11 marzo 2015, Estados Unidos.
Dos días habían pasado, pero en su corazón y su alma, el dolor era aún más fuerte que aquel instante en el que se enteró de la verdad. Con el libro de historia en mano se había enterado del motivo de la muerte de María José, pero las páginas no habían especificado que el asesinato había sido a manos de su esposo, sólo mencionaba el hecho trágico de haber sido encontrada tal cual escena de "Romeo y Julieta" dentro de un granero. Le dolía tanto el cuerpo como si hubiera contraído una gripe o algo por el estilo, no había querido contestar las llamadas de Liam, porque era capaz de mandarlo al infierno si lo tenía en la otra línea o al frente en persona. Exactamente no sabía qué hacer porque la situación ya era bastante compleja de por sí, no eran la misma persona claro estaba, pero ¡Cristo! Él en su vida pasada le había quitado la vida a la mujer que amaba. ¿Podía dejar pasar ese detalle? ¿Un alma podía redimirse de sus pecados?
Así, tirada en su cama miró su teléfono. No había grabado el número de Sounya, pero sí tenía el de Parker, a quién le debía una disculpa y agradecimiento de forma personal.
El celular dio unas cuantas tonadas antes de que él lo contestara. Su voz sonó ronca. ¿Lo habría despertado?
Parker: ¿Daniela? –Del otro lado de la línea refregaba su ojo izquierdo- ¿Estás bien?
Daniela: Te dejé en Los Ángeles, arranqué lo más lejos posible de María José Garzón. ¿Y aun así te preocupas por mí?
Parker: –Sonrió– Eso hacen los amigos Daniela, se preocupan a pesar de todo, además cómo no hacerlo si por milagro de Dios no perdiste la vida en ese accidente, supe lo del poste de luz y cómo cayó en tu auto. –Calle se estremeció con aquello porque era cierto, fácilmente pudo haber sido aplastada y la historia sería distinta, hubiera condenado a sus almas a nacer por tercera vez- ¿Dónde estás?
Daniela: En el departamento, necesito hablar de forma urgente con Sounya, pero primero quiero hablar contigo.
Parker: -miró a su alrededor y soltó una risilla malvada- Ven a mi casa a almorzar, tendremos tiempo suficiente para hablar y después de eso podemos pasar a ver a Sounya.
Daniela: De acuerdo, te veo ahí.
Los ojos mieles de la modelo estaban en las calles tratando de identificar la casa de su amigo, sólo había estado ahí una vez, y no recordaba mucho. Era extraño, decirle amigo al coreano, no se lo hubiera imaginado antes, pero fue María José Goodwin, su amada María José Goodwin la que logró aquel milagro. Había visto a Parker como un enemigo durante mucho tiempo, porque creyó que tenía sentimientos por María José, pero el tiempo le mostró que sólo era un buen amigo de la morena. Y suyo.
Cuando vio a un muchacho fuera de una enorme casa haciéndole señas, le tomó más tiempo de lo normal identificar quién era. ¿Ese era Parker? Sonrió de oreja a oreja. ¡Qué distinto se veía con el pelo así!
Le indicó al taxista que se detuviera ahí, pagó y se bajó rápidamente acercándose a su amigo.
Daniela: Mírate. ¿Te teñiste de negro? ¿Te cambiaste el peinado? –Lo abrazó y besó su mejilla- Pareces más joven.
Parker: La verdad es que lo hice hace algún tiempo ya y mi color real es oscuro. –La miró de pies a cabeza- Estás distinta y no sé si decirlo de una buena o mala forma.
Daniela: Washington D.C fue un infierno, el accidente fue necesario para volver a la realidad.
Parker: -miró hacia todos lados- Bienvenida de nuevo a la casa de la familia. –Se sintió como la vez que María José Goodwin había visitado su hogar.