ¿quieres que te ayude con algo? —preguntó.

—No, deja me ducho, me pongo la ropa, preparo mi batido y nos vamos —se levanta de la cama —, ¿los demás irán? —se refería a todos los de la casa.

—Si, de hecho ya están en el salón esperándote —dijo con una sonrisa tímida.

Naomi hace una expresión de susto —, no puede ser y yo aquí, me tengo que apurar —se quitó la ropa enfrente de él.

—No, estás a tiempo de verdad, ve calmada —le da una nalgada el cual se marca rápido en ella por su piel blanca —, ten cuidado no corras en el baño te puedes resbalar —añadió. Al parecer la conocía tan bien ya que empezó a correr —, lo primero que digo y lo primero que haces —roda los ojos.

—¡Te amo! —dijo con una voz traviesa mientras se metía al baño —, Fenix, dame agua —dijo a la IA de Angel. La regadera se abre y cae el agua —, ¡Está muy fría! —gritó con mucha fuerza.

—Que cool, está lloviendo —dijo Angel al ver la ciudad por la ventana, viendo como sus vidrios estaban escurriendo.

En el salón estaban todos listos esperando en los sillones, unos acostados que tienden ser aquellos con una personalidad de "me vale la vida" y los más ancianos como James, Baltazar, Leuthier y Martín leyendo el periódico, ¿quién en su sano juicio leería el periódico en pleno siglo 21 teniendo esa enorme casa tan tecnologica, pues... ellos, lo que le añade la cereza al pastel es que ellos están tomando una taza de café muy amargo como todo un señor, no pueden faltar las gafas de lectura que usa Martín que realmente no necesita para nada ya que es un superhumano mutado. Algunas parejitas se estaban dando mimos, un ambiente muy cálido en el cual se nota la unión.

—¿Ya nos podemos ir? —preguntó Sam muy impaciente con la voz de un niño pequeño.

—Relajado, de seguro apenas se va despertando —dijo Andrómeda con una sonrisa.

—Fuera de bromas, ¿Qué vamos a cargar sí somos vampiros? —Ingrid le causó risa el tener que ir a un gimnasio.

—Pues... el punto es acompañar a Naomi, hay que ayudarla y que no se sienta sola —comentó Jessica.

—Y saber controlar su fuerza, por favor —James deja la taza de café en la mesa —, no quiero ver como pesas de 200 kilos salen volando por que no controlaron su fuerza lastimando humanos inocentes e indefensos o ver instalaciones destruidas y maquinas por culpa de ustedes —seguía observando el periódico con detenimiento.

—Ya me vi intentando pasarle la pesa de cinco kilos a Naomi con el más mínimo cuidado —Fernanda se ríe.

—Ya me ví rompiendo la maquina para los cuádriceps por que me pase de fuerza —Evelyn también se ríe.

Vampire RebellionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora