Relatividad General

XIV. Principio especial y general de la relatividad

—¿Tenías que seguir animándole? —gimió Taehyung.

Al enroscar el corcho en la botella de vino (la segunda botella de vino, ya que la primera se había vaciado por completo), el Dr. Choi le dirigió una mirada cómplice.

—Taehyung, si dejara las cosas en tus manos, jamás avanzarías.

El señor Kim, desplomado en su silla con la mejilla apoyada en la esquina del escritorio, roncaba.

Taehyung lo observaba roncar, analizando el rubor de sus mejillas y la forma en que se movían sus pestañas cuando dormía. Y algo atrapado en medio de una fantasía muy vívida e improbable que implicaba los labios enrojecidos por el vino del señor Kim envueltos en su polla.

Y mientras fantaseaba, se esforzaba por no parecer que lo estaba haciendo, aunque el doctor Choi probablemente lo supiera enseguida.

—Tiene poca tolerancia, ¿no?

—Nunca había tomado vino. Estoy completamente seguro.

Porque todavía es joven, pensó una parte de Taehyung. No es que sea mucho mayor que él, y él tampoco puede tolerar tan bien el alcohol. El señor Kim acaba de salir de la escuela de posgrado hace unos años, ¿verdad? De todas formas, sus padres se llevan muchos más años que la diferencia entre el señor Kim y Taehyung.

Mierda.

—Sabes —continuó el Dr. Choi, y sonó muy paternal —Creo que nunca te he visto desear algo antes. No de verdad. No así. Te sienta muy bien, no lo digo por fastidiar, en serio.

—¿Podemos no hablar de esto mientras él está aquí? —preguntó Taehyung débilmente. Luego, siguiendo rápidamente —No estoy enamorado de él. Ni siquiera lo conozco.

—¿No es esa la verdadera incógnita? ¿Te enamoras porque conoces a alguien, o llegas a conocer a alguien porque te enamoras? —El Dr. Choi le sonrió, travieso. —Y lo que es más importante en estos momentos, ¿quién va a llevar al desafortunado señor Kim a su casa?

El pobre señor Kim, descubrió rápidamente Taehyung, pesaba mucho más de lo que parecía.