Relatividad General

CXXIV. Un valor perfectamente definido de U

—¿Harás algo para el día de San Valentín?

Taehyung se asomó por encima del perchero, justo sobre la abultada gabardina negra con quemaduras de cigarrillo y, en contraste directo, de un jersey blanco de cachemira que debía de estar mal organizado en el barullo. Sintió que debía ser sincero.

—Realmente no lo sé. Te he comprado algo. Aunque normalmente no lo celebro. Quiero decir. Podría, si quisiera. Es sólo que, todo el comercialismo y el alboroto que se le da, cuando siento que si realmente, ya sabes, amas a alguien, no necesitas un día especial para demostrarlo...

—Eso no hace que merezca la pena, ¿eh? —SeokJin sacó una chaqueta deportiva de la refriega y la sostuvo ante la débil iluminación fluorescente —¿Qué te parece esto?

—Recuérdame por qué no podemos comprar algo en Target.

—El falso astronauta está hecho de papel maché y va a ser atado a un prototipo de cohete. Diez dólares a que se hace volar en pedazos. Veinte a que mi clase de Física Aplicada espera que lo haga. Quiero que sea bonito, pero no me voy a gastar un buen dinero en un cohete —Volvió a guardar la chaqueta y le dedicó a Taehyung una sonrisa torcida. —Entonces, ¿me has comprado algo?

Taehyung frunció los labios.

—Puedo devolverlo si es raro.

—¿Es un caramelo? Me gustan los dulces.

—¿El decano realmente te dio permiso para hacer esto del cohete?

—Sal conmigo para el gran día de San Valentín. Cenemos en el centro.

Había una pequeña etiqueta naranja que colgaba de una cuerda en el cuello de un abrigo de terciopelo. Taehyung tiró de ella y la retorció, sintiendo cómo el papel se arrugaba en su palma.

—Te gusta, ¿verdad? Los festejos y todo ese rollo cursi.

—Me gustas tú —dijo SeokJin, con tanta facilidad que a Taehyung le dieron ganas de darle un puñetazo y un beso al mismo tiempo. Ninguna de las dos respuestas estaba exenta de complicaciones, así que no hizo nada en absoluto.