Relatividad General

XC. Los cuerpos K en relación con la formulación de las leyes naturales

—¡Bien! —gritó el Sr. Kim por encima del estruendo, agitando ambos brazos en el aire. Tenía un portapapeles en una mano y un mapa doblado en la otra. El grupo de estudiantes, que bullía de charla, se silenció lo suficiente como para prestarle toda su atención durante un cuarto de minuto.

—Así que, voy a llevar a la mitad de ustedes en la mini van, y el resto va con Felix, ¿de acuerdo? Se ha portado muy bien y ha accedido a llevar su coche. Los que han visto su coche sabrán que él tiene estilo —guiñó el ojo hacia los demás.

Taehyung se quedó a un lado, observando al Sr. Kim con fingido desinterés. Era extraño volver a ser uno de los estudiantes, difícil, no tener al Sr. Kim para él solo. Pero se dedicó a estudiar a su profesor, a encontrar la palidez que le había quitado tanto color a sus mejillas y a sonreír. ¿Estaba realmente enfermo después de todo? Era imposible saberlo.

—Vamos a ir hacia el norte. Hay un campo en el que un señor ha tenido la amabilidad de permitirnos quedarnos mientras hacemos nuestros estudios iniciales —el Sr. Kim barajó los papeles de su portapapeles —Bien, así que tenemos ¿trece de ustedes? Y yo tengo la suerte de tener catorce. Parece que los telescopios se pueden dividir por igual entre todos nosotros, entonces. Ahora, cuando lleguemos allí, ¡nada de correr! Nada de beber. ¡No fumar! ¡Nada de hacer cosas de pandilleros! No, eh... no sé, pero si tienes que esconderlo de mí, no deberían hacerlo. ¿okay?

—Sí, todos nos sentimos de nuevo con quince años —dijo YeonJun.

El señor Kim sonrió y le dio una palmada en el hombro. —¡Muy bien! Sepárense, chicos.

Taehyung lo observó un poco más. Luego, girando sobre sus talones, se deslizó al paso detrás del pequeño rubio de la camiseta sin mangas brillante que tenía las llaves del coche. Namjoon lo siguió, y le pareció sentir ojos en su espalda, pero tal vez lo estaba imaginando.