VIII. Coordenadas de Gauss-Krüger

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—Entonces, ¿qué estudias?

Taehyung pensó que era obvio por su examen, pero se encogió de hombros.

—Literatura inglesa.

—¡No puede ser!— dijo el señor Kim, apoyando la mejilla en su mano. Le sonrió a Taehyung con el tipo de sonrisa destinada a un comercial de pasta dental —Me parece muy bien. Siempre fui muy malo en ese tipo de cosas. Aunque ahora me gustaría haber estudiado más sobre eso, porque probablemente me resultaría útil. Tal vez me cole a un par de clases de tu facultad. ¿Cuál es tu parte favorita de estudiar eso?

Taehyung volvió a encogerse de hombros, incapaz de encontrar una respuesta que no sonara extraña.

—Supongo que todo —fue todo lo que dijo.

—Sí, ¿verdad? —dijo entusiasmado el señor Kim. —Eso es lo que siento por la física.

Lo sé, pensó Taehyung. Iluminas la habitación cada vez que hablas del tema.

Sin embargo, optó por no expresarlo. En su lugar, sacudiendo nerviosamente una servilleta, se obligó a intentar entablar una conversación. Lo cual, claramente, no es su fuerte.

—¿Siempre te ha gustado? Me refiero, a la física.

—¿Qué? Oh, para nada. No hasta que tuve unos quince años, más o menos. Al principio, lo único en lo que pensaba era en comer —la camarera se acercó y puso tres platos de comida sobre la mesa; dos grasosas hamburguesas y papas fritas delante del señor Kim, que inmediatamente hizo ruidos vergonzosos y se metió una papa frita a la boca, y una con un sándwich de pollo y papas fritas para Taehyung. —Delicioso.

—Mm. —no estaba mal. Para ser comida frita.

Comieron en silencio durante unos treinta segundos antes de que el cerebro de Taehyung se diera cuenta de que la conversación que se había esforzado por iniciar ya había quedado en el olvido. Se esforzó por mantenerla.

—¿Qué querías ser cuando eras niño? —preguntó, metiéndose unas cuantas papas fritas en la boca. Masticó la grasa caliente y pensó que así era como probablemente sabían los labios del señor Kim ahora mismo.

El señor Kim tenía una expresión nostálgica.

—Ser un superhéroe.

Taehyung lo miró expectante.

—¿Qué? Todo el mundo quiere ser un héroe —insistió su profesor, empujando sus anteojos por el puente de la nariz. —Ya sabes, rescatar bebés de edificios en llamas, acabar con el calentamiento global, salvar a las ballenas...

—¿Las ballenas?

—Las ballenas —repitió el Sr. Kim con más seguridad de la que debería haberse permitido —Son casi tan impresionantes como el espacio exterior.

Taehyung se preguntó si alguien se había dado cuenta ya de que su brillante profesor era en realidad un tremendo friki. Se dio cuenta de que probablemente era el último en notar ese detalle. Eso es lo que hace la lujuria; te ciega. De todos modos, se encontró sonriendo.

—Yo mismo estoy un poco atrapado, como un país sin salida al mar. Sin espacio, sin océanos. Bastante aburrido, en realidad —hizo una pequeña pausa para beber de su bebida —La gente que puede escribir este tipo de cosas —y el Sr. Kim agitó el papel del examen para enfatizar —no están atrapados consigo mismos.

—No es que lo haya escrito yo —señaló Taehyung, apartando las cebollas de su sándwich de pollo con la mayor delicadeza posible. Cuando las dejó a un lado, el Sr. Kim alargó la mano y las pasó a su propio plato. —Son citas. Solo significa que tengo buena memoria. Usted podría hacerlo, si quisiera. Realmente cualquiera podría.

—Deja de ser tan modesto.

—No es ser modesto —protestó Taehyung débilmente, pero la atención del señor Kim ya había sido arrebatada por otra cosa. La forma en la que dio ese bocado a la hamburguesa fue un poco desconcertante (y aterradora). La siguiente vez que el Sr. Kim habló, fue sobre un programa de posgrado y sobre por qué el área 51 es la prueba viviente de la existencia de la vida en otros planetas.

Sin embargo, nunca llegaron a hablar del examen.

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