Capítulo 14

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Cuando entraron a la oficina de aquella gitana sintieron el fuerte olor de los inciensos que estaban en cada esquina de la mesa y en algunos rincones del lugar, creando un ambiente de frutos silvestres. En la sala se podía apreciar una mesa baja con varias cartas encima formando un abanico dispuesto a leerse, al frente y detrás del mueble había cojines para que se sentaran cual asiáticas en sus rodillas. La iluminación era tenue, creaba un ambiente de misterio que era muy bien percibido por los clientes, por supuesto que las cortinas estaban completamente estiradas para tapar las ventanas y los rayos de sol que se inmiscuían atravesando el vidrio.

XX: Pueden acomodarse en estos cojines. –Indicó el suelo sentándose al mismo tiempo que ellas- ¿Está molesta de estar aquí señorita Calle? Su ceño fruncido la delata.

Daniela: No me tome a mal, pero no soy creyente de este tipo de cosas, mucho menos cuando los gitanos o brujos me frenan en la calle para leerme la suerte.

XX: Hay muchos impostores, pero créame, hay gente que tiene el don para ello. –No perdía la sonrisa educada en sus labios, quería mantenerse lo más serena posible- Como pueden ver, aquí tengo cartas del tarot, pero antes de hacerlas escoger, quiero saber qué tipo de relación hay entre ambas.

María José: -apoyó la mano en el antebrazo derecho de Daniela, no quería que se pusiera agresiva o molesta por el comentario- Ninguna, con la señorita Calle sólo existe una relación de ayuda, una situación que espero corregir cuanto antes. –La gitana asintió curiosa, ellas no tenían idea de la capacidad que tenía para percibir ciertas cosas.

XX: Bueno, señorita Calle, necesito que elija cualquier carta con su mano derecha y luego la voltee frente a mí sobre esta mesa. –Daniela levantó su mano y tras 5 segundos eligió una. Cuando le dio vuelta y la dejó sobre la mesa, la gitana apretó sus labios, observó la carta, luego a Daniela, después a María José y de nuevo a la carta- Señorita Goodwin necesito que haga lo mismo, pero con su mano izquierda. –La morena, que hasta ese momento se mantuvo callada y expectante, sostuvo sin dudarlo una carta haciendo lo mismo. La gitana cerró los ojos como si hubiera descubierto algo- Ahora necesito que ambas saquen una carta, cada una y la dejen al lado de la carta que eligieron previamente.

Daniela miró de reojo a la psicópata, ésta lucía ansiosa y no podía entenderla. ¿Qué era lo que le preocupaba? ¿Realmente creía en que las palabras del destino podían estar en manos de una mujer gitana? Ella era más práctica, más concreta, una persona que se basaba en evidencias y no supuestos que no tuviera pruebas. Juntas, pero cada una por su lado, voltearon las cartas y fue en ese momento que la gitana confirmaba lo que estuvo a punto de decir cuando las vio entrar. Casi se levantó para tocar el rostro de la morena y comprobar si todo era real, pero se mantuvo tranquila en su lugar y luego, por supuesto, se dispuso a hablar.

XX: Señorita Goodwin, señorita Calle ¿no les parece algo curioso? –Se quedaron calladas, Calle se abstenía de hacer comentarios desagradables sobre lo absurdo de la situación- Bueno, ambas escogieron esta carta, usted señorita Calle sacó una carta donde se aprecia a un hombre que trata de tocar a su otro igual a través de este muro, usted señorita Goodwin una mujer que trata de tocar a su otro yo a través de un muro. -Se mordía los labios porque tenía que elegir bien las palabras, no quería arruinar lo que había descubierto- Esto nos revela que de cierta forma existe otra versión de nosotros. -María José miró a Daniela con angustia, por supuesto que ella sabía que ella era la reencarnación de la campesina, pero no sabía que la gitana la observaba con pena. Era evidente, la mujer sabía que María José tenía conocimiento de otras cosas más profundas- Usted señorita Calle sacó la carta 10 de bastos, no es ahora, en un futuro muy cercano tendrá la perdida de algo muy importante, una separación que significara una carga a su corazón, le contaría más, pero –apretó los labios- las cosas deben ocurrir con naturalidad. –Cuando lo dijo le dio una significativa mirada a María José, la morena se dio cuenta que la gitana captó algo- Usted señorita Goodwin eligió 5 de copas que significa una desgracia, así como también un amor perdido. –La morena apretó sus manos con un nudo en su garganta- Pues bien, señorita Calle, como sé que no tiene la disponibilidad, ni la creencia sobre estas cosas, preferiría que se siente en la recepción de mi tienda y me dé unos minutos a solas con la señorita Goodwin.

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