Capítulo 76

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viernes 10/06 últimos 5 capítulos. 🫣
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El dolor en su cuerpo estaba creciendo con los días, los síntomas de un resfriado parecían ser inminentes, no había dormido bien y ahora mientras paseaba, el ruido de abajo la había inquietado. ¿Medio día tal vez? Observó que el reloj sobre una mesita le daba la razón. Afuera las gotas caían sin piedad y no se atrevía a salir por temor a contraer un resfriado, ¿quién era el valiente que sí lo había hecho? Estaba en la mitad de aquella escalera, cuando su sirvienta se acercó a la puerta para atender, afuera un hombre con la respiración agotada le entregaba a la muchacha 3 cartas distintas que habían sido protegidas desde su ciudad de origen. Dando las gracias, cerró la puerta y se volteó hacia la mujer que con curiosidad la observaba sobre los peldaños de mármol.

XX: Han llegado 3 cartas, señora Goodwin, una para usted, una para su hija y una para su esposo.

Rachel: ¿Para mi hija? –Preocupada observó el sobre, pero sólo salía el nombre de la niña escrito- A pesar de ser su madre no puedo leerlo antes de que lo haga ella, sólo me pregunto si provienen de la misma persona. Puedes ir a entregárselo a su habitación, yo me encargaré de la carta de mi esposo y la mía, ve. –Asintiendo, la muchacha subió por la escalera hacia la habitación de Rachel hija, en una mansión como esta, las distancias entre ciertas estancias eran de grandes proporciones.

El presentimiento a veces no es valorado como corresponde, e incluso ella misma no lo tomaba en cuenta, sin embargo, en este momento sentía que debía ir sola hacia el cuarto que usaba para sus tertulias o para la lectura de sus libros. Dejó el sobre de William sobre la mesa, mientras ella sostenía el que le pertenecía. Con cuidado abrió el sobre y sacó la carta, bastó que la doblara un poco para que gimiera al reconocer la preciosa caligrafía con la que había sido escrita, quería gritar y salir corriendo por ella, sin embargo, leer el contenido era mucho más importante.

"Hacia usted, madre, que ha abierto la carta que tiene entre sus manos, me dirijo tras una seguidilla de situaciones lamentables como no me hubiese gustado dirigirme, pues no hay nada mejor que confesarme mirando a los ojos de la otra persona.

Se ha preguntado reiteradas veces por mi situación, si he comido, si he dormido, si mi secuestradora me ha tratado bien. ¿No es así? Pues bien, no me había sentido en tan agradables condiciones como lo estuve en mi infancia, la persona que tengo a mi lado y a quién voy a perder pronto, no es nada más ni menos que la mujer a quién yo amo. Que sí madre, ha leído usted correctamente, he dicho mujer. A estas alturas ya no espero que nadie logre comprender nuestro amor, a estas alturas ya no busco su aprobación, sin embargo, espero pueda evitar juzgarme, después de todo, ya no tiene importancia. Sin embargo, la injusticia del hombre con el que me he casado y la del hombre con el que usted lo está, se han encargado de difamar a la mujer que amo, de todas las formas posibles.

Voy a morir madre, voy a morir lamentando no haber sentido en varias ocasiones su amor hacia mi persona, lamentando que se haya contenido tantas veces frente al carácter dominante de William Goodwin, pero no voy a morir sin dejar un registro de mi punto de vista, algo que puede darle luces de la verdad que hay tras dos personas totalmente oscuras de alma. Esto se remonta hace algunos años atrás, años en los que pasé de ser una adolescente para convertirme en una mujer, los ojos del hombre a quién yo quería como mi padre, perdieron ese brillo de dulzura, para ser sustituidos por el brillo de la lujuria."

Los ojos de Rachel estaban llenándose de lágrimas, sin poder dar crédito a lo que allí estaba escrito.

"En reiteradas ocasiones, conforme pasaba el tiempo, él intentó hacer uso de su fuerza para acercarse más de lo debido hacia mí, creí que sólo eran ideas mías, pero no fue así. Sé que usted tiene sospechas del comportamiento irracional de William, pero no da crédito o no las toma en cuenta por temor a descubrir la verdad. ¿Estoy mintiendo acaso? La noche en la que yo desaparecí, fue cuando todo se había salido de control, sus intenciones por arrancarme la ropa y hacer uso de mi cuerpo iban en serio. Había aprovechado que estaba sola en el tercer piso para subir y hacerme daño, alcanzó a rasgarme el vestido y tocar parte de mi cuerpo, pero no fue posible que consiguiera su cometido, yo caí por la ventana.

enamorar(te) | caché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora