Viernes 19 de diciembre 2014, al otro día.
María José peinaba frente al espejo su sedoso cabello, aunque pareciera que observaba su reflejo, en realidad sus ojos estaban centrados en otra cosa mucho más allá del presente. ¿Estaba haciendo bien al reunirse con Liam? Esta tarde sería el único momento en el cual podría despedirse de él, porque estaba segura de que se iría más que "muy pronto", además el resto de minutos y horas aquí en el siglo 21 los quería pasar con la mujer que amaba. Volvió a la realidad al escuchar el timbre del departamento sonar, miró hacia atrás viendo como la figura de Daniela se erguía en todo su esplendor al pararse, las emociones de su rostro no eran fáciles de ocultar, era evidente que estaba preocupada.
Daniela: Te han venido a buscar. –Lo dijo en un tono cantarín lleno de sarcasmo, más que eso eran celos y Goodwin lo sentía. Algo extraño le ocurría a Calle respecto a quién suponía era su mejor amigo.
María José: ¡Espera Daniela! No abras. –Susurró antes de dar pasitos hasta ella y abrazarla por el cuello, la castaña no parecía muy feliz, pero no negó su contacto, al contrario, la sostuvo de la cintura y la apretó contra su cuerpo- Quiero que entiendas que me estoy arreglando porque iré a ver a quienes fueron mis alumnos, no es por el señor Özkan, digo, Liam.
Daniela: ¿Qué te hace pensar que estoy celosa? –La inglesa levantó su ceja lentamente para desafiar sus palabras, no podía mentirle- Está bien, está bien tienes razón, pero es algo más que eso y no quiero hablarlo ahora, trata de no tardar demasiado, ¿sí? Me reuniré con mi mánager, invertiré mi tiempo en revisar otros proyectos, cuando estés lista en la tarde, puedes llamarme para estar tranquila. ¿Lo prometes? –María José asintió haciendo pucheros con su labio inferior. Aquel gesto tan infantil apretó el corazón de Daniela. ¡Pero que bella e irresistible lucía! Fue imposible no darle un beso para dejarle claros sus sentimientos, tirar de sus labios y acariciar su lengua lentamente fue lo segundo- Ve antes de que se vaya.
María José: Nos vemos, preciosa. -Rio ligeramente sonrojada, retirándose después.
Liam quería saludar a Daniela para quitarse el malestar de su pecho, pero cuando abrieron la puerta apareció la figura de la inglesa. Iba a preguntar dónde estaba su amiga, pero se quedó callado cuando María José cerró tras de sí la puerta. Aunque sonreía, sus ojos oscuros reflejaban ese brillo triste que era imposible de ocultar. ¿Habrían discutido? ¿Se sentía mal de salud? Le dedicó la mejor sonrisa que tenía antes de apretar el botón del elevador que los llevaría hasta el primer piso.
Liam: Si me lo permites puedo decir que luces increíble, sin embargo –hizo un gesto en su propio rostro- hay algo en tus ojos que no refleja la felicidad de tu sonrisa. ¿Estás bien?
María José: Déjalo así, no nos preocupemos por pequeñeces, tenemos cosas que hablar Liam y hay que aprovechar la tarde. –Puso una mano en su codo para afirmarse de él y caminar juntos así, lo consideraba su amigo, la había tratado muy bien desde el principio, pero no podía hacerse cargo de los sentimientos que él tenía- ¿Vamos?
Liam: Conozco un restaurante muy bueno, es griego, la comida es excelente y sé que te va a encantar. –Ya habían llegado al primer piso. La muchacha trató de despejar su mente y prestarle la atención que el turco merecía.
El viaje al restaurante fue bastante bueno, manejaba de manera suave y rápida a la vez. Sus ojos azules brillaban con tanta intensidad a la luz del sol que fue imposible no mirarle unos segundos. ¿Existiría la mujer que llegase a enamorarlo? ¿Habría aceptado el hecho de que ella no estuviese interesada en algo más que una amistad?
Llegaron al restaurante ubicado cerca de la interestatal 405, a la altura de Arbor Vitae Street. "Aliki's greek taverna" era pequeño pero muy bonito y, según el turco, la comida era exquisita. Saludaron al atravesar la puerta de entrada y buscaron una mesa cerca de cuadros con fotografías de Grecia. Los ojos de la inglesa brillaron al ver el cuadro del "Monte Athos".