Miércoles 21 de enero 2015, Washington D.C
Miró perezosamente todo lo que sus ojos podían abarcar, muebles amplios y costosos, tecnología de última generación, colores cálidos, y luz tenue. Lo que tenía frente a ella y a su alrededor, era lo que toda persona conocía como un penthouse en uno de los edificios principales de la capital del país. Había lujo, comodidad, era espacioso y tenía varios cuartos, baños, una cocina gigante, sala de juegos, todo. Para ser un regalo del canal estaba bastante bien, pero la alegría no llegaba a su rostro y mucho menos a su corazón, estaba en esta ciudad para cumplir un sueño que era avanzar en su carrera, pero sabía que estaba siendo motivada por la necesidad de escapar de María José Garzón y cualquier posibilidad de encontrarla.
Miró el reloj en su muñeca, 4 de la tarde, había llegado hace poco, pero no llegó de inmediato a su "nuevo hogar", se tomó tiempo para firmar autógrafos a los fans en el aeropuerto y tomarse fotos. Antes de desempacar, el teléfono que guardaba en su bolsillo derecho sonó. Reconoció el número, era de su reciente amigo, Parker.
Daniela: ¿Hola? ¿Cómo estás Parker?
Parker: Bien, agotado, pero bien, al fin y al cabo. Quería saber cómo te sentías en tu nuevo hogar, acá es la –miró la hora- 1 de la tarde y recién me preparo para comer en la universidad.
Daniela: Estoy bien, en serio que me siento bien en este lugar, porque es todo lo que quiero, el lugar donde viviré es impresionante y mañana me reuniré con los ejecutivos del canal y el programa para ver cómo va todo y cuando partiremos para grabar unas escenas en Nueva York, estaremos grabando entre las dos ciudades, quizás en Delaware también.
Parker: Fingiré que te creo, Calle, porque estás cumpliendo un sueño, sin embargo, ya te dije lo que pienso.
Daniela: Me llamas para regañarme, ¿no?
Parker: No, simplemente para desearte lo mejor, espero no vuelvas a tomar decisiones equivocadas, porque todo se paga, pero algo mucho más fuerte que eso es el hecho de que del destino nadie puede huir.
Cuando cortó la llamada, la castaña miró su teléfono como si se hubiera tratado de un extraño. ¿Qué clase de palabras habían sido esas? Por supuesto que el coreano tenía el derecho de hablar o quejarse, después de todo su mejor amiga estaba pasando a segundo plano y nadie más que él podía ver el progreso o retroceso en la salud de Garzón.
Las horas se le hicieron eternas, se duchó, comió, vio un rato TV, revisó sus redes sociales e incluso dejó un video para sus fans, pero aun así sentía que no podía quitarse de la cabeza a María José. Cansada de la locura en la que se sumergía, llamó a una de las productoras del programa que tenía su misma edad, eran muy parecidas de carácter y de seguro no se negaría si le pedía que salieran a un bar con otros colegas.
No se equivocó, Valeria le dijo que sí de inmediato, porque incluso ella estaba aburrida cambiando canales de TV. Fue así como se cambió de ropa rápidamente, porque pasaría a buscarla, mientras lo hacía se miraba al espejo y, si bien no se detuvo, no le gustó para nada ver en el reflejo a la antigua Daniela Calle. Sin saber que aquello traería consecuencias.
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3 de junio de 1710, Exeter, Inglaterra.
Estaba limpiando cuidadosamente el piano que había en aquel salón de la mansión, un salón que preparaban para la futura esposa de Aaron Warwick, María José Goodwin. Era tan espacioso que varias parejas podían bailar allí dentro sin chocar, tenía una chimenea, amplios sillones donde podía leer los cientos de libros en los estantes pegados a la pared, un candelabro con trozos de vidrio en medio del techo, el cual estaba pintado con imágenes de ángeles que querían llegar al cielo, y las paredes decoradas al estilo barroco.