Relatividad General

LXVI. Una no equivalencia física de diferentes direcciones

—Se habrá dado cuenta de lo apegado que está SeokJin a usted —dijo ChanYeol. —El profesorado está una generación por encima de él y en su mayoría son cerrados. Le gusta pasar tiempo con los estudiantes, pero hay una distinción necesaria. Pero en ti ha encontrado un amigo, alguien maduro pero lo suficientemente joven como para conectar con él. Al menos, eso es lo que deduzco por cómo habla de ti —Hizo una pausa. —Habla mucho de ti.

Taehyung se agarró al borde de la mesa. —Oh —murmuró.

—Supongo que has fomentado la amistad. Al menos, no pareces afectado negativamente por ella.

—No, no lo estoy —dijo él, aún más tranquilo.

—Quiero asegurarle —remarcó ChanYeol, con una expresión más severa aún, —que SeokJin es bastante íntimo con quienes considera amigos. Es una persona muy táctil, es difícil para él, estar atrapado aquí. Así que su proximidad a ti no refleja ningún tipo de intención oscura o insidiosa.

Taehyung se preguntaba cuándo el barco había dejado el puerto, porque estaba completamente perdido. 

—Sé que no lo hace.

—Pero sí significa que le agradas demasiado para mi comodidad.

No había nada que decir a eso.

ChanYeol finalmente tomó un sorbo de su café. Dejó la taza sobre la mesa y Dios, hablaba en serio, decía cada palabra. Hablaba en serio.

—SeokJin va donde su corazón le lleva. Sólo que no siempre presta atención a dónde va. Confía en que el viaje terminará bien. Pero lo he visto terminar en lugares que no quiero que esté, y este es uno de ellos. Te pido, Taehyung —y se inclinó hacia delante con urgencia —que no lo denuncies. Sé que eres inteligente, así que debes saber lo que siente él por ti. No se lo digas a nadie. Se puede resolver. Hablaré con él, me aseguraré de que sea consciente de que te está llevando a un terreno incómodo.

Había algo que se deslizaba en el cerebro de Taehyung. Estaba tan fuera de lugar que sintió que le pesaba un lado del cuerpo y que se iba a caer de la silla en cualquier momento. Oh, Dios mío, pensó. Cree que lo estoy aguantando. Él. Crees que...

—Discutí con él muchas horas, diciéndole que se dedicara a la investigación. No a la enseñanza. No tan temprano. Pero a él le encanta —decía ChanYeol. —No le quites eso.

Sacó unos cuantos billetes y una tarjetilla de su cartera, con las mejillas inusualmente sonrojadas. Taehyung se limitó a mirar mientras metía los billetes debajo de la esquina del dispensador de servilletas, y mientras la tarjetilla se deslizaba entre sus manos blancas en el borde de la mesa.

—Me gusta tu compañía —dijo ChanYeol. —Y si es usted la mitad de la persona inteligente que creo que es, será amable. SeokJin conoce las estrellas pero no se conoce a sí mismo.