XV. Formulación exacta del principio general de relatividad

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—No debí venir a pedir sus consejos.

—Deja de quejarte —dijo el Dr. Choi alegremente. Levantó al Sr. Kim entre ellos, girando la cabeza a un lado el tiempo suficiente para lanzarle un guiño a Taehyung. —Aprovecha este momento y róbale un apretón a su culo.

Taehyung le dirigió una mirada horrorizada.

En realidad, el problema no era eso. El camino desde las escaleras del departamento de literatura inglesa, a través del patio, por la cuadra hasta el complejo de apartamentos donde, según le aseguró el Dr. Choi, el Sr. Kim se alojaba hasta que pudiera encontrar un lugar permanente, no era precisamente un camino corto. Además, el Sr. Kim no era exactamente ligero. Incluso con su apoyo combinado, un brazo sobre el hombro del Dr. Choi y el otro sobre el de Taehyung, éste tuvo que rodear la cintura de su profesor para evitar que se resbalara hacia el pavimento.

Podía sentir la respiración del Sr. Kim cerca de su rostro. El movimiento de su caja torácica. La curva de su cadera.

Le preocupaba que el Dr. Choi hubiera planeado todo esto.

—Qué... —el Sr. Kim levantó la cabeza, sonando confuso y aturdido. No le hicieron caso, pues ya lo había hecho varias veces antes de desvanecerse de nuevo.—Esto no es... ahh, no me gusta el vino...

El Dr. Choi se burló.

—De verdad. Emborracharse delante de un alumno.

Taehyung frunció los labios.

—En serio. Animando a un profesor a emborracharse delante de un alumno.

—¡Eres tan adorable cuando eres posesivo!

En ese momento, el señor Kim enterró su cara en el cuello de Taehyung y éste olvidó por completo lo que iba a decir a lo que le habían dicho. O bueno, probablemente no le importaba.

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